Las bicicletas son para el verano… y para los repartos en ciudad

Las empresas de mensajería sostenible forman ya parte indiscutible del paisaje urbano: la bicicleta puede competir y superar a las furgonetas en rapidez y eficiencia. Aquí unas cuantas opciones que ya están desplegadas en distintas ciudades de España en una revolución (sostenible) de la logística en última milla.


La bicicleta es un medio de transporte extraordinariamente saludable en dos sentidos: nos propone un tipo de ejercicio físico accesible para casi todas las personas y no emite gases contaminantes dañinos para nuestros pulmones ni para el clima, ni produce ruido. Por si esto fuera poco, cada vez queda más claro que la bicicleta puede competir –e incluso superar– al vehículo a motor para determinadas funciones en el espacio urbano.

Sí, a veces movernos a pedales es más rápido que ir en coche. Así lo afirma un interesante estudio de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Castilla-La Mancha, planteado para saber el tiempo que se invierte en realizar desplazamientos en cuatro ciudades (Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia) y en cuatro modalidades de transporte (a pie, en bicicleta, en coche y en transporte público). Los resultados fueron muy rotundos: en todos los casos, ganaba la bicicleta. En coche casi se duplicaba el tiempo respecto al empleado sobre dos ruedas, con una diferencia que oscilaba entre los cinco y los veinte minutos. Si analizamos las medias de velocidad, la bicicleta también es el medio más rápido con 13,07 km/h. A continuación, se sitúa el transporte público, con 8,91 km/h, seguido muy de cerca por el coche con 8,42 km/h. El método más lento es el desplazamiento a pie, con 5,41 km/h.

Estos datos son de sobra conocidos –y vividos– por quienes trabajan en empresas de mensajería sostenible en bicicleta, que cada vez son más numerosas en las grandes ciudades. Mientras sobreviven en un sector duro y lleno de competencia y alternativas, hoy se pueden ver beneficiadas ante los cambios que está viviendo la movilidad en las ciudades. «Nos estamos extendiendo en la logística como una interesante solución para las grandes ciudades, sobre todo ante la puesta en marcha de medidas como las zonas de baja emisiones», afirma Alejandro Corroto, fundador y CEO de Mensos.

Esta empresa de ecomensajería es una de las más conocidas en su sector: presta actualmente servicios en Valencia, Málaga, Barcelona, Sevilla y Madrid y cuenta con cerca de treinta personas contratadas. «Tenemos al 85% del personal en plantilla y para picos de trabajo también recurrimos a los autónomos. Pero nunca a falsos autónomos, son autónomos de verdad que nos apoyan en momentos puntuales», asegura.

Mensos es una sociedad limitada creada por el propio Corroto, aunque su modelo convive en este sector con el de las cooperativas. Este último es el caso de la madrileña Cleta. «Aquí los dueños de la empresa somos los propios trabajadores», destaca con orgullo María Echevarría, socia y cofundadora. Su cooperativa también destaca por emplear bicicletas sin motor eléctrico, que son las más habituales en los servicios de ecomensajería –hablamos de muchas horas pedaleando cada día, con el desgaste físico que ello conlleva–. Sin embargo, para la cooperativa tienen más peso los problemas causados, por ejemplo, por la extracción del litio, mineral fundamental para las baterías.

Uno de los vehículos de Cleta.

Hablamos por tanto de una empresa muy comprometida con la presencia de la bicicleta en la gran ciudad por sus múltiples ventajas ambientales y también sociales. «Las ciudades están atascadas. Madrid es un gran ejemplo. Y en una ciudad atascada, un vehículo ágil, con versatilidad y que puede acceder a cualquier tipo de vía que no sea peatonal siempre va a ser mucho más eficiente», según Echevarría.

Cuando se trata de ciudades más pequeñas, estas ventajas son todavía más nítidas. Así lo explica Jorge Nieva Gómez, responsable de Urban Ciclo, que opera en la ciudad de Albacete: «Aquí el tráfico es lento y las calles son bastante estrechas, con lo cual moverse en bici por el centro de la ciudad resulta más rápido que en cualquier otro vehículo». Por su parte, Andrés Souto, fundador y propietario de VanenBikke (A Coruña) añade un factor más a la ecuación. «Nosotros podemos entregar el paquete en la puerta del cliente, no tenemos que dar vueltas para buscar aparcamiento o para encontrar una zona de carga y descarga».

Urbanciclo, en Albacete.

Servicios para toda la sociedad… y para sus clientes

Según indica la web de Mensos, durante el último año y gracias a sus servicios, se ha evitado la emisión de 12 toneladas de CO2. También Cleta ha hecho sus propios cálculos. «Hemos ahorrado al medio ambiente aproximadamente la misma cantidad de CO2 que entre 700 a 1000 árboles. Son unos 2.000 kilos de CO2 al año, que es lo mismo que un bosque. Se puede decir que Cleta es un bosque», sostiene Echavarría.

También se podría afirmar que estos son los servicios de limpieza del aire que las empresas de mensajería sostenible prestan a toda la sociedad, sean o no clientes. Por supuesto, a mayores de los servicios profesionales propiamente dichos: envíos de proximidad, que garantizan la recogida y entrega en pocas horas, en el mismo día o al día siguiente, según el caso, y los llamados de última milla –servicio de reparto basado en la distribución de los paquetes desde que llegan al almacén hasta la entrega en la dirección acordada con el cliente–.

VanEnBikke, en A Coruña.

Cada empresa ha desarrollado su propio modelo, pero un punto en común es que no se dedican al reparto de comida a domicilio propio de las grandes plataformas. Y también su orientación a las necesidades de los comerciantes locales. «La labor que hacemos para nuestra ciudad también pasa por ayudar a un negocio pequeño que tenga que llevar algo a un cliente y que no se vea obligado a cerrar sus puertas para ello. Y si necesitan llevar un papel al registro o sellar un documento, igualmente se lo podemos hacer. Queremos que tengan a su disposición una red de repartos y también de recados», destaca Souto. En el caso de Mensos, la ecomensajería ha apostado por crear una ambiciosa estructura de hubs urbanos: centros de recogida y envío repartidos por toda la ciudad con el objetivo de estar «lo más cerca posible del cliente», apunta Corroto.

Porque a todas estas empresas no solo les une la sostenibilidad, también el empeño de ofrecer el servicio más profesional posible. «En una ciudad como Albacete, dar un servicio profesional en bicicleta sonaba a hippy, hasta que comprueban que eres un servicio de transporte más, incluso que eres más rápido y eficiente que otras empresas, solo que vas en bicicleta y no en furgoneta», destaca Nieva. Un buen hacer que es tan importante como los valores y el discurso para avanzar a buen ritmo, y a dos ruedas, hacia una sociedad más sostenible.

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