La localidad malagueña de Genalguacil es un pueblo marcado por el arte: en sus calles, se confunden las obras con el costumbrismo de la vida que pasa. La forma más cómoda para acercarte allí es ir en coche y, en términos medioambientales, lo mejor es hacerlo en un coche eléctrico. Esa opción puede ser, además, una oportunidad para hacer turismo por algunas localidades con encanto que quedan en el camino: de la mano de ALD Automotive | Lease Plan, te proponemos una ruta para que cargues tu batería mientras tu vehículo carga la suya.
Si ya era maravilloso viajar hasta Mallorca sin necesidad de coger el barco o el avión, no te quiero contar lo que es llegar a Genalguacil sin tener que parar a repostar en una gasolinera. Porque, aunque en la canción de Los Mismos la propuesta pasaba por caminar, la bicicleta o el autoestop, la nuestra pasa por un coche eléctrico que, además de acercarte hasta el único pueblo museo de España, te permitirá hacerlo cómodamente y sin emisiones.
Además de parar para descansar –que es importante para mantener la seguridad al volante–, si viajas en coche eléctrico seguramente tendrás que hacer una pausa en tu camino para llenar la batería. Entonces, ¿por qué no utilizar esas pausas para conocer sitios en los que, de otra forma, no habrías reparado?
Nuestro país tiene rincones, grandes y pequeños, maravillosos y llenos de arte, cultura y buena gastronomía. Además, por suerte, también tiene más puntos de recarga para los coches eléctricos: según las últimas estimaciones, ya hay más de 20.000 surtidores de energía limpia. Esa media hora que tardas en cargar la batería de tu coche te da la oportunidad de pasear, vivir sin prisa y disfrutar de esas localidades maravillosas que salpican nuestro mapa.
De la mano de ALD Automotive | Lease Plan, la mejor opción de renting si quieres probar cómo es eso de pasarte al coche eléctrico, te traemos algunas sugerencias si quieres acercarte hasta Genalguacil desde distintos puntos de España (y aprovechar para hacer un poquito de turismo por el camino).
Si vas desde Madrid

No es el clásico problema matemático de «si un tren sale de Madrid a las nueve de la mañana a 200 km/h…», pero teniendo en cuenta que entre la capital y este pueblo malagueño hay casi 600 km, probablemente tengas que parar a recargar tu coche un par de veces por el camino.
Aunque nuestra intención era recomendarte hacer una pausa en Guarromán, porque tiene muchas cosas más allá de un nombre curioso, te vamos a hacer parar un poco antes, en Valdepeñas, para que no tengas que empujar el coche hasta la electrolinera. Muy famoso por sus bodegas, que se miran pero no se tocan si vas al volante –recuerda el emblemático anuncio: si bebes, no conduzcas–, Valdepeñas tiene un casco histórico acogedor para recorrer mientras tu coche se recarga. En la Plaza de España, unos soportales del siglo XVIII aguantan unas casas decoradas con tonos azules muy particulares que rodean la Iglesia de la Asunción, declarada Bien de Interés Cultural y construida en el siglo XV sobre los restos de un asentamiento musulmán. Para verla en todo su esplendor, y sin pasar ni frío ni calor, puedes recargar energía en Venta del Comendador, donde dicen hacer las mejores migas de, al menos, todo Ciudad Real.

Dos horas después, como es recomendable, otra parada y otro paseo. Esta vez en Écija, que no todo el año es la sartén de España. Para empezar, puedes ver el balcón más largo de España, en el Palacio de Peñaflor. Pero si lo que te gusta es la historia, Écija tuvo hace poco un encuentro con la suya de una forma totalmente casual: haciendo unas obras en su Plaza de España, descubrieron más de 5.000 enterramientos islámicos y los restos de lo que fue Astigi, una importante ciudad romana que se encontraba en el camino de la Via Augusta. Las obras se pararon y se reconfiguraron porque ahora, en la misma plaza, se puede visitar el estanque romano, los restos de un antiguo templo. Además, en su museo municipal, por si te pilla con la caló del verano, se han recuperado y restaurado esculturas con el mismo valor histórico de las que encontraron en Pompeya. Pero no te líes, que tienes que llegar a Genalguacil.
Si vas desde Zaragoza

Desde Zaragoza a Genalguacil hay nada más y nada menos que 900 kilómetros. Un buen paseo, sí, pero con tantos puntos intermedios que descubrir… ¡quién no querría hacer ese tour! La capital maña acogió estos días el ALD Ecomotion Tour, que se celebró por primera vez fuera de Madrid y en el que se habló –y mucho– de movilidad sostenible. ¿Por qué no ponerlo en práctica para ir a este pequeño pueblo de Málaga y demostrar que, cuando se habla de moverse en coche eléctrico, las distancias ya no importan?
Entre los lugares que visitar en la ruta se encuentra Sigüenza. Candidatos a Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la localidad guadalajareña tiene un conjunto histórico artístico que da para mucho más que la media hora que tarda tu coche en recargarse. En el centro medieval, no puedes perderte la catedral de Santa María, con inicio de construcción en el siglo XII y que fue en su momento lugar de culto y edificio defensivo, como demuestran sus torres, más parecidas a las de una muralla. En su interior, la tumba de Martín Vázquez de Arce, más conocido como El Doncel, una de las esculturas góticas más bellas de España.

Sin abandonar Castilla-La Mancha, otro lugar ideal para hacer una –larga– pausa es Consuegra. Sin duda alguna, seguro que has visto fotos de esta localidad en alguna parte, casi siempre relacionados con la mayor obra maestra de la literatura española: Don Quijote de la Mancha. ¿Por qué? Pues porque en la localidad consaburense tienen uno de los conjuntos molineros más grandes y mejor conservados de España. Se construyeron en alto, en el cerro Calderico, para aprovecharse de los vientos, un ingenio industrial que crearon los árabes ante la falta de agua en La Mancha. Hoy se pueden visitar y, si llegas al atardecer, ver una de las mejores puestas de sol de toda la Comunidad.

Otra opción, si prefieres un lugar más grande, es Córdoba. ¿Qué decir de ella? Capital de un imperio, pero «lejana y sola» como escribió Lorca. Opacada un poco por sus vecinas Sevilla y Granada, la antigua capital del Califato Omeya es una ciudad marcada por su historia, como dicen dos de sus monumentos más importantes, separados por solo cien metros: la mezquita y el puente romano. Ambos enmarcados en el barrio judío, cada esquina de Córdoba respira multiculturalidad y el peso de siglos de influencias gastronómicas, idiomáticas y culturales.
Si vas desde Valencia

Este recorrido conecta la costa levantina, pasando por la huerta de España, para llegar a la serranía de Ronda. En la ruta vas a encontrar vestigios históricos, versos, naturaleza y mucha diversidad cultural.
Proponemos que pares, en primer lugar, en Orihuela. Esta localidad alicantina, fronteriza con Murcia, fue durante un tiempo la capital del Reino de Valencia. De aquella época gloriosa todavía quedan muchos vestigios que nos hablan de un esplendoroso pasado, como la Catedral del Salvador, que esconde entre sus muros un espacio de paz en forma de claustro. Pero si por algo es famosa Orihuela es por allí nació el famoso poeta Miguel Hernández. Todavía hoy se puede visitar su casa, convertida en un museo, y leer en sus paredes los versos de su poema más famoso, Las nanas de la cebolla.

Si te gusta la poesía, pero también la buena mesa, puedes seguir avanzando hasta Guadix: mientras tu coche recarga su batería en la electrolinera, tú puedes llenar el estómago probando las típicas gachas, el conejo al ajillo o las migas. Luego, para bajar la comida, puedes darte una vuelta, porque Guadix es una ciudad que invita al paseo. Tanto que, ya desde la época de los romanos, cada uno de sus rincones sirvió a sus pobladores para construir un teatro, palacios con patios típicos andaluces, alcazabas árabes con vistas al Mulhacén y más de 2.000 cuevas que a día de hoy siguen habitadas y que forman uno de los barrios más poblados de la localidad.
Ya estás cerca de tu destino. Genalguacil, sus calles y sus vecinos te esperan para disfrutar del arte y de la vida. Si es que no son la misma cosa.