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Del Seat 600 al teléfono: el símbolo de la movilidad ya no es un coche

Lo que mueve el mundo ya no tiene ruedas, sino pantallas. Las nuevas generaciones cada vez están menos interesadas en tener en un coche en propiedad, pero eso no quiere decir que renuncien a llegar a cualquier parte: queremos llegar y estar conectados, sin que importe tanto el compartir vehículos o trayectos. Y eso pasa por el transporte público… y por las aplicaciones.


El coche era, hasta hace no muchos años, el símbolo que encarnaba, quizá mejor que ningún otro, el lugar que queríamos ocupar en la escala social. Hablamos en pasado porque –con perdón de los garajes llenos de automóviles de lujo de los inmensamente ricos– posiblemente ya ha dejado de ser así… O está camino de ello. Sobre todo para las nuevas generaciones, que entienden que lo importante, a fin de cuentas, es moverse y no tanto el cómo. Salvo si ese cómo tiene que ver con la sostenibilidad.

La era del coche como medio de transporte de masas se inició a principios del siglo XX con el Ford T de Henry Ford. Fenómeno que, en el caso de nuestro país, tuvo su paralelismo con el emblemático Seat 600. ¿Hoy cuál sería el símbolo de la movilidad de nuestro tiempo? ¿Un Tesla? ¿O quizá una bicicleta o un patinete eléctrico? También podría plantearse que la imagen que mejor representa la manera en la que nos movemos hoy en día no tenga ruedas sino pantalla: sobre todo para los más jóvenes, la movilidad tiene más que ver con un smartphone que con un coche.

De hecho, según un estudio de Uber realizado en el año 2021, el porcentaje de carnés de conducir en la generación Z (personas nacidas a partir de 1995) es del 58 %, mientras que para los millenials (entre 1985 y 1995) el porcentaje es del 74 %, cifra que sube hasta el 78 % para la Generación X (de 1965 a 1985) y alcanza su cota más alta, en el 81 %, para los boomers (nacidos entre 1946 y 1964).

Dicha encuesta muestra un claro contraste entre las personas de mayor edad, que prefieren el coche propio para desplazarse al trabajo (52%), mientras que, en el caso de las personas sin carné, el 60,5% —69% en el caso de los millennials —afirma no querer sacárselo al considerar que ya existen numerosas alternativas de movilidad para desplazarse por su ciudad, como transporte público, VTC, taxi, o bien otras opciones de micromovilidad, como patinetes y bicicletas eléctricas.

La conclusión es que la movilidad tiene mucho más que ver para las nuevas generaciones con las aplicaciones que tenemos instaladas en el móvil que con la compra de un coche e incluso con la mera posibilidad de conducirlo. Aplicaciones desde las que podemos compartir vehículo o alquilarlo, así como acceder igualmente a otras muchas opciones.

También el transporte público está cada vez más ligado a ese smartphone: con él podemos, vía APPs, consultar el horario de autobuses, metros y trenes, comprar los respectivos billetes e, incluso, usar nuestro terminal para validar los viajes como si de una tarjeta de transporte se tratara, como ya ocurre en Barcelona y próximamente en Madrid.

«La movilidad urbana ha cambiado. La gente joven sabe que el coche contamina y que las ciudades están colapsadas. Todos estamos más sensibilizados. Comprarse un coche ya no es un valor en sí mismo. No da más caché», explicaba Eva Puche, psicóloga social y consultora ambiental, en un artículo aparecido en Público.

Para ella, la crisis social y ambiental tiene mucho que ver con esa realidad que ha desterrado el tener un garaje lleno de coches con el estatus. O, si lo preferimos decir de otra manera, ahora el prestigio social no se mide, al menos no únicamente, en caballos de potencia. Cada vez es más importante la conciencia ambiental, sobre todo para los más jóvenes para quienes, además, mantener un vehículo implica unos costes elevados que, debido a la precariedad laboral, en muchos casos son directamente inasumibles.

Movilidad compartida y transporte público fuera de la ciudad

Aunque en las grandes ciudades las alternativas de movilidad sostenible cada vez son más y están más adaptadas a las necesidades de los distintos perfiles de usuarios, la realidad en la España rural es bien distinta. Allí no siempre llegan por ejemplo las aplicaciones para alquilar coches u otros vehículos de movilidad eléctrica, ya que no hay suficiente población para rentabilizar el servicio. Sin embargo, al hablar de movilidad, en estas zonas el móvil sigue siendo indispensable. Tanto o más que en las ciudades.

Un buen ejemplo lo tenemos en la localidad de Zarzalejo, una localidad de menos de 2.000 habitantes situada en la sierra de Madrid. Allí, la plataforma vecinal Zarzalejo en Transición gestiona un grupo de WhatsApp dedicado a conectar a las personas que quieren compartir coche con otras que no disponen de vehículo propio.

No es una solución ideal: más bien se trata de un parche al que se ven obligados a agarrarse los vecinos ante la pocas alternativas de transporte público, algo que dificulta enormemente la conexión entre Zarzalejo y otros municipios, no digamos ya con el área metropolitana de Madrid. Por ejemplo, la estación de tren existente en la localidad solo da servicio de Media Distancia, por lo que son necesarios dos billetes, el de dicho servicio y del Cercanías, para llegar a la capital.

El caso de este pequeño municipio de la Sierra Oeste madrileña no es ni mucho menos la excepción, sino la norma, a veces con agravantes, para los municipios de la llamada España vaciada. Muchos de ellos carecen directamente de trenes o autobuses, así que sus habitantes se ven obligados a ir en coche privado, a compartirlo o a pedir un taxi cuando quieren hacer recados o tienen que ir al médico fuera del pueblo. Una realidad habitual en grandes zonas de Castilla y León, Castilla La Mancha o Galicia cuya solución pasa por una nueva forma de movilidad, pero también por el refuerzo de transporte público como vía para luchar contra la despoblación, pero también para garantizar el acceso de todas las personas a los servicios públicos vivan donde vivan.

Si la prosperidad ya no la simboliza ni un Ford T ni un Seat 600, ¿veremos en el futuro un autobús de línea con viajes que pueden reservarse a través de una aplicación como símbolo de la movilidad sostenible y compartida?

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