«Descubrir tu propia identidad es un proceso liberador y fascinante. Porque la metamorfosis tiene un componente de sorpresa y de ilusión a la hora de afrontar el futuro, sabiendo que, sea cual sea tu forma, cumplirás tu misión en el ecosistema».
No hay nada más kafkiano que despertarse como Gregorio Samsa convertido en un monstruoso insecto. Desde que conociéramos la historia de ese comerciante de telas, o quizás mucho antes, el concepto de metamorfosis entraña un halo de misterio, miedo al cambio y a lo desconocido. La alteración de naturaleza y forma, algo tan posible como desconcertante, hace de los procesos de transformación una inagotable fuente de cuestionamientos, confusiones y retos, pero también da vida a anhelos convergentes en lo individual y colectivo. En su último libro, con el mismo título que el del gran autor del siglo XX, Emanuele Coccia describe la metamorfosis como la fascinante continuidad de la vida.
Las páginas del tercer número de Igluu son el fruto de nuestra propia mutación, porque, aunque mudemos la piel, no dejamos de ser nosotros mismos. En cada número de Igluu nacemos de nuevo con toda la energía del universo para dar voz e impulso a lo que nos mueve, nos transforma y nos acerca más a un estilo de buena vida.
En esta edición veraniega, hablamos precisamente de nuevas maneras de ser y estar, de reconocerse y reconocernos. De esas ciudades que cambian para ser más humanas. De pueblos que alumbran arte como museos vivientes. De esa actriz que se reinventa en cada papel. De esa empresa que nace sabiendo que no quiere ser solo una cuenta de resultados. Porque es el propio cambio lo que permite que todo siga girando, pero asumiendo un nuevo rumbo más saludable, colaborativo, y por qué no, disfrutable.
No sabemos qué forma tendremos en el siguiente número, pero nos divertiremos creándolo: descubrir tu propia identidad es un proceso liberador y fascinante. Porque la metamorfosis tiene un componente de sorpresa y de ilusión a la hora de afrontar el futuro, sabiendo que, sea cual sea tu forma, cumplirás tu misión en el ecosistema. A Lao-Tse le atribuyen una frase: «Aquello a lo que la oruga llama fin, el resto del mundo lo llama mariposa». Hoy estrenamos alas.
