Aunque a veces parezca que la norma quiere imponerse, en realidad el mundo es como un gran mix de frutos secos repleto de cacahuetes, pasas, anacardos, avellanas y algún que otro garbanzo. Una fiesta en la que el disfraz ya no es necesario: la diversidad es hoy una revolución estética donde las diferencias se celebran cada vez más en todas las disciplinas.
Todos queremos encajar y, quien diga lo contrario, miente. Desde pequeños, nos esforzamos por demostrarle a los demás que tenemos gustos parecidos, desde nuestras aficiones hasta las zapatillas que nos compramos –imposible no acordarse de aquellas que se iluminaban al caminar–. Como seres sociales, vivimos en permanente equilibrio: queremos ser auténticos y destacar, pero siempre al calor del grupo. La estética juega un papel esencial en ello: salirse de lo comúnmente establecido puede ser un desafío, pero también un éxito.
Aunque pensemos que vivimos en una sociedad muy abierta, no podemos negar que a menudo llevar una imagen rompedora o fuera de lo habitual es una diana para los prejuicios. Tampoco que, en un momento de gris homogeneidad, si se usa bien, es una poderosa arma para destacar. Eso es algo que conocen bien comunicadores, influencers y divulgadores que intentan hacerse un hueco en Instagram, TikTok o Twitter –ahora X, para que no se enfade Elon Musk–. Ya sea por su mensaje o por su estética, los que han conseguido escapar al canon han logrado ser disruptivos y, al mismo tiempo, han contribuido a crear un mundo más vanguardista y abierto demostrando, una vez más, que las apariencias engañan.
Mikel Herrán (@PutoMikel), Daniela Granados (@ddanielagc) e Iván Solar (@KillerQueen) son tres ejemplos de ello. Son, respectivamente, un historiador, una socióloga y un médico. Tres profesiones que, sobre el papel, parecen muy alejadas de la estética que muestran en redes. Tres muestras de que, frente al estereotipo, hay una oportunidad para ser uno mismo e invitar al resto a que lo sea, se dedique a lo que se dedique.
Detrás de esta dicotomía que cambia lo tradicional por el gusto por ser como uno es, hay todo un relato que trasciende incluso a estos divulgadores. Diana Rubio, experta en protocolo e imagen, confirma que esto viene de largo: la disrupción tiene más años que un bosque, no ha comenzado ahora ni con estos divulgadores. «Gaudí o Leonardo da Vinci son casos paradigmáticos que triunfaron teniendo una imagen diferente a la que cabría esperar de personas que alcanzaron tal nivel de reconocimiento en sus respectivos campos», sostiene.
«Quien es diferente llega a más personas que quienes siguen el canon»
Diana Rubio, experta en protocolo e imagen
La asesora de imagen asume, eso sí, que estas nuevas formas de comunicar permiten que los que son ahora disruptivos puedan ser «más visibles y estar más presentes para todo». La imagen, al fin y al cabo, siempre ha tenido el poder de captar la atención y una vez lograda, consigue emitir un mensaje o demostrar su talento con más fuerza que nunca.
«Ser disruptivo actualmente ayuda a diferenciarse y conseguir seguidores. Salirse de la norma vende», zanja Rubio. En esa valiosa diferencia, emergen comunicadores capaces de crear una tendencia que, en opinión de la experta, «debería formar parte de estudios sociológicos». «Demuestran que quien es diferente llega a más personas que quienes siguen el canon». O, dicho de otra forma, lo que hasta ayer era ser extravagante hoy es un valor cada vez más demandado.
Sociología a lo Bad Gyal
Daniela Granados (@ddanielagce) es una socióloga que está haciendo a muchos aprender el término raxeta, que básicamente es el sinónimo moderno para referirse a la estética antes conocida como choni. Esas chavalas de barrio que mezclan bolsos de imitación con camisetas animal print y unos aros en los que cabe toda la obra de los autores clásicos. Una bibliografía que, pese a lo que muchas mentes prejuiciosas pudieran pensar al verla, Daniela, conoce a la perfección. Y lo deja claro en cada vídeo.
«Empecé a grabarlos después de una clase de la universidad sobre la masculinidad. Me parecía que más gente tenía que saberlo, quería ser útil y distinta de la superficialidad de las redes sociales», cuenta sobre sus comienzos. Daniela sigue estudiando, por lo que divulga casi a la par que va desarrollando su carrera académica. Una de las claves está en la sencillez con la que afronta que cada vez tenga más seguidores, que ya superan los 60.000 en TikTok. «Mi estilo no es premeditado y va cambiando según mi estado de ánimo. Es inevitable tener miedo a los errores, pero confío en mí misma y en lo que hago».
«Me han escrito niñas diciéndome que han decidido estudiar sociología por mí»
Daniela Granados, socióloga y tiktoker
Con la naturalidad de quien vive una realidad que para muchos es vanguardista, Daniela lamenta el machismo que aún sigue instalado en las redes sociales, aunque, del otro lado, agradece la posibilidad de llegar hasta los sitios más insospechados. «Es cierto que te tienes que esforzar el triple por ser mujer para que te hagan caso, pero también me han escrito niñas diciéndome que han decidido estudiar sociología por mí. Eso a mí me tiene flipando».
No descarta seguir divulgando así de cara al futuro, pero también piensa derribar prejuicios en cuanto a la forma de comunicar en su campo. Quiere que todo vuelva a ser más natural. «Ojalá pueda dedicarme más a hacer lo que hago en persona y menos por una pantalla».
Darle una vuelta a la historia
Como apunta la experta Diana Rubio, la disrupción entre lo que uno muestra y lo que los cánones tradicionales establecen no es algo que esté sucediendo ahora, sino que ha sido una constante a lo largo de la historia. Y ese es precisamente el campo de Mikel Herrán (@PutoMikel). Un divulgador que relata acontecimientos que marcaron el devenir de nuestro tiempo a la vez que se empapa de una sociedad contemporánea en la que los tópicos relacionados con el género están cada vez más diluidos.
Aparece en muchos de sus vídeos como lo haría en su vida normal: maquillado. Vivió un tiempo en Catar, un país que no acepta a personas del colectivo LGTBIQ+ al que él pertenece, y al llegar a España sintió la pulsión de comunicar de la manera en que lo hace. «Me parecía importante utilizar este tipo de lenguaje visual. Es muy importante romper los estereotipos: me aburren los convencionalismos de lo que puede y no puede hacer un hombre».
En sus redes –cuenta con más de 100.000 seguidores en Instagram y muchos de sus vídeos en YouTube superan el medio millón de visitas– reivindica la pluma mientras divulga sobre historia y antropología. Entre su público hay gente atraída por su manera de comunicar estas disciplinas, pero también académicos de estética clásica. «He sentido alguna mirada sospechosa, como de asumir que, por mi estética, hay falta de seriedad en lo que hago», reconoce. Por fortuna, cada vez son menos.
«He sentido alguna mirada sospechosa, como de asumir que, por mi estética, hay falta de seriedad en lo que hago»
Mikel Herrán, historiador y youtuber
Tanto en sus vídeos como en sus libros –La historia no es la que es, es la que te cuentan y Sodomitas, vagas y maleantes: historia de la España desviada de Atapuerca a Chueca, editados por Planeta–, Mikel confirma que el mensaje y su envoltorio pueden ayudar a romper con lo establecido. El historiador recuerda cómo un día una niña y su abuelo se le acercaron para saludarle, y fue la nieta la que contó que le había conocido por su abuelo. «Justo al revés de lo que puedes esperar».
Una drag en Urgencias
Desde hace unos años, el fenómeno drag arrasa en España, con formatos como Drag Race (Atresmedia) y espectáculos musicales que se suceden en distintas ciudades temporada tras temporada. Quizá una de las más conocidas de nuestro país sea Killer Queen. Lo que no todo el mundo conoce es que es una drag que también es médico de urgencias en la Comunidad de Madrid.
«Lo que más valor aporta de mi imagen es romper con el hecho de pertenecer a la élite social a la que pertenecen los médicos. Parece que tenemos que ser personas rectas y que yo esté con peluca y tacones haciendo el mamarracho nos acerca a la normalidad», dice Killer Queen, que es Iván Solar cuando sus pacientes acuden a verle. Muchos de ellos ya le conocen como drag y se muestran más cómodos con él que con ningún otro compañero. «Me llegan, en general, muchos jóvenes y probablemente pertenecientes o conocedores del colectivo LGTBIQ+ que saben quién soy y se sienten en un lugar seguro».
«Me gustaría pensar que el normativismo va a ser lo raro y que la gente no va a saber lo que es una profesión normativa»
Killer Queen, médico y drag
Su imagen no es un mensaje en sí mismo, pero su vida sí lo es: Killer Queen es el alter ego que mejor entiende a Iván Solar y viceversa. «He llegado a un momento bastante pacífico con mis dos yoes. Creo que vivimos en un momento de bastante armonía». Es algo que intenta transmitir cada vez que habla de su profesión en sus redes, y también a través del activismo. «Intento desde mi posición demostrar que hay intención de cambio en el mundo en general y en el de la medicina. Siempre digo lo mismo a los pacientes: “Yo le tengo que tratar bien; cómo vaya vestido, da igual. Lo que a usted le interesa es que yo sea un buen médico y profesional. Mientras le atienda bien, usted no tiene que preocuparse de lo que yo haga en mi vida privada, si me pongo una peluca o no. Como si un día quiero ir con peluca a la consulta”».
Preocupados por un mundo que va a una velocidad trepidante, estos tres perfiles son ejemplo de un presente que camina hacia un futuro en el que la diversidad es norma y fuente de riqueza. «Me gustaría pensar que el normativismo va a ser lo raro y que la gente no va a saber lo que es una profesión normativa. Ojalá ser referente para que estas generaciones rompan definitivamente con los prejuicios y que, en un futuro no sea raro que un médico, un juez, un abogado, o yo qué sé, un presidente del gobierno, puedan ser drag», concluye Soler.