«Dedícate a lo que te gusta y no volverás a trabajar un solo día de tu vida». Todos hemos oído, con esas palabras o con algunas parecidas, esa frase atribuida a Confucio. Probablemente nos hayamos acordado de ella –y no para bien– uno de esos días eternos cuando las reuniones no paran, o en ese metro atestado a primera hora de la mañana. No sabemos si el sabio tenía razón, pero sí sabemos que trabajar en un entorno con buen rollo hace que esas ocho horas pasen más rápido. Y el sentido del humor tiene mucho que ver en ello.
«La seriedad no requiere solemnidad y el humor ofrece importantes beneficios para cualquier organización y su equipo humano», opinan en la consultora Humor Positivo. Desde su organización han intentado implantar en España el Día de la diversión en el trabajo –que se celebra el 1 de abril y que los anglosajones denominan Fun at work day–, aún bastante desconocida en España. ¿El objetivo? Convencer a las organizaciones de que mantener un buen ambiente hace que sus plantillas tengan menos estrés y sean más creativas y felices.
Las actividades programadas –esos conocidos y a veces temidos team buildings– ayudan a estrechar lazos en el ambiente laboral, pero también lo hacen las acciones diarias para cultivar el buen humor y rebajar las tensiones como, por ejemplo, fomentar el altruismo entre los empleados. Más allá del sueldo y las buenas condiciones laborales, en el contexto de Gran Renuncia en el que las prioridades vitales se han reordenado, tener un trabajo con un ambiente agradable es cada vez más una condición sine qua non.
Un ejemplo práctico puesto en marcha por la Consultora Créetelo –que lleva más de una década trabajando bajo la máxima de que el buen humor es un activo fundamental a nivel empresarial– el proyecto TOMacción. En él, combinan teatro, oratoria y música para intentar dinamizar las sesiones de formación dentro de las organizaciones, sin presión por participar pero intentando hacer de la actividad una forma de cohesionar el grupo.
En resumen, no se trata de convertir la oficina en la sede de Dunder Mifflin como en la serie The Office, sino de hacer el entorno laboral más amable.Puedes leer más en profundidad en este artículo de Jorge García Palomo en Yorokobu.