En España ya hay más hogares con animales domésticos que con niños. Las relaciones multiespecie que establecemos con ellos han transformado la economía y la legislación: ya no existen ‘dueños’ sino ‘responsables’ para hacer especial hincapié en la importancia del cuidado y el bienestar que los humanos proporcionan a sus animales… y viceversa.
«Una vez tuve que salir de la ciudad y dejé a mi gata con mi novio. No le gustaban los gatos, pero me contó lo mucho que le había gustado tenerla porque, me dijo, ‘te echaba de menos y tenerla a ella aquí era como tener una parte de ti’. Ahora, tener aquí a tu perro es como tener una parte de ti». En El amigo, Sigrid Nunez refleja la fuerte conexión que se establece entre las mascotas y sus dueños.
Hay animales de compañía en prácticamente la mitad de los hogares españoles, y en la inmensa mayoría (80%) son considerados un miembro más de la familia. Así lo reflejó el barómetro de los nuevos hábitos y perfiles del petparent en España, elaborado por la Asociación Española de Distribuidores de Productos para Animales de Compañía (AEDPAC) y la consultora Hamilton. El concepto petparent, padre o madre de mascota, esa persona que cuida a un animal y se preocupa por su bienestar, es una de las evoluciones de dueño, un término que hace referencia a una relación de poder que no encaja con esa relación familiar entre humanos y animales de compañía que tantas personas sienten.
El interés por el bienestar no es algo nuevo. «Los animales han estado ahí desde que el hombre es hombre. A nivel antropológico vemos que hay culturas que hoy viven como en el Neolítico y que tienen animales de compañía», sostiene Paula Calvo, la primera doctora en Antrozoología en España, una disciplina que estudia la interacción entre humanos y animales. La experta considera que lo que ha cambiado es la escala de lo que consideramos bienestar. «Es algo que llevamos grabado. Queremos una red social amplia, somos capaces de cuidar de otros, de incorporar a seres de otras especies a nuestras vidas. Lo hemos hecho siempre. Ahora va evolucionando el concepto de bienestar y de responsabilidad».
La legislación española también ha cambiado en el ámbito de la concienciación sobre los derechos de los animales. Aunque ya había normativas locales y autonómicas, en diciembre de 2021 se aprobó cambiar su consideración: pasaron de ser ‘cosas’ a ‘seres sintientes’. Luego llegó la aprobación, en marzo de 2023, de la Ley de Bienestar Animal, que regula la responsabilidad que supone el tener animales de compañía y el compromiso y el cuidado que merecen. Según José Ramón Becerra, director general de Derechos de los Animales, que depende del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, «era necesario establecer unas bases comunes que garantizasen un mínimo nivel de bienestar a todos los animales de compañía, independientemente del territorio. Pero, fundamentalmente, la principal razón por la que necesitábamos una ley estatal era hacer frente a una problemática histórica: los abandonos y el maltrato».
«Estamos trabajando en el reglamento de desarrollo de la ley, que ya está bastante avanzado y está compartido con las comunidades autónomas. Ahora estamos recibiendo informes jurídicos y el real decreto debería estar en marcha durante el primer semestre de 2025», apunta Becerra, que afirma que desde el Ministerio están centrados en las herramientas que sirvan para el pleno cumplimiento de esta normativa y las anteriores que, aun con décadas de vigencia, no se siguen.
La economía del bienestar (animal)
El cambio en la consideración de qué es bienestar animal también ha supuesto el despegue de la industria de la alimentación y el cuidado. Por ejemplo, ahora gastamos más en la alimentación de perros y gatos. Según Anfaac (Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía), la facturación de las empresas productoras no deja de crecer: en 2023 subió un 14,5% respecto de 2022, cuando ya aumentó en comparación con el año anterior.
En 2023, la facturación de las empresas productoras de alimentos para animales subió 14,5% respecto al año anterior
Muchas familias buscan, además, que la alimentación sea de mayor calidad, por lo que ha aumentado la demanda de comida premium, cruda y basada en productos naturales y ecológicos. «Igual que los humanos somos conscientes de que no es bueno comer procesados, trasladamos esa preocupación a los animales con los que vivimos», cuenta Helena Bat, psicóloga especialista en etología y bienestar animal. Deseamos una buena vida para nuestros animales, sobre todo cuando estos ya son mayores. «Pensamos que podemos dar calidad de vida a los animales cuando tienen una patología crónica o cuando son mayores, pero también intentamos anticiparnos a esas patologías de la tercera edad», conviene la experta.
Esa visión la comparte José Salinas, director de comunicación y RSC de Miscota, que dice que su compañía ha percibido un aumento en el interés y las ventas de todas las opciones naturales, también en productos como los snacks. «En lugar de tener hijos, muchas familias introducen a una mascota, mayoritariamente perro o gato, en sus casas y buscan una buena alimentación porque esa es la base del cuidado», opina. También se incluye en la cesta el factor de sostenibilidad. Por ejemplo, en el caso de quienes tienen gatos, Salinas señala que se ha producido «un incremento notable en la búsqueda de opciones sostenibles en las arenas, prefiriendo aquellas naturales que al desecharse no sean perjudiciales para el medioambiente».

Un vínculo mucho más fuerte
Hoy hablar de bienestar animal va mucho más allá de un pienso o una latita, porque sabemos que también son los animales los que cuidan a sus humanos. Un estudio sobre el vínculo entre las personas y los animales de compañía de la Fundación Affinity indicó que el 75% de las familias con perro afirma que su vínculo con ese animal es muy intenso. Paula Calvo, que participó en el estudio y divulga sobre el tema en su perfil de Instagram, recalca que, aunque aún queda mucho por investigar, está probado que los animales nos ayudan, captan nuestras emociones y son una fuente de apoyo. «Por ejemplo, nos aportan grandes beneficios porque nos obligan a pasear o a movernos, rompiendo las habituales dinámicas de vida sedentaria. Además, al tener un vínculo con ellos, liberas oxitocina, endorfinas… beneficios equivalentes a los que nos da la vida social».
Para fortalecer este vínculo, la etóloga Helena Bat recomienda atender e informarnos de las necesidades reales de nuestros animales de compañía «como especie y como individuos, porque lo que gusta a mi perro o a mi gato puede ser diferente a lo que le gusta a los de nuestros vecinos o amigos».
«Los animales de compañía han estado ahí desde que el hombre es hombre» | Paula Calvo, doctora en Antropozoología
Ellos nunca lo harían
Aun con estos datos positivos, el número de abandonos de animales domésticos en España es elevado. Según la propia Fundación Affinity, en 2023 las protectoras rescataron de la calle a más de 286.000 perros y gatos.
Para Bat, la situación es aún más grave si hablamos de otras especies «con menor consideración moral por parte de los humanos», refiriéndose a conejos, aves, reptiles o roedores. José Ramón Becerra cree que un primer paso para evitar el abandono es la identificación que ahora se promueve a nivel legal. «Hoy, el 90% de los animales que se abandonan y que entran en los centros de protección no tienen chip. En su momento, la identificación de los perros se hizo obligatoria y ahora tenemos en torno a un 80% de los perros identificados. Tenemos que conseguir que en gatos y otros animales también sea así».
Todos los expertos en bienestar animal coinciden en que lo más importante a la hora de incluir a un nuevo miembro de la familia en el hogar es la responsabilidad y la honestidad con nosotros mismos. «Es preferible alguien consciente de lo que supone y que decide no meter un animal de compañía en su vida, que alguien que no asume esa responsabilidad», concluye Paula Calvo. Antes de tomar una decisión, debemos pensar en las necesidades, los posibles problemas, el coste que pueden suponer y, sobre todo, que no pueden ser un capricho: son compañeros de vida que estarán con nosotros –si todo va bien– más de quince años.

Si quieres leer más sobre perros y gatos…
Los amamos, los odiamos y… los comemos / Hal Herzog (Kairós, 2013)
El amigo / Sigrid Nunez (Anagrama, 2019)
Filosofía felina / John Gray (Sexto piso, 2021)
Su olor después de la lluvia / Cedric Sapin Defour (Ediciones B, 2024)