Ciudades humanas, ciudades de quince minutos, ciudades compactas, ciudades dispersas, ciudades perfectas… La ciudad es uno de los temas favoritos de sus habitantes y uno de los grandes retos a gestionar durante las próximas décadas y siglos. Nos jugamos mucho en ello: la ONU calcula que, antes de 2050, más del 70% de la población mundial vivirá en ellas y, de hecho, tienen incluso un ODS propio, el 11, dedicado por entero a las ciudades y comunidades sostenibles.
La pregunta de cómo es la ciudad perfecta tiene casi tantas respuestas como personas a las que se le realice esa cuestión, pero existen algunas notas comunes. Echar la vista atrás también puede ser una buena manera de tomar perspectiva histórica: los humanos no somos iguales ahora que en el Renacimiento o en plena Revolución Industrial, y nuestras ciudades tampoco lo son, ni deben serlo.
La ciudad debe, eso sí, dar solución a grandes problemas como la contaminación –que causa miles de muertes cada año–, la masificación urbana, el encarecimiento de la vivienda o la desigualdad. Al mismo tiempo, imaginar la ciudad perfecta también deja espacio para plantear espacios más amables y menos hostiles con quienes la recorren a pie o en bici, lugares donde hacer vida en común y ser, en definitiva, hogar de personas con mejor calidad de vida y más felices.
Si te preguntas a menudo cómo es esa ciudad perfecta, en este reportaje de Lisa Fernández Karlsson puedes encontrar algunas ideas más que interesantes.