sellos compra

¿Cómo hacer una compra saludable y sostenible sin hacerse un lío?

Etiqueta Ecológica Europea, FSC, MSC… Existen cientos de distintivos para ayudarnos a hacer una compra que respete al planeta y nos empuje a llevar una vida sana. Es precisamente esa gran cantidad de sellos y siglas la que a veces nos abruma y terminamos sin saber a qué atender cuando leemos la etiqueta. Para que bajar al super no sea un rompecabezas, aquí tienes una pequeña guía.


Cada vez es más común ir al super y ver cómo las personas leen los envases de los productos con detenimiento, como si se tratase de una novela. Incluso preguntan a los dependientes, o escanean los códigos de barras con sus móviles en busca de respuestas. ¿Qué es más nutritivo? ¿Qué significa esa ristra de letras y números? ¿Cuál es la huella medioambiental de este envase? Detrás de todas esas preguntas, una respuesta: el cuidado del planeta, de nuestra salud y de la sociedad se está convirtiendo poco a poco en uno de los atributos más importantes a la hora de realizar la compra.

Esta afirmación la comparte Eztizen Gregorio, Public Affairs and Media Relations de la OCU. «Todos los estudios y encuestas apuntan a esa mayor conciencia por parte de las personas sobre el impacto de su consumo, pero también a su disposición a pagar un poco más por los que son más sostenibles, así que es el momento de aprovecharlo para hacer realidad el cambio», confirma.

Uno de esos estudios es el que realiza periódicamente Marcas Con Valores. En su IV edición, corroboró que la mayor parte de la ciudadanía busca productos más sostenibles a nivel social y medioambiental y está dispuestos a cambiar de tienda en su búsqueda y a pagar más por aquellos que les acercan al estilo de vida más consciente al que aspiran. Además, ese nuevo perfil de consumidor se siente más feliz y durante más tiempo cuando compra con conciencia.

¿Por qué cuesta tanto elegir el producto adecuado?

Etiqueta Ecológica Europea (Ecolabel), Hoja Verde Europea, etiquetas regionales de agricultura ecológica, Denominación de Origen Protegida, etiqueta BIO, pesca sostenible certificada (MSC o ASC), Comercio Justo (Fairtrade), madera y papel sostenible (FSC, Rain Forest Alliance Certifiqued o PEFC), auditores externos (AENOR, SGS o Berau Veritas)… y la lista sigue y sigue.

Hay tal variedad de productos y tal cantidad de sellos y certificaciones que es imposible no sentirse confundido ante la estantería. A ese maremágnum se le suma la falta de información en cuanto a qué alude cada uno, ya que la mayoría son puestos en circulación sin una campaña de comunicación previa.

«El mercado está saturado de etiquetas. Por ello, hay que fijarse en aquellas certificaciones que nos sean reconocidas y estén avaladas y auditadas por organismos independientes a la marca que fabrica el producto», comenta Gregorio. Y añade: «Debemos evitar alegaciones que sean vagas, parciales o exageradas. Es decir, huye del típico eslogan tipo ‘el más sostenible del mercado’ o ‘100% natural’».

Qué nos cuenta cada sello

Con la intención de facilitar el consumo responsable y sostenible, distintas organizaciones emiten sellos y certificaciones según las características del producto que estemos comprando. Así, podemos encontrar distintivos que hacen alusión al origen del producto, su composición o producción y otros criterios de sostenibilidad, por ejemplo.

En este sentido, encontrarás referencias al origen del producto, su tipo de composición o producción y otros criterios de sostenibilidad, entre otros aspectos.

Estos son algunos de los más conocidos.

  • Etiqueta Ecológica Europea (Ecolabel): emitida por la U.E y otorgada por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente de España, está representada gráficamente con forma de flor y coronada con la letra e. Este sello hace referencia al cumplimiento de determinados criterios de sostenibilidad ambiental durante el proceso de fabricación, uso, comercialización o finalización de la vida útil del producto.
  • Etiquetas Regionales de Agricultura Ecológica y BIO: emitidas también por la UE y otorgadas por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente de España, estas etiquetas facilitan que identifiquemos aquellos alimentos que no han usado en su producción pesticidas, fertilizantes y otras sustancias similares. Además, este sello sirve a los agricultores para comercializar sus mercancías ecológicas en todos los países de la Unión Europea. Gráficamente, está representada por una hoja con estrellas.
  • Denominación de Origen Protegida (DOP): este sello hace referencia a una serie de requisitos superiores (origen, calidad y producción) que cumple territorio o región en particular. Su dibujo consiste en un círculo con un campo de cultivo en su interior, similar al de otro sello como el de la Indicación Geográfica Protegida (IGP). En España, hay más de doscientas DOP de distintos productos agroalimentarios, como el vino o el queso.
  • MSC y ASC-Pesca Sostenible Certificada: ambos sellos están emitidos por organismos privado independientes, Marine Stewardship Council en el caso del primero y Aquaculture Stewardship Council en el caso del segundo. Ambos sirven para identificar que el pescado que compramos ha sido capturado bajo criterios de sostenibilidad, de forma que se preserven los mares y la regeneración de las especies, evitando la pesca ilegal y destructiva y la sobreexplotación de los mares. Las siglas y el dibujo de un pez ayudarán a que los reconozcas.
  • Welfair Bienestar Animal: emitido por entidades certificadores independientes, este sello sirve para demostrar las buenas prácticas de bienestar animal, sanidad, bioseguridad, manejo de los animales y trazabilidad en toda la cadena de valor de productos cárnicos y derivados. Una W junto con la frase Welfair Bienestar Animal da forma al sello.
  • FSC, PEFC y Rainforest Alliance: también emitidos por organizaciones independientes, se encargan de garantizar que el papel utilizado proviene de bosques sostenibles. El primero está representado por un árbol, el segundo por dos y el tercero por una rana.

Por otro lado, y sin ser un sello de calidad o sostenibilidad, encontrarnos el índice Nutriscore, que facilita una información nutricional más clara y permite comparar productos de la misma categoría. Valora tanto los aportes de componentes que se consideran nutricionales positivos –contenido en frutas, frutos secos y verduras, fibras, proteínas y aceite de oliva, colza o nuez– como los negativos –calorías, grasas saturadas, azúcares y sal– por 100 g o ml de producto. En la misma línea, y atendiendo a criterios sociales, encontramos el sello Fairtrade o de comercio justo, otorgado por una entidad independiente, que significa que los productores y empresas comercializadores han cumplido con los criterios sociales, económicos y ambientales de Fairtrade.

Existen diferentes entidades de gran prestigio como AENOR, SGS o Bureau Veritas, que se encargan de certificar el cumplimiento de los comentados sellos. Además, sirven como organismo auditor externo para los sistemas de gestión y producción de las actividades de las empresas en función de las normas de la Unión Europea, por lo que también garantizan la fiabilidad de los productos que compres.

Además, si eres de esas personas apasionadas de los gadgets, también existen aplicaciones como como MyRealFood, Yuka o El Coco, quepermiten comparar productos según sus valores nutricionales y efectos sobre la salud escaneando su código de barras. Otra app interesante es Noodle, que te sugiere recetas saludables con lo que tengas en la nevera.

No hay mejor certificado que la sensatez

Al final, como en otros tantos aspectos de la vida, el sentido común termina por ser el gran prescriptor a la hora de llenar el carro de la compra. El consumo moderno nos ha desconectado de los hábitos tradicionales de consumo y ha fomentado que compremos más por el packaging que por lo que realmente contiene.

En un momento en el que la globalización ha permitido que consumamos cualquier alimento o producto en cualquier fecha del año –algo inimaginable hace apenas un siglo y que tiene un elevado precio para la salud del planeta–, apostar por productos locales y temporada es algo que no necesita de un sello para certificar que es una opción más sostenible que comprar frutas que viajen miles de kilómetros en avión.

Al mismo tiempo, huir de los productos sobreenvasados y apostar por el granel –que, además de permitirnos reutilizar envases y reducir el desperdicio alimentario tiene tiendas tan bonitas como Casa Ruiz o Veritas para practicarlo– nos sirve para minimizar el consumo de plástico.

Reducir los ultraprocesados y los productos de origen animal en nuestra dieta, elegir aquellos que procedan de ganadería extensiva cuando lo hagamos, incluir más productos frescos…  Además de fijarnos en los sellos, tomar decisiones más conscientes es también crucial para que nuestra cesta de la compra sea saludable, consciente, respetuosa… e, incluso, más feliz.

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