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Del qanat al laboratorio: los (nuevos) retos de la gestión del agua

Desde las antiguas obras de ingeniería persas hasta los avanzados laboratorios hídricos, la de la gestión del agua siempre ha sido una historia de innovación. Hoy, frente al desafío de la escasez hídrica, los más de 800 laboratorios que investigan el agua cada día en España desempeñan un papel crucial para asegurar la calidad del agua y, por tanto, su acceso seguro en un mundo en constante cambio.


Igual que las arrugas en nuestras caras nos cuentan lo que hemos vivido con el paso del tiempo, el suelo que pisamos almacena en sus hendiduras la historia de la Humanidad. Estamos acostumbrados a mirar hacia arriba para observar las imponentes obras que han permitido evolucionar al ser humano, pero si prestamos atención a los surcos sobre los que caminamos entenderemos cómo, desde el principio de los tiempos, hemos extremado el ingenio para transportar y, sobre todo, gestionar nuestro bien más preciado: el agua. 

Uno de los mejores ejemplos los encontramos en las zonas áridas y semiáridas del planeta. Hablamos de los qanats, la infraestructura más antigua para transportar el agua que se conoce. Posiblemente de origen persa, esta obra de ingeniería milenaria consistía en una red de túneles que conectaba varios pozos subterráneos para transportar el agua desde las partes más altas de las zonas montañosas. Desde Marruecos hasta China, pasando por Iraq y también en España, estas zanjas subterráneas, de las que aún quedan restos, fueron utilizadas por múltiples civilizaciones para que nadie se quedara sin una gota. 

Sin embargo, si levantamos los ojos del suelo y miramos a nuestro presente, descubrimos que según Naciones Unidas, todavía hoy una de cada seis personas en el mundo vive con estrés hídrico. No solo eso: como apunta el Banco Mundial, más de 2.000 millones no pueden beber agua potable, a pesar de que es un derecho básico. Y es que el problema del agua no solo tiene que ver con el acceso, sino -y sobre todo- con su tratamiento y su calidad. 

Una persona analiza una muestra de agua en un laboratorio.

En España, tal y como detalla el informe La gestión del agua en España. Análisis y retos del ciclo urbano del agua de la consultora PwC, el sector del agua ha experimentado una gran transformación en este sentido durante los últimos 20 años, logrando grandes avances en materia de saneamiento y depuración. De hecho, como apunta el estudio, la gestión del agua es un mercado regulado que debe ajustarse a determinados principios obligatorios, y tanto España como la Unión Europea se enfrentan a una normativa cada vez más estricta.

Esto hace volver la vista inevitablemente hacia los laboratorios del agua, uno de los eslabones más importantes de la cadena de gestión de este líquido tan preciado, ya que son los encargados de velar por su calidad atendiendo a todas las normativas y utilizando tecnologías de última generación para analizar factores como la temperatura, la turbidez o el pH, pero también la presencia de químicos -cloruros, sulfatos, amonio o metales pesados-, microorganismos y sustancias del día a día como detergentes o pesticidas.

Agua en pipetas: cómo cuidar de este líquido vital

En nuestro país, según los datos más recientes, hay más de 850 laboratorios que estudian en profundidad el agua disponible para garantizar que su consumo es seguro. Teniendo en cuenta que, según el Instituto Nacional de Estadística, el consumo medio de agua de los hogares es de 133 litros por habitante y día, es sencillo hacerse una idea de la cantidad de muestras diarias que deben analizarse y el papel clave que estos espacios juegan en la gestión integral del agua.

A la extensa lista de retos a abordar, los laboratorios suman ahora un nuevo paradigma: el que está dibujando el cambio climático y la consecuente escasez de agua. Este año, durante el verano, varias comunidades como Cataluña o Andalucía se han visto obligadas a afrontar restricciones históricas, lo que ha puesto en evidencia la necesidad de dedicar mayor investigación y recursos a incluir en la gestión del agua alternativas como la reutilización, la regeneración de aguas residuales y agrícolas o la desalación de agua marina.

AqualiaLab en Ávila.

Por ello, el Gobierno aprobó recientemente el Real Decreto 2/2023, que busca garantizar y mejorar el acceso, disponibilidad, salubridad y limpieza del agua urbana con el fin de mejorar el acceso a su consumo, y sobre todo, asegurar su buen estado en torno a contaminantes relacionados con los cambios medioambientales y la actividad humana. En otras palabras, marca nuevos requisitos a los laboratorios hídricos que ahora tienen que volver a adaptarse a estos nuevos tiempos.

El caso de Aqualia demuestra el camino que están siguiendo las principales compañías de gestión del agua en España. En su caso, ya ha impulsado este año una inversión de 4 millones de euros para ampliar los espacios de investigación y adquirir equipos de alta tecnología para la red internacional de laboratorios AqualiaLab que se distribuyen por Vigo (Pontevedra), Tafalla (Navarra), Oviedo (Asturias), Badajoz, Adeje (Tenerife), Jerez de la Frontera (Cádiz), Lleida, Ávila, Caltanisseta (Italia), Ostrava (República Checa), Tbilisi (Georgia) y, próximamente, también Colombia. 

Y es que, si tan solo entre 2022 y 2023 se analizaron más de 57.000 muestras en los laboratorios de la compañía, se calcula que tras este salto normativo la cifra superará las 70.000, lo que requerirá aumentar la plantilla y, sobre todo, dedicar horas de formación que enseñen a químicos, microbiólogos y el resto de los equipos a hacer su trabajo siguiendo las nuevas pautas marcadas. Una tarea con la que deben cumplir todos los laboratorios y para la que Aqualia, particularmente, ya calcula más de 600 horas de formación a través de 16 cursos diferentes. 

La colaboración, clave para el futuro

De la misma forma que los qanats exigieron la colaboración de decenas de ciudades en su construcción, ahora, la gestión integral del agua exige alianzas que permitan dar pasos firmes hacia un acceso más seguro. No es ninguna novedad: ya en 1996, la ONU inauguró la Asociación Mundial para el Agua, que defendía la gestión integrada de recursos hídricos para resolver los problemas relacionados con su gestión.

Casi treinta años después, adaptarse a los nuevos tiempos del agua vuelve a convertirse en una labor minuciosa y exigente para la que las alianzas suponen toda una oportunidad. De hecho, algunas de ellas sirven para cambiar el marco legislativo: en el caso de Aqualia, las colaboraciones con entidades como la Asociación Española de Abastecimiento de Agua y Saneamiento (AEAS) ya han servido de referencia para instituciones como el Ministerio de Sanidad, que ha utilizado varias guías producidas por la compañía como ejemplo para escribir próximos decretos que incluyan más métodos de análisis del agua adaptados al nuevo contexto.

Además, Aqualia ha aprovechado el marco legislativo para seguir impulsando la digitalización con el objetivo de facilitar los análisis de datos y las alianzas público-privadas, facilitando el intercambio de resultados con otros laboratorios y entidades como Ministerios, diputaciones o ayuntamientos. Una apuesta de gran alcance para seguir escribiendo una nueva página en la historia de la gestión del agua.

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