Ilustración: Carlota Bravo

Anatomía de un ‘flash’: La moda eterna de los aeropuertos

En los aeropuertos conviven la sencillez del madrugón, el vaquero, el pelo despeinado y la humanidad de una moda eterna que se aleja de lo aspiracional para tender la mano al más común de los mortales.


Los aeropuertos, esa sala de pasos perdidos en la era moderna, además de ser el lugar de tránsito por excelencia, son una pasarela de la normalidad. Mochilas, capas de ropa, gafas de sol, el periódico y el café, a cuestas con la maleta y la expresión de estar perdidos… todos somos iguales (o casi) en la terminal de algún aeropuerto. Las celebrities aparecen maleta en mano, envueltas en un abrigo y con el pelo despeinado, el madrugón no perdona a nadie.

Podríamos pensar que esta aparente falta de glamour sepultada bajo el estruendoso flash de un paparazzi no llamaría la atención a nadie. Pues bien, el interés que reciben estos instantes de estilo humanizado es apabullante. Desde Vogue, pasando por Hello! hasta The Cut, todas las revistas de Lifestyle han pasado lista a este fenómeno que surgió en los noventa y que no deja de obsesionarnos. El estilo en el aeropuerto es tangible, personal, permanente y antitendencia.

Hace dos años, Vogue entrevistaba a Cindy Crawford haciéndole revisar los looks que había llevado a lo largo de su carrera. En una de estas imágenes aparece ella, en la década de los noventa, precisamente, en el aeropuerto. Cuando ve la foto, esboza una sonrisa y explica: «esta soy yo sin ser muy chic, probablemente». En una mano lleva una bolsa de plástico de algún comercio y con la otra sujeta una botella de agua Evian contra su cuerpo. Viste unos vaqueros rectos y un cuello alto negro, abrigada con una chaqueta de cuero. «Siempre que estaba haciendo shootings mi ropa acababa tirada en un rincón, así que no tenía ropa especialmente lujosa. Esa chaqueta de cuero la llevaba todos los días». 

Las imágenes de Crawford en los aeropuertos, al igual que las de Kate Moss, Julia Roberts y Gwyneth Paltrow, han llenado las páginas de las revistas infinidad de veces. Incluso ahora, décadas más tarde, siguen siendo un icono de estilo inmutable. «Estas fotos me aparecen constantemente en Instagram y en Pinterest como inspiración de estilo. Es gracioso porque nadie había estilizado eso, es lo que cogí del armario aquella mañana», cuenta la modelo en su entrevista con Vogue.

Una filosofía antitendencia

En una breve búsqueda en internet podemos verla en decenas de fotografías, en muchas de ellas con la misma chaqueta, el mismo bolso… En estas imágenes míticas en aeropuertos se hace partícipe la comodidad, el estilo personal de mujeres que vivían entre sets y flashes, más en papel couché que en lo tangible. 

Los años 90 son uno de los mayores exponentes del estilo eterno de los aeropuertos, del abandono de lo aspiracional por la elegancia intangible
Las celebrities de los 90 ejemplifican lo intangible y eterno de la moda de aeropuertos

El furor es real. Decenas de fotos poblaron los medios y ahora las redes con fotos de celebridades en los pasillos de un aeropuerto. Gwyneth Paltrow y Ben Affleck, Kate Moss, Brad Pitt, Liv Tyler y Joaquin Phoenix… Todos van a alguna parte del mundo en esas fotos, van cargados con enormes bolsas y llevan las manos llenas de periódicos, libros, revistas. Kate Moss aparece con una camiseta blanca y unos vaqueros, con el bolso abierto, el pelo despeinado y el abrigo en la mano, casi arrastrándolo por el suelo. Todos están de paso. En movimiento.

Su repentina humanidad nos conmueve, y ese estilo desenfadado y natural resuena porque es eterno. Jerséis de cuello, vaqueros y zapatillas, un bolso cómodo… El estilo de aeropuerto no habla de tendencia y casi podríamos decir que el armario cápsula se define allí. Su forma de vestir nos habla de consciencia, de staple pieces, de básicos con carácter. 

Dieter Rams decía que un buen diseño es «duradero, discreto, y honesto». También hablaba de que la mínima expresión conforma ese buen diseño. Estas fotos son lo que perdura de la moda cuando dan las seis y sales del trabajo. Cada instantánea habla, en el fondo, de la honestidad de las personas que existían detrás de las portadas. De su forma de afrontar la moda de verdad, en el día a día.  Una moda que da la cara y que, en definitiva, muestra con franqueza su esqueleto, los andamios, lo que importa.

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