Carlos Moreno, arquitecto e ideólogo de las ciudades de 15 minutos, señala la oportunidad que suponen los Juegos Olímpicos que se celebrarán este verano en la capital francesa para mejorar la vida de la ciudad y de sus habitantes. Hablamos con él antes de la celebración de la cita deportiva.
Carlos Moreno es una de las figuras más relevantes a nivel mundial en el objetivo de convertir las ciudades en lugares más amables y habitables en el contexto de emergencia climática en el que vivimos. Tras años colaborando con la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que ha llevado a término algunas políticas de vanguardia en la capital francesa en términos de sostenibilidad, el ideólogo de la ciudad de los 15 minutos contesta a Igluu sobre lo que supondrán para la ciudad los Juegos Olímpicos de 2024, una de las citas deportivas de la década.
Como líder del movimiento global en favor de las ciudades de 15 minutos, ¿cómo pueden unos Juegos Olímpicos en una ciudad como París ir en línea con esta cultura?
En general, los grandes eventos no son sinónimo de sostenibilidad, ni de urbanismo sostenible. Además, la planificación del territorio es un proceso a largo plazo en contraposición al plazo muy corto de los eventos. Sin embargo, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, está muy implicada en la realización de la ciudad de 15 minutos y me parece que aprovechó la oportunidad de los Juegos Olímpicos para alinear el evento con los principios de una ciudad sostenible, inclusiva y accesible. En efecto, la tasa de equipamientos nuevos es bastante baja, menos del 3%. Estas infraestructuras han sido construidas para tener un uso permanente, aunque temporalmente sea para los Juegos.
Los ‘cadáveres’ urbanísticos en las ciudades olímpicas después de cumplir su función han sido la norma desde hace décadas. ¿Cómo se puede sortear esta cultura desarrollista? ¿Cómo se plantea el día después de París 2024?
Para empezar, París no ha tenido una estrategia basada en la construcción de nuevas instalaciones deportivas, sino más bien en la renovación de las existentes. Me parece que sólo se ha construido una instalación totalmente nueva, la piscina olímpica. Otros monumentos, como el Grand Palais, se han reconvertido temporalmente para acoger acontecimientos. Así que no habrá «cadáveres», ni «elefantes blancos», sino infraestructuras renovadas y en mejores condiciones para su uso futuro.
En segundo lugar, la ciudad ha previsto desde el principio una fase de «legado», en particular para las viviendas construidas con motivo de los Juegos Olímpicos. En este contexto, tras el evento, los edificios del Pueblo de los Atletas (Saint-Ouen, Saint Denis) se someterán a obras de modificación para que puedan convertirse en viviendas permanentes para los residentes.
«No habrá cadáveres urbanísiticos, sino infraestructuras renovadas y en mejores condiciones para su uso futuro»
¿Cómo ha sido esa transformación y cómo afecta, por ejemplo, en términos de movilidad?
Las infraestructuras y las actividades deportivas están repartidas por toda la ciudad y su periferia. Esto permite a diferentes barrios y ciudades periféricas aprovechar la inversión financiera, como digo, para mejorar sus instalaciones y sus servicios a largo plazo.
Lugares icónicos como la Place de la Concorde se han peatonalizado y al final de los Juegos quedará la mitad de esa peatonalización para seguir disminuyendo la presencia del vehículo individual. En lo que respecta a las atribuciones de la ciudad en materia de transporte, en los últimos meses la infraestructura ciclista se ha reforzado y segurizado aún más. ¡Sería una muy buena prueba que la gente fuera en bicicleta a los acontecimientos deportivos!
Más allá de París 2024, que puede entenderse como una excepción, ¿es la cultura de los macro eventos compatible con la sostenibilidad de las ciudades de todo el mundo?
Los grandes eventos tienen un impacto medioambiental y de carbono muy elevado, por lo que no puedo decir que sean por sí mismos «sostenibles». Sin embargo, los veo como una oportunidad para transformar las ciudades a largo plazo. Una zona que acoja los Juegos Olímpicos invertirá una enorme cantidad de dinero, de tiempo y de mano de obra en la preparación del evento. Es esencial que los proyectos que se emprendan para estos grandes eventos estén bien pensados, con una visión de largo plazo. Por eso creo que los Juegos de París forman parte de una transformación sostenible de la ciudad y la región: más transporte público, infraestructuras de transporte de alta calidad y espacios públicos rediseñados.
Además, los grandes acontecimientos pueden ser una verdadera oportunidad para aumentar la potencia y las competencias de las industrias de la región. Por ejemplo, las elevadísimas normas fijadas por el Comité Olímpico en materia de construcción sostenible han propiciado, sin duda, el diseño de edificios ejemplares y más virtuosos.
¿Cómo pueden convertirse los Juegos Olímpicos en motor y no en un lastre para esa transformación de las ciudades y para el bienestar de sus habitantes?
Me parece primordial planificar los Juegos Olímpicos con una visión que abarque no solo el evento en sí, sino también las décadas posteriores. Al mismo tiempo, involucrar a los ciudadanos en el proceso de planificación para asegurarse de que sus necesidades y aspiraciones se reflejen en las decisiones tomadas. También se debe invertir en la mejora y expansión del transporte público, así como en infraestructuras para bicicletas y peatones. No hay que olvidar tampoco las infraestructuras verdes: parques, jardines verticales, árboles… que no solo mejoran la calidad del aire y el bienestar de los ciudadanos, sino que también ayudan a mitigar el impacto del cambio climático. En ese sentido, también hay que pensar la flexibilidad y la adaptabilidad de la construcción, proteger y restaurar los ecosistemas locales afectados por la construcción y las actividades relacionadas con los juegos.
No obstante, no olvidemos que los Juegos Olímpicos son un acontecimiento deportivo que puede crear una positiva y favorable en una todo una ciudad, región o país. El bienestar de las personas no es sólo una cuestión de ordenación del territorio. La promoción del deporte y de sus beneficios tiene repercusiones positivas en su estilo de vida. Los Juegos son un acontecimiento alegre para una ciudad ¡Celebrémoslo!
«El bienestar de las personas no es sólo una cuestión de ordenación del territorio: el deporte tiene repercusiones positivas en el estilo de vida»
Entre otras cuestiones llamativas de París 2024 se encuentra la elección de la zona Seine Saint Denis, uno de los departamentos más pobres de Francia, como uno de los epicentros de los Juegos de París. ¿Qué impacto puede tener para una posible mejora en el futuro?
La elección de Seine-Saint-Denis ofrece una oportunidad para la regeneración y el desarrollo de esta área. Como para las otras áreas de la región, remarco, donde se van a aprovechar de las construcciones (viviendas, servicios, equipamientos) a largo plazo. Por ejemplo, los edificios de la «Aldea olímpica» son de una calidad superior a todo lo que se está construyendo en Francia en estos momentos. A corto plazo, los Juegos también generan empleos y apoyan los negocios locales. Pienso que es también una buena oportunidad de involucrar a estas comunidades en proyectos culturales y deportivos.
¿Cómo conjuga esa posible mejora con la falta de accesibilidad económica de los residentes a los propios Juegos?
Hay un esfuerzo muy significativo actualmente para ofrecer entradas a los habitantes. La voluntad política es la de hacer de estos juegos un lugar de regocijo y participación. Queda en el tintero la cuestión de la seguridad, que es bastante compleja e incide en la manera de asociar el público. Vivimos un periodo de fuertes tensiones geopolíticas y los Juegos están expuestos a amenazas que obligan a tener medidas de seguridad extremas. Es el caso de la entrada a la zona de seguridad en el centro de la ciudad se exige un código QR previo, por ejemplo. Son los tiempos que vivimos que llevan a esto y la seguridad de este evento mundial es una preocupación mayor.