Aunque todos sentimos los cambios meteorológicos, hay personas a las que les afecta física y emocionalmente. A estas se les conoce como meteorosensibles y suponen entre el 30 y el 60% de la población. La física y meteoróloga Mar Gómez (Madrid, 1985) es una de ellas, algo que descubrió cuando se mudó al suroeste de Madrid, a un lugar más seco y con vientos racheados. Comenzó a notar que su salud empeoraba y se puso a estudiar el por qué. Una serie conocimientos que ahora ha reunido en Meteorosensibles: cómo influye el tiempo en nuestra salud física y mental (Península), un libro para entender mejor cómo nos afectan estos cambios de tiempo.
¿Qué es ser una persona meteorosensible?
Son aquellas que tienen una sensibilidad ante los cambios del tiempo y por lo tanto experimentan un agravamiento en sus patologías físicas o mentales. Más o menos se estima que entre el 30 y el 60% de la población pueden serlo, sobre todo las mujeres por su sistema hormonal y las personas de edades más avanzadas, ya que cuanto más mayores somos, más probable es que tengamos más patologías.
Son experiencias que todos más o menos hemos vivido. Muchas veces nos sentimos mal, pero no somos conscientes de por qué. La meteorosensibilidad es una disciplina poco conocida.
A veces no nos damos cuenta porque son cambios muy sutiles, pero a otras personas sí que se les agravan mucho sus problemas. Depende del grado de meteorosensibilidad que tengamos y de los efectos que estos tengan. No es lo mismo tener un dolor de cabeza que un episodio de migrañas.
Uno de los puntos que explicas en el libro es cómo nos afecta el calor. Dices incluso que las temperaturas altas pueden inducir a que haya más asesinatos o suicidios.
Hay diferentes estudios que muestran una correlación entre las altas temperaturas y la criminalidad. Eso no quiere decir que, cuando hace mucho calor, todos nos volvamos criminales, sino que personas que tienen una tendencia a ser delictivas, con las altas temperaturas, pueden sumar un factor extra. Hay un estudio de la Comunidad de Madrid que se realizó hace unos años el que se relacionaban las olas de calor con los casos de feminicidios. En él se vio que por cada grado que aumentaba la temperatura por encima de 34º, subía el porcentaje de feminicidios en un 28%.
Además de psicológicamente, también nos afecta físicamente. Es normal sentirse cansado, tener más calambres, etc.
Con el calor puede ser que nos encontremos más apáticos, más cansados, más desanimados… Al final ese aumento de temperatura tiene una manifestación en nuestro cuerpo. Las olas de provocan fallecimientos, tienen una tasa de mortalidad alta. Recordemos la de 2003, en la que murieron en Europa más de 70.000 personas. El calor tiene un impacto directo en nuestra salud.
«Si el clima se vuelve más extremo pero nosotros no nos adaptamos a él, estaremos más expuestos a ser metereosensibles»
Otro de los cambios de tiempo que analizas es la presión atmosférica. A las personas metereosensibles les puede suponer, entre otros efectos, que se les empeoren las migrañas.
Los cambios de presión, no se sabe si de subida o bajada, pueden hacer que las personas que tienen migrañas sufran peores síntomas. Principalmente se identifican en gente con migrañas y con enfermedades reumatológicas. En el resto de las patologías no hay una evidencia clara.
También cuentas que el viento con carga positiva nos afecta mucho.
De forma natural, podemos decir que estamos rodeados de átomos que en teoría son neutros. Lo que pasa es que a veces pierden o ganan electrones positivos o negativos. Cuando hay vientos resecos o cálidos que se forman en entornos de montaña, puede que ocurra el efecto Foehn, es decir, que se dé una alta concentración de iones positivos. Esta concentración tiene un efecto nocivo en nuestra salud que está relacionado con la producción de serotonina, adrenalina y con el mal funcionamiento de la glándula tiroides. Estos alteran nuestro estado físico, pero también el mental. En el libro cuento la historia de un ingeniero canadiense que cuando se mudó a Ginebra empezó a experimentar problemas físicos y mentales, incluso ideas de suicidio, por el viento de los Alpes.
Los cambios de estaciones también nos pueden perturbar. ¿Cómo nos afectan?
El trastorno afectivo ocasional, que suele aparecer en los meses de otoño o invierno porque los días son más cortos, se produce porque recibimos menos vitamina D, que está relacionado con la serotonina. Por eso es normal sentirse más desanimado. También tenemos la astenia primaveral, que no es una enfermedad, pero sí que son una serie de síntomas que duran un par de semanas con la llegada de la nueva estación y los días más largos.
Sin embargo, no todos los cambios del tiempo nos afectan de manera negativa.
Sí, por ejemplo, está la carga negativa de los iones. Estos los podemos encontrar cerca de cascadas, en el mar, en las montañas… También hay otro aspecto positivo del tiempo, que es la vitamina D, que nos ayuda a encontrarnos mejor.
Desmitificas tradiciones populares como los efectos que tiene la luna sobre nosotros. Ni nos enloquece, ni afecta a los partos ni a la menstruación.
No hay evidencia científica al respecto más allá de la tradición popular. Sí que hay un racionamiento lógico para el caso de que nos enloquece: en la antigüedad no había luz artificial, por lo que las noches de luna llena la gente salía a socializar. Al provechar únicamente este momento, había más probabilidad de que hubiera conflictos sociales. Pero no hay evidencia ni en este ni en el caso de los partos o la menstruación.
Con el cambio climático, ¿todo esto se puede agravar?
Las temperaturas están aumentando, lo que está teniendo diferentes consecuencias como las migraciones por el clima, la expansión de los trópicos –que está suponiendo que especies de mosquitos se muevan a otras zonas, lo que puede hacer que surjan nuevas enfermedades–, fenómenos meteorológicos extremos…. Todo esto tiene impacto tanto a nivel mental como físico. Al final, si el clima se vuelve más extremo pero nosotros no nos adaptamos a él, puede hacer que estemos más expuestos a ser metereosensibles o que se nos agrave.