Adriana Domínguez
© Adolfo Domínguez

«La moda es caprichosa, pero hay cosas que forman parte de lo eterno»

Es imposible hablar de la moda española sin hablar de Adolfo Domínguez, de la persona y de la marca. Después de que el modisto que abanderó la revolución de «la arruga es bella» dejara la aguja, hoy es su hija Adriana (Ourense, 1976) quien lidera y custodia el legado de la compañía textil gallega. La sinceridad y valentía de sus respuestas es un soplo de aire fresco que ejemplifica a la perfección el lifestyle consciente, el anhelo de mutación e innovación permanente sin abandonar la esencia que les hizo únicos: producción local, tejidos que perduren en el tiempo y saberes de los artesanos para conseguir una moda con alma capaz de ser, estar… y perdurar.


La pandemia llegó pocos meses después de que asumieras la presidencia de Adolfo Domínguez, momento en el que tu padre te traspasó definitivamente las riendas. ¿Cómo se gestiona el día a día de la compañía en un momento tan convulso?

Es importante mantener una doble vía de pensamiento. Una para la gestión de la inmediatez, fundamental para la supervivencia. Y al mismo tiempo, el margen mental suficiente para entender de qué forma está cambiando el entorno, qué conlleva y cómo nos podemos adaptar y florecer en él.

Antes ya habías sido nombrada consejera delegada en el año 2017. Ahora que se habla tanto de ello, ¿qué supuso para ti ponerte al frente de una empresa familiar, de una de las marcas pioneras de la moda en España? ¿Cuál fue el proceso de preparación hasta llegar a ello?

Nuestra sucesión no fue planificada. Responde a una necesidad de reflotar una empresa en un momento clave de su historia. Yo he dado un paso al frente en un momento difícil donde se precisaba un gran compromiso con el proyecto. Soy una persona idealista, amo profundamente esta marca, y por tanto desde el principio tuve la fe en el talento de nuestro equipo para realizar este trabajo.

Hace poco salieron unos nuevos indicadores del BME en materia de igualdad de género. Solo 30 compañías de las más de 120 cotizadas en España los cumplen, entre ellas, Adolfo Domínguez. ¿Hasta qué punto esa visión de la diversidad y la igualdad puede trasladarse a una colección de ropa?

Nosotros queremos diseñar colecciones que estén en diálogo con los cambios que hay en la sociedad. Hace unos años surgió el tema de la fluidez de género, que por supuesto es una reflexión a tener en cuenta en la ropa y sus volúmenes. Implica que las mujeres tienen una apetencia hacia volúmenes considerados tradicionalmente masculinos y que los hombres tienen apetencia por volúmenes vistos como femeninos. El concepto de la masculinidad y la feminidad en la vestimenta no es algo fijo. En la corte de Luis XIV, los lazos, los tacones y las transparencias eran elementos enormemente masculinos.

«Estaremos con la artesanía, esté o no de moda»

La moda es uno de los sectores claves en la lucha climática, pues se calcula que es el responsable de más de un diez por ciento de las emisiones a nivel global. ¿Cuáles consideras que son los principales retos del sector para transformarse y ser verde de verdad? Y, como consumidora y ciudadana, ¿qué acciones verdaderamente transformadoras son las que más echas de menos?

Antes de la pandemia, asistimos a unas conferencias sobre sostenibilidad en Copenhague y los expertos coinciden: lo más pionero para la sostenibilidad en moda es reducir el consumo. Esa es la verdadera conversación. La moda de lujo y la premium, que es donde nos situamos nosotros, están en un lugar especial para hacer exactamente eso: cuidar las calidades, acabados y diseños con la intención de que las cosas duren en tu armario. Personalmente, creo mucho en el poder de la sociedad civil. Creo que los colectivos pueden presionar para que cambien las normas. Nuestras elecciones individuales sobre qué marcas consumimos, sean de ropa o de cualquier otra cosa, deciden qué empresas sobreviven y cuáles no. Nuestro consumo es puro activismo. Estaría muy bien, por ejemplo, que en el código de barras se le indicará al consumidor de alguna forma visible a qué tipo de empresa le está comprando. Ser conscientes de nuestro impacto. Y ese cambio necesita legislación.

Ante esa realidad de los recursos finitos, Adolfo Domínguez apuesta por las prendas que no pasen de moda frente a la inercia voraz del consumo desmedido. ¿Cómo habéis conectado con esos compradores que se replantean no solo sus propios hábitos, sino la sostenibilidad del sistema?

Hay veces que las cosas surgen porque el propio sistema se cansa de sí mismo y te lo pone en bandeja. Ya hay personas que se decepcionan al ver que una prenda que les gusta se degrada rápidamente. Si compras un jersey, con el que te encariñas, de una marca que planifica para que se quede obsoleto en un año, no vas a poder desarrollar esa relación de afecto con la prenda. Últimamente estoy viendo gente en Instagram que rescata ropa de hace décadas. Estamos encontrándole el valor a la recuperación de prendas y estrenarlas como algo nuevo.

Adriana Domínguez
© Adolfo Domínguez

Una de vuestras últimas campañas que hablaba precisamente de eso, Sé más viejo, ha sido muy aplaudida y premiada pidiendo a los clientes que compren menos pero que compren mejor. Una campaña valiente. ¿Qué es para ti una marca valiente, que rompe lo establecido?

Para mí una marca valiente es Ecoalf. Quiere un tejido, pero no lo encuentra. Se asocia con pescadores para sacar plástico de los mares y transformarlo en fibra. O Jeanologia, una empresa valenciana que lleva 20 años apostando por procesos que no polucionan en una industria que sí lo hace. Valiente también es Knitbrary, creada por una diseñadora que estuvo con nosotros hace tiempo y que ahora decide apostar por fibras de altísima calidad para confeccionar punto y tener una historia de amor absoluto con los jerséis.

Hace apenas unos meses, anunciabais que vuestros diseñadores se formarán en el uso de telares artesanales para crear tejidos a partir de fibras naturales, como el lino y la lana, de la mano de los especialistas ourensanos para introducir las prácticas tradicionales gallegas en las colecciones de la firma. ¿Puede la tradición, la sabiduría ancestral, ser al mismo tiempo un factor de innovación para el mundo de la moda?

La moda y la vida te enseñan que todo va y viene. La moda es caprichosa, pero hay cosas que forman parte de lo eterno. Los clásicos de la pintura, la poesía o el cine transcienden en el tiempo. Creo que lo artesano y lo natural están en ese ámbito. Y hay empresas, como la nuestra, que tenemos tendencia a ser más leales a esa transcendencia. Estaremos con la artesanía, esté o no de moda.

«Nuestro consumo es puro activismo»

En una de tus intervenciones recientes, hablabas precisamente de cómo la empresa familiar representa el valor de la paciencia. En un mundo que avanza cada vez más rápido, ¿cómo crees que esa visión a largo plazo ayuda a reforzar el alma de una marca?

La visión a medio plazo no es solo importante para el alma, es importante para las cuentas. En un mundo lleno de productos y servicios comoditizados, la autenticidad y la verdad importan. Que el cliente crea que lo que le estás contando es real es importante. Es necesario entender en qué sociedad estás y hacia dónde evoluciona para poder dar soluciones a vidas cambiantes. En nuestro caso, al principio apostábamos por la omnicanalidad clásica, el uso del online para complementar la experiencia en tienda. Y después construimos sobre eso. Ahora empleamos el online para dar un servicio distinto con el proyecto algoritmo, ADN. Tú no eliges las prendas, lo hacemos nosotros ayudados por inteligencia artificial y un personal shopper.

La moda no es solo aquello que está en una pasarela o en una revista de tendencias, sino algo que nos acompaña cada día y que viste nuestra pro- pia identidad. ¿Cómo puede reflejar no solo lo que somos, sino aquello que anhelamos ser?

Las primeras impresiones y el prejuicio existen. Como decía Adolfo, la ropa es importante porque es nuestra segunda piel. Nos vestimos para que nos quieran. Tenemos que presentar ante el mundo una imagen congruente de nosotros mismos, y para eso necesitas encontrar un lenguaje que conecte contigo y con lo que quieres ser.

Adriana Domínguez
© Adolfo Domínguez

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