No es un secreto que mantenerse activo es imprescindible para llevar una vida saludable, pero también puede ser la clave para llevar una vida más consciente: además de tendencias que promulgan una forma de hacer ejercicio basada más en el bienestar que en la imagen, también están comenzando a llegar a los gimnasios sostenibles con máquinas capaces de convertir el movimiento en electricidad.
Todos conocemos a alguien que huía de cualquier tipo de actividad física y que, de la noche a la mañana, se convirtió en un adicto al gimnasio o decidió correr una maratón sin apenas preparación. También, por suerte, conocemos a personas que han decidido ponerse las pilas con el deporte para tener una vida más saludable. Afortunadamente, los segundos son mayoría: cada vez existen más alternativas que apuestan por una concepción sana y natural del ejercicio que lleve al individuo a un estado de armonía física y mental. A ser posible, también gozando de los beneficios de practicarlo en entornos más sostenibles.
Esa visión, en claro auge en los últimos años, ha dado lugar a prácticas con nombres como antifitness, organic fitness, movimiento orgánico o gimnasia consciente. Todas ellas tienen en común un planteamiento radicalmente distinto a las concepciones más tóxicas del fitness, que entienden el ejercicio como una herramienta al servicio del canon de belleza dominante. Esa búsqueda de un ideal prácticamente inalcanzable se convierte así en un terreno abonado para una frustración que incluso puede acarrear graves problemas de salud mental cuando logramos el éxito a base de exprimirnos físicamente.
«Claro que machacándote puedes lograr un gran resultado en forma de un impresionante aspecto físico. Pero ese físico, que puede ser estéticamente bonito un tiempo, no se sostendrá a largo plazo, porque no es saludable. Quizá hoy estés perfecto porque tienes 20 años, pero a los 35 años probablemente tendrás un problema físico», explica Susanna Diracano, entrenadora personal y terapeuta.
Junto a Estrella Burruezo, Diracano es la responsable de OrganicFit, que se centra en el ejercicio y en cerrar el círculo de una vida ecosaludable, pero también la nutrición, el descanso o la salud mental. Apunta a que quizá el secreto del éxito de esta forma de concebir el movimiento se deba a la filosofía de fondo, diferente a otros planteamientos mucho más agresivos, e incluso hostiles, con quienes no logran buenos resultados: para ellos, lo importante es entender la actividad física como parte de un proceso completamente natural.
«Pensemos en el ciclo de la vida, compuesto por varias fases. Cuando te despiertas por la mañana, lo primero que haces es moverte. Luego comes, y después, a lo largo del día, intentas llevar tu estado emocional y mental lo mejor que puedes. Y por la noche, descansas. Es decir, el ciclo de la vida está compuesto por cuatro bloques principales», expone Diracano.
La entrenadora personal insiste en la necesidad de equilibrar todos estos componentes. «No vale solo con moverse y tampoco vale solo con comer bien. Si comes bien, pero no te mueves, tu metabolismo no se activa igual. Tampoco tu musculatura, que para activarse necesita movimiento. Y también necesitas descansar porque, cuando te vas a dormir, lo que hace tu cuerpo es regenerarse y restablecer los equilibrios que tú has desequilibrado durante el día», insiste.
Hacia la creación de gimnasios sostenibles
Tanto Diracano como Burruezo insisten en que la base de la salud es el movimiento. Movimiento en un sentido físico, claro está, pero también figurado, en defensa de la salud natural y la sostenibilidad. La razón es muy sencilla: estar completamente sano es mucho más difícil en un planeta enfermo. Esa es la base de la visión One Health impulsada por Naciones Unidas, en la que subraya la interdependencia de todos los miembros del ecosistema y la importancia de caminar hacia una única salud humana, ambiental y animal.
Desde estas sensibilidades reclaman, en definitiva, un entorno saludable y sostenible, incluyendo en esta exigencia el lugar en el que practican ejercicio, ya sea la naturaleza o los propios centros deportivos. MoveWatts fue el primer gimnasio ecológico de España con una concepción pionera: la energía generada en las máquinas se convertía en electricidad. Abrió en la localidad madrileña de Alcobendas a finales de 2018 y, aunque la pandemia les obligó a cerrar, hay buenas noticias de cara al futuro.
«Están empezando a salir proyectos en España. Proyectos en los que se estaba trabajando, en muchos casos, desde antes de la pandemia, y que ahora se están recuperando y se están poniendo en marcha gracias a las administraciones públicas, que son las que están apostando de verdad por los gimnasios sostenibles», señala Ana López, directora de Rocfit, firma dedicada a la venta de máquinas de gimnasio y única distribuidora en España de los aparatos de SportsArt.
Esta última compañía ha desarrollado una potente línea de máquinas de cardio que es capaz de convertir la energía generada durante el entrenamiento por los propios usuarios en electricidad reutilizable dentro del gimnasio. Se trata de la línea Eco-Powr, que cuentan con una amplia variedad de bicicletas, elípticas y cintas de correr. En su fabricación se emplean, además, materiales reciclados.
«El uso de estas máquinas es muy positivo no solo de cara al ahorro energético que puede obtener la empresa que compra el equipamiento y que gestiona el centro, sino que también favorece que los socios se involucren. Se puede hacer un juego con ellos, por ejemplo para ver quién ha producido más energía durante el mes. La idea es que se sientan partícipes de la producción de energía, que al fin y al cabo significa ayudar a la sostenibilidad del recinto», remarca López.
De hecho, Rocfit fue la empresa encargada de equipar MoveWatts con máquinas de este tipo. También hizo lo propio con el primer gimnasio ecológico de Galicia, que abrió sus puertas a principios de este mismo año en el complejo deportivo de Pastoriza-Meicende (Arteixo, A Coruña). Todas las máquinas de cardio de este centro municipal pertenecen a la línea Eco-Powr.
También trabajan con gimnasios convencionales en los que se introduce la sostenibilidad mediante la instalación de unos cuantos aparatos de SportsArt, que conviven con el resto de máquinas convencionales del centro. Así ha sido recientemente en el polideportivo de Quart de Poblet (Valencia) que cuenta con una zona equipada con aparatos Eco-Powr, desde marzo. Y en junio de este año se abrirán otros dos más en sendos centros municipales de Viladecans (Barcelona), Atrium Viladecans y Podium Viladecans. Aunque aún no son mayoritarias, son iniciativas pioneras que están empezando a abrirse camino para hacer que el bienestar de nuestro cuerpo se traduzca también en un paso más –o en unos cuantos– hacia un planeta más sano.