La intersección entre publicidad y gastronomía es un espacio rico en creatividad, innovación y mucha, mucha pasión. Bien lo saben la creadora de contenido gastro y cocinera Verónica Gómez y el director creativo Pablo Madrid, que comparten amistad, ideas y proyectos en los que demuestran que la chispa creativa también está en el paladar.
Cuando Verónica Gómez preparaba las pruebas de la décima edición de MasterChef, de la que acabaría saliendo como subcampeona, ya había decidido dejar El Ruso de Rocky, la agencia de publicidad en la que trabajaba. De hecho, estaba cociendo un proyecto con su amigo y exjefe Pablo Madrid, que por entonces era el director creativo de la agencia, en el que exploraban el vínculo entre cocina y creatividad.
El enfoque publicitario les empujó por aquel entonces a mirar las recetas más allá de la comida. «Durante la pandemia empezamos a hablar de todo lo que se puede hacer alrededor de la cocina: los eventos, el etiquetado, las tiendas… siempre desde la inquietud de explorar todos esos conceptos y llevarlos también a lo visual», nos cuenta Pablo Madrid, que nos recibe donde crea sus vídeos y donde pasa todo: en su cocina.

Desde entonces, no han parado de pensar cosas para poder hacer juntos. Él –hoy Director Creativo Ejecutivo de Burns– estuvo al cargo de la imagen de COL, la tienda de productos de cocina y diseño que Verónica puso en marcha invirtiendo todos sus ahorros para inspirar un estilo de vida saludable, pausado y, sobre todo, divertido. Tazas, salsas, delantales o bolsas de la compra, todo hecho desde cero con mimo y buen gusto tras muchas horas de darle vueltas. «Las herramientas que me ha dado mi trabajo en publicidad influyen mucho en mi manera de cocinar. Verlo como un proceso creativo te permite salir de la caja y jugar con las propiedades de los ingredientes, improvisar y divertirte creando platos», explica Verónica.
Una dupla gastronómica
Quedar semifinalista de la décima edición del programa le permitió estudiar en el Basque Culinary Center y la convenció aún más de cambiar de rumbo y dedicar su tiempo a la cocina. Hoy, cuenta, sigue formándose y poniendo toda su energía en crear contenido gastro para Instagram –donde ha creado una comunidad que supera el medio millón de personas– y en su trabajo como chef privado para diferentes eventos.
Mientras ella dice que no se plantea volver a la publi, Pablo dice que no la dejará nunca. Para él, la cocina es un hobby, pero la cuenta que empezó como un entretenimiento pandémico ya roza los 100.000 seguidores y despierta el interés de las marcas. En ella, además de compartir con humor y naturalidad recetas más o menos sencillas, reivindica la necesidad de salir del piloto automático y la vorágine de comer cualquier cosa. Un ejemplo de ello es la serie de contenidos ‘Un tupper digno’, con los que cada semana prepara platos para dar ideas de qué llevarse a la oficina. «Hay pocas cosas más importantes para la salud que comer y ser más conscientes de lo que nos tomamos en nuestro día a día. Un pequeño gesto como seleccionar mejor los ingredientes, ir al mercado o a la frutería de tu barrio y preguntar al frutero qué hay de temporada, tiene un efecto expansivo, mejora muchas más cosas de las que parece», subraya.

Además de haber trabajado juntos en la agencia e incluso montar un pequeño restaurante popup durante un par de días en All Those Market –un festival de cocina artesana que se celebra en Matadero–, la dupla creativa que forman está inmersa ahora en un nuevo proyecto: el primer libro de recetas de Verónica. Juntos están trabajando en la parte estética, pero también en el fondo, en la esencia, en cómo compartir y trasladar a los lectores la libertad de ver esas recetas como procesos creativos. ¿La idea? Que, partiendo de lo visual y creativo, se pueda contar la parte gastronómica. «Mi cocina es así, no sabría hacerlo de otra forma. Para mí, todo es importante a la hora de crear un plato y, aunque la base siempre es el sabor, la estética va a hacer que lo recibas de otra forma, da igual que te llegue a la mesa o lo estés preparando tú. Así lo vas a disfrutar mucho más», explica la chef.
Cocinar, crear, cuidar
Para materializar tanto un brief creativo como una receta, tienes que adaptarte a unos límites impuestos por el cliente y ajustarte a un tiempo y presupuesto determinado. Al final, según cuenta Pablo, el proceso tiene muchas similitudes. «Siempre tienes que estar manejando esos tres hilos. Muchas veces abro la nevera y digo: ‘Vale, me apetece esto, pero me falta esto otro y son las dos’. Ahí tienes que jugar con las variables: esto mejor no lo hago o le doy una vuelta de otra manera, no tengo nata pero tengo yogur… Tener esa estructura creativa para, dentro de los límites, intentar hacerlo mejor, es muy útil».
También lo es a la hora de llegar a un público que les sigue por ofrecer un contenido muy cuidado a todos los niveles, tanto en estética como en ética. «Cuando enfoco un servicio de catering intento tomar decisiones que sean lo más conscientes posibles, para satisfacer las peticiones del cliente pero para que también estén dentro de mis límites. Por ejemplo, intento elegir bien el producto y generar una relación agradable con los proveedores. En mis redes pretendo transmitir, además, la importancia de no ser demasiado exigente con uno mismo: tienes que hacer lo que lo que puedas con lo que tienes, en la cocina y fuera de ella, y buscar la perfección te lleva a lo contrario. Siempre es mejor hecho que perfecto», concluye Verónica.

Existen pocas cosas con más poder de cambiar nuestro día a día que la cocina en todas sus dimensiones: la manera en la que nos acercamos a ella impacta en nuestras vidas, nos hace más felices y nos da la oportunidad de conectarnos a nuestro entorno y a los demás. Seguiremos la pista de estas dos mentes creativas unidas por la comida y la belleza en su próximo proyecto, que seguro que nos invita a explorar el arte de crear: ya sea en la cocina o en la agencia, la inspiración está servida.