En el año 2024, en pleno siglo XXI, el ciclo menstrual sigue siendo uno de los grandes asuntos que la medicina tiene que abordar íntegramente. ¿Quién no ha escuchado a dos amigas decir que se les sincroniza la regla? ¿Cuántas personas menstruantes saben realmente cómo debería ser un ciclo menstrual saludable? ¿Por qué se sigue hablando de ella con eufemismos o en los anuncios se muestra de color azul? Estas son algunas de las preguntas que responden los periodistas María Zuil y Antonio Villareal en La mitad que sangra (Libros del KO). Un ensayo con el que intentan romper esa dinámica y explicar por qué estamos en este punto y qué se sabe sobre el ciclo menstrual. En Igluu hemos hablado con María Zuil sobre todo ello.
¿Por qué se ha ignorado históricamente la menstruación?
El motivo principal es porque la menstruación la ha vivido la mitad de la población que menos importa. Como ha sido un tema de mujeres y la medicina y la cultura han estado dominadas por hombres, ha sido para ellos un tema menor que no merecía recibir atención.
Esto también ha hecho que se convierta en un tabú. Algo que no tiene nada que ver con la sangre, ya que estamos más que acostumbrados a verla en el cine, series, fotografías, etc.
La raíz es un poco la misma: el tabú se crea porque no se entendía bien. No se sabía por qué las mujeres sangraban una vez al mes y, como no se investigaba, seguía siendo una incógnita. Todo lo que no entendemos es visto con superstición y miedo, lo que ha acabado generando el propio tabú. Al final, cuando algo no se conoce se tapa con mitos y supersticiones. Y como solo les pasaba a las mujeres, también supuso un fuerte estigma para ellas.
Lo curioso es que se dé esta situación cuando es un gran indicador sobre la salud.
El ciclo menstrual se ha visto como algo meramente reproductivo, pero no es solo eso. Es un ciclo hormonal que nos regula todo el cuerpo y que es el mejor indicador de nuestra salud. La médica Carme Valls lo explica muy bien diciendo que una mujer, antes de tener un infarto, ha tenido una alteración menstrual. Cuantísima información y salud nos estamos perdiendo por no prestar atención a las llamadas que nos ofrece el propio cuerpo. Por suerte es algo que está cambiando.
¿Cómo sería un ciclo saludable?
Nosotros nos amparamos en los siete parámetros de la enfermera especializada en ciclo Xusa Sanz. Para ella, uno saludable es aquel en el que el sangrado no supera los 80 ml ni se extiende más de siete días, que no tiene síndrome premenstrual, ni coágulos, ni dolor, que tenga ovulación y que su duración sea regular.
Alrededor del ciclo hay poca información y educación. En el libro rompéis algunas ideas preestablecidas al respecto, como que no tiene que doler o que no es normal sangrar mucho
Esto tiene que ver con la normalización. El tema del dolor es muy paradigmático de cómo se ha vivido en silencio o en la esfera íntima la menstruación. Si a una mujer le duele la regla y con quien lo habla es con sus hermanas o su madre y también les duele, tenderá a normalizarlo. Pero es que, además, si va al médico, le dirán que es lo común y le recetarán un Paracetamol o un Enantyum y tiene que hacer vida normal con eso. No hay un diagnóstico estandarizado para encontrar la raíz de ese dolor y poder buscar el foco de lo que está pasando. Hay que tener claro que siempre hay una razón.
También existen otros mitos como que no está acompasada con la luna o que no se sincroniza con mujeres cercanas
Son dos mitos que todas hemos vivido alguna vez, sobre todo el de la sincronización. Pero tienen que ver con un sesgo de confirmación más que con la realidad. Al final, si tienes la regla una vez al mes, te dura en torno a cinco días y no suele venir siempre en el mismo momento. Es normal que te coincida con la de una amiga. Hay un cuarto de posibilidades de que pase. Y es normal fijarse más en las veces que ha pasado que en las que no.
Eso, unido a que la media es bastante similar a la de un ciclo lunar, ha hecho pensar que hay una sincronización. Pero, ahora, los datos que ofrecen las aplicaciones de las nuevas tecnologías, que aunque tienen su lado oscuro están aportando mucha información sobre el ciclo, han demostrado definitivamente que no existe esta coordinación con la luna porque si no la tendríamos todas a la vez.
¿Por qué la píldora es un problema y una solución?
En el libro no hemos querido demonizar la píldora porque es una solución para muchas mujeres. Además de que, cuando surgió, tuvo un papel muy importante en la emancipación femenina. Por primera vez permitió controlar la natalidad a las mujeres sin tener que rendir cuentas a nadie más. Pero con ella, se tapaban otros muchos problemas. E incluso generaban otros peores. Por eso decimos que la píldora ha sido un ensayo médico en tiempo real: se han ido ajustando sus dosis según se han ido viendo sus efectos secundarios. También se ha dado sin ningún tipo de seguimiento o para otros fines, como combatir el acné. Creemos que se ha recetado algunas veces muy a la ligera porque era más complicado encontrar la causa del problema del ciclo menstrual que prescribir la píldora.
La falta de investigación e importancia social que se le ha dado al ciclo está cambiando. Y aquí tiene que ver mucho el activismo ¿Hacia dónde se dirige a día de hoy?
El activismo actual, a diferencia de otros anteriores en los que también se visibilizó, tiene que ver mucho con el conocimiento del propio ciclo. Algo que está apoyado por internet, donde un montón de divulgadoras están haciendo un trabajo increíble. Esto, a su vez, está empoderando a otras mujeres a cambiar la manera en la que vivimos las personas menstruantes. Por otro lado, la pobreza menstrual es un tema que antes no se había tocado y que tiene que ver con la bajada de IVA y con el reparto de productos gratuitos. Todo esto está llevando a romper el tabú y que se hable del tema, sobre todo en Occidente. Además, se está poniendo sobre la mesa la realidad que viven las mujeres en otros países como Nepal, donde siguen muriendo a causa de este estigma.
Para que todo esto cambie, la regla tiene que romper esa barrera de ser algo que implique únicamente a las personas menstruantes; tiene que incumbir a todo el mundo.
No creo que todos los temas que interesan a los hombres les afecten directamente. La menstruación es un poco como el feminismo: no te incumbe porque tengas novia, hija o madre, sino porque compartes vida con la mitad de la población. Y está bien que los hombres sepan qué pasa y cómo funciona para estar mejor en la sociedad. Que cuando una mujer les diga que le duele la regla, sepan de lo que le están hablando. Es incluso una cuestión de cultura general, de conocimiento básico de la biología. De esto hay que hablar con normalidad y para llegar a ello, tiene que ser conocido por todos.