Nadia Werba
Nadia Werba en su estudio. Familia Werba

Nadia Werba: la directora que retrató la España de los años 60

Aunque las mujeres han tenido un papel fundamental en la historia del cine, la historiografía apenas recogía sus contribuciones hasta hace un par de décadas. Una de estas cineastas pioneras fue Nadia Werba, directora de cuatro documentales que permiten entender mejor la sociedad española de mediados del siglo XX.


Se puede afirmar que hoy existe plena conciencia del valor artístico del cine. Sin embargo, es mucho más reciente la percepción de que, además, el cine forma parte del patrimonio cultural.

El Proyecto de Ley del Cine y la Cultura Audiovisual que se está tramitando en las Cortes Generales españolas incluye una modificación de la Ley del Patrimonio Histórico Español, para que en este último conjunto se incluya también de forma explícita el patrimonio audiovisual y cinematográfico.

El soporte es el vehículo

En una era digital en la que el streaming ha conseguido invisibilizar casi por completo las implicaciones de los soportes tradicionales, es urgente que la ley los proteja si queremos que estos no acaben desapareciendo definitivamente en un breve periodo de tiempo. Su extrema fragilidad, así como su dependencia tecnológica de procesos ya obsoletos para la industria, son los principales argumentos para una urgente protección legal de las producciones audiovisuales del siglo XX. El cine analógico no solo es arte, es también documento vivo y único de nuestra historia reciente.

Documentar, estudiar y preservar los materiales cinematográficos originales permite reproducir digitalmente las obras de la forma más similar posible a como circularon en su momento. Además, el análisis de los materiales fílmicos conservados en los archivos puede contribuir a modificar o matizar muchos de los relatos que tenemos instaurados sobre nuestra historia cultural, en relación con lo que ocurría tanto delante como detrás de las cámaras.

Por ejemplo, la historiografía mundial del cine apenas recogía contribuciones de mujeres hasta hace un par de décadas. Sin embargo, el descubrimiento del papel crucial de las cineastas en el periodo mudo fue una revolución para los estudios fílmicos con perspectiva de género.

En la misma línea, las relecturas de obras de ficción y, especialmente, de no ficción ponen en evidencia la relevante presencia de mujeres en momentos históricos cruciales. Así ha ocurrido en España con la revisión de algunos títulos realizados con motivo de la proclamación de la Segunda República.

La escritura de la historia del cine ha respondido tradicionalmente a lógicas patriarcales, e incluso cuando se han querido superar se han mantenido ciertas limitaciones. La principal es que la historia del cine se ha escrito a partir de la idea de “gran obra artística”, atendiendo para ello casi en exclusiva a la producción de largometrajes de ficción.

La definición del Patrimonio Cinematográfico que incorpora el proyecto de ley en tramitación incluye las películas cinematográficas (de largo y cortometraje, de ficción, documental o animación), pero también “las colecciones de noticiarios cinematográficos, el cine doméstico, el aficionado, el experimental, el educativo, el científico, el divulgativo, el institucional y el publicitario”.

Una nómada en España

Esa mirada patrimonial sobre el cine es lo que permite que emerjan figuras como la de Nadia Werba, una artista plástica y audiovisual con una fascinante historia de vida.

Nadia Werba en el rodaje de ‘Maestros del duende’. Familia Werba

De origen judío, Werba nació en París pero se exilió en Argentina hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando volvió a Europa para formarse como pintora. Aquí se casó con un estadounidense, Hank Werba, quien se convertiría en relaciones públicas de uno de los productores norteamericanos más asiduos a los rodajes hollywoodienses en Europa durante los años 50 y 60, Samuel Bronston.

La pareja vivió en París, Roma y, desde mediados de los años 50 y durante aproximadamente una década, en Madrid.

En esos años, Nadia Werba rodó cuatro documentales que destacan en el conjunto de la producción documental española de este periodo por su calidad plástica y la influencia en ellos de una modernidad transnacional, que impregnaba la producción fílmica más novedosa de los años 60 en diferentes países.

San Juan del Toro (1965) recoge una mirada descarnada sobre las fiestas taurinas de Soria. Maestros del duende (1966) elabora composiciones cuidadísimas sobre los ensayos de dos academias de flamenco. Unos chicos, unas chicas (1966) realiza una interesante disección observacional de la juventud ye-ye. Y Catch (1967) se adentra en el mundo de los espectáculos de lucha libre en el Madrid de los 60. Todos ellos dan cuenta de la fuerte personalidad de su autora y su noción de autenticidad. Y también de diferentes aspectos del ocio en una sociedad en la que el consumo iba ganando cada vez más peso.

Fotograma de Maestros del duende. FilmAffinity

Werba no fue una francotiradora aislada. Gracias al circuito artístico en el que se movía y a las conexiones de su marido, trabajó con cuatro productoras diferentes y en ocasiones colaboró con nombres relevantes en la renovación cinematográfica española de esos años, como Pedro Olea.

Pese a ser una directora olvidada hasta fecha reciente, en su momento Werba se integró en ciertos circuitos industriales, e incluso algunos de sus trabajos fueron distribuidos en festivales internacionales. Además, cuando marchó a Italia, en 1967, continuó una carrera como cineasta que la llevó a rodar documentales en varios países y también dos largometrajes de ficción.

Recuperación de su legado

A través de un convenio entre el Instituto Universitario del Cine Español de la Universidad Carlos III de Madrid, la Asociación de Mujeres Cineastas CIMA y Filmoteca Española, las películas que Werba rodó en España fueron digitalizadas entre 2023 y 2024.

Este proceso incluyó, por ejemplo, una restauración muy notable del color en San Juan del Toro, que estaba virado a rojo, y una comparación entre el negativo y las copias conservadas de Unos chicos, unas chicas, que presentaban llamativas alteraciones. Asimismo, se digitalizó por primera vez Catch a partir de su negativo original. Estas restauraciones han permitido dar nueva vida a unas obras que aportan una mirada muy interesante de la España de los 60, confirmando de paso la importancia de la protección legal del patrimonio cinematográfico en nuestro país.


Josetxo Cerdán Los Arcos, Catedrático de Comunicación Audiovisual, Universidad Carlos III y Lucía Rodríguez García de Herreros, Profesora ayudante de Comunicación, Universidad Carlos III. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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