¿Cansado de Love Actually o Solo en casa? En estos días de descanso, hay vida más allá de las películas y del cine navideño de siempre –aunque probablemente también caigan–. Once cinéfilos expertos recomiendan sus favoritas.
Nada más comenzar el mes de diciembre, al abrir cualquiera de las plataformas de cine y series bajo demanda, nos encontramos con anuncios de películas en las que predominan los tonos verdes y rojos, títulos que juegan con las palabras Santa o Reyes, y escenarios navideños con familias unidas o mal avenidas y parejas que se reencuentran.
Pero el cine navideño no es tanto un género como una categoría particular, en la que caben clásicos, estrenos ‘ad hoc’ y clásicos modernos de diferentes registros; comedias, aventuras o dramas (desde ¡Qué bello es vivir! a Solo en casa, pasando por Love Actually o Jungla de Cristal). Cada uno, en nuestra casa, tenemos nuestra película de Navidad preferida. Para añadir títulos a esa lista de imprescindibles, desde un punto de vista menos comercial, hemos pedido a varios expertos que nos recomienden películas que se salen de la fórmula más convencionalmente reconocida como «navideña», para espectadores con ganas de innovar.
1. El día de la bestia (Álex de la Iglesia, 1995)
Recomendada por Sara Valenzuela Monreal, de la Universidad Loyola Andalucía.
La película transcurre durante la Navidad, pero Álex de la Iglesia ya explicaba que la gente estaba harta de «tanto Bambi y tanto espíritu navideño chorra» y, por eso, su propuesta para estas fechas tiene acción, humor y esa estética a veces hasta gore que caracteriza al director. El Día de la Bestia es una comedia negra satírica, castiza y fantástica que recorre unas calles del Madrid de la explosión urbanística en fechas navideñas. Pero hasta ahí los villancicos (si no contamos el disco de grupos como Extremoduro o Def con Dos que daban lugar a su banda sonora).
Sus personajes, escritos con Jorge Guerricaechevarría, son la mezcla perfecta de esperpento y cotidianidad. Los tres héroes que forman el equipo para salvar al mundo son el padre Berriatua, un sacerdote vasco que se traslada a Madrid para evitar la llegada del Anticristo el día de Navidad y que tiene que acumular malas acciones para enfrentarse a él (interpretado con inocencia y convencimiento a partes iguales por Álex Angulo); José María, un heavy de Carabanchel que decide ayudarle (por el que Santiago Segura se llevó el Goya a mejor Actor Revelación), y un presentador de programas de misterio (Armando de Razza) que sirve de excusa para reflejar la época de la llegada de las televisiones privadas a España.
Álex de la Iglesia ganó un merecidísimo Goya a Mejor Director por esta película, la segunda de su filmografía, que, además, se convirtió en un éxito de la taquilla, aunque en un primer momento su financiación fue difícil de conseguir. De hecho, en 2021 se reestrenó en los cines de España con motivo de su 25 aniversario. Pero, sobre todo, esta película marcó la vuelta del cine de terror y fantástico a España y a los Herederos de la bestia (como se llamó su documental), grandes directores del país que admiten estar influidos por este largometraje, como Jaume Balagueró o Paco Plaza.
2. Spencer (Pablo Larraín, 2021)
Recomendada por Mercedes Ontoria Peña, de la Universidad Nebrija
La Navidad como momento excepcional de unión familiar y armonía es a menudo una leyenda tan engañosa como el mito de la princesa feliz. Quizá por esta coincidencia, el director chileno Pablo Larraín decidió rodar un film sobre las angustiosas navidades de Diana de Gales durante un ficticio invierno en los años 90. La vida de la princesa se ha llevado al cine y a la pequeña pantalla sin descanso desde su desaparición, pero Spencer no indaga sobre los secretos de Lady Di o su figura como icono. La película de Larraín es y no es una antifábula navideña.
La princesa debe asistir a los tradicionales festejos navideños en el castillo de Sandringham. La voluptuosidad de los platos y la delicadeza de los vestidos de fiesta causan vómitos y ansiedad en Diana. La dulzura y la cercanía humana está tan ausentes en la Navidad del castillo como el calor en las alcobas reales. Esta no es la historia de una princesa dichosa, ni de un espíritu navideño que traiga la bondad universal.
Y a pensar de todo, como en el típico cuento, la Navidad tiene un fantasma salvador: el de una reina del siglo XVI víctima de feminicidio. Hay gestos de fraternidad con el servicio que derriban jerarquías y compensan el desapego familiar. Hay objetos andrajosos y memorias de la infancia que rescatan a la princesa del ahogo de palacio. Por fin, hay una lección de amor. No solo el de una madre especial —que se construye con juegos, confesiones y la tierna espontaneidad de Diana con sus hijos–, sino también otro inesperado. Un amor liberador que no compromete, pero devuelve a la princesa el impulso para recuperar su verdadero nombre. Spencer nos trae una navidad que rescata los vínculos sinceros y que acaba con los sentimientos de protocolo.
3. Klaus (Sergio Pablos, 2019)
Recomendada por Marta de Miguel Zamora, de la Universidad Rey Juan Carlos.
Para pasar una tarde de cine navideño en familia recomiendo dos películas españolas que han estado nominadas a los premios Oscar.
En la sobremesa, Klaus, una película de animación que recoge los típicos elementos navideños. Aparecen las cartas, los juguetes, los renos, el trineo, Santa Claus, los ayudantes y la bondad como clichés, pero lo hacen eliminando todo elemento mágico o fantasioso que caracteriza a las películas de esta temática.
Klaus es una animación con tintes realistas que narra cómo comenzó la leyenda de Santa Claus mediante las aventuras de Jesper, un cartero torpe y egoísta, en cuyo viaje al círculo polar ártico aprende que «un verdadero acto de bondad siempre provoca otro».
4. Plácido (Luis García Berlanga, 1961)
Recomendada por Marta de Miguel Zamora, de la Universidad Rey Juan Carlos.
Y, para continuar con la bondad, a media tarde el trineo de Santa Claus se convierte en el motocarro de Plácido, un vehículo adornado con una estrella fugaz del que tiene que pagar la primera letra. Para saldar su deuda, Plácido se pasa la Nochebuena trabajando. Conduce de un lado a otro para el señor Quintanilla, el encargado de los eventos de la campaña de adopción de pobres para la cena de Nochebuena de las clases privilegiadas. Sin comerlo ni beberlo, Plácido se convierte en un Santa Claus muy particular con un motocarro cargado de denuncia social envuelta en sátira. Una película que dará mucho juego en las conversaciones de la cena familiar.
5. El Apartamento (Billy Wilder, 1960)
Recomendada por Ana Isabel Cea Navas, de la Universidad de Valladolid.
Billy Wilder eligió la época navideña para crear una de sus obras más admiradas y reconocidas. Es una conmovedora historia en la que drama y humor se entremezclan, además de diversos contrastes: la verdad y la mentira, la ética y lo inmoral, el poder y la sumisión, el amor y la repulsión, la soledad y la aglomeración, el éxito y el fracaso.
Un relato magistralmente interpretado por Jack Lemmon y Shirley MacLaine en los papeles de C.C. Baxter y Fran, que describe la vida de un empleado de una aseguradora (Baxter) que, arrastrado por el sistema capitalista, intenta ascender de una forma humillante e indigna: prestando a sus jefes la llave de su apartamento para que estos puedan tener relaciones extraconyugales con las secretarias de la colosal oficina en la que trabajan mientras que él permanece en la calle a la intemperie, pero todo cambia cuando Baxter se fija en una de las ascensoristas, Fran, otra de las presas de estos directivos, concretamente del señor J. D. Sheldrake (Fred Mac Murray) quien otorga el ascenso a Baxter.
El Apartamento es una película para disfrutar en cualquier momento del año, aunque especialmente apropiada para ver en Navidad, pues es en las fechas clave de este periodo (el día de Nochebuena y el de Fin de Año) donde se producen los giros de la acción narrativa y uno de los mejores finales de la historia del cine.
6. Las aventuras del príncipe Achmed (Lotte Reininger, 1926)
Recomendada por Valeria Camporesi, de la Universidad Autónoma de Madrid
Las Navidades son un momento que identifico con ritmos pausados, tiempo para dedicar a las personas a las que se quiere y a las tareas que la cotidianidad aplasta. Y el mejor cine para acompañar y dejarse llevar por esa sensación debe ser sugerente, proponer niveles de lectura diferentes, desenganchar al espectador de la impaciente espera del desenlace.
Las aventuras del príncipe Achmed es una película de animación muy singular realizada (por una mujer) con siluetas recortadas. A parte de por su importancia histórica, la señalo porque no solo relata una historia fascinante basada en Las mil y una noches, sino que es capaz de inspirar las emociones del teatro de sombras.
7. Gloria (John Cassavetes, 1980)
Recomendada por Valeria Camporesi, de la Universidad Autónoma de Madrid
Aparentemente, Gloria es una obra de acción, pero la fuerza, la humanidad, y la intensidad de la protagonista, interpretada por la gran Gena Rowlands, rompe todos los esquemas, y nos arrastra a un mundo en el que las emociones se ponen en primer término.
8. Paterson (Jim Jarmusch, 2016)
Recomendada por Valeria Camporesi, de la Universidad Autónoma de Madrid
Aquí el protagonista es un conductor de autobús que escribe poesía; su manera de estar en el mundo, la delicadeza que su pequeña historia retrata, relegan a un segundo plano los mínimos acontecimientos que arrugan su vida; nos quedamos con sus gestos, las imágenes y las personas que le acompañan, e inspiran.
9. El Olivo (Icíar Bollaín, 2016)
Recomendada por Javier Lozano Delmar, de la Universidad Loyola Andalucía.
Aunque El Olivo no habla de Navidad, ni se desarrolla en un paisaje nevado (más bien transcurre en Castellón, en una zona de la España más rural) nos habla de un tema que sí que está presente de una u otra forma en los relatos navideños: la familia. Y, además, habla de la herencia, del traspaso entre generaciones y de la tierra. Un tema que también se ha repetido mucho en películas galardonadas los últimos años como Alcarràs (y también Verano 1993) de Carla Simón o Cinco Lobitos de Alauda Ruiz de Azúa.
La historia está escrita por Paul Laverty, figura relevante del cine social y de denuncia y colaborador habitual de otro de los grandes: Ken Loach. La película es un viaje de descubrimiento que lleva a los tres protagonistas a recorrer toda España y parte de Europa hasta llegar a Düsseldorf en busca de un olivo. Anna Castillo, interpretando a Alma, aportará toda la espontaneidad, juventud, ternura y complejidad que solo ella consigue trasladar a sus personajes. Le acompañan en el viaje Javier Gutiérrez y Pep Ambròs. Los tres, en una aventura de lo más quijotesca, deciden salir corriendo a buscar el olivo preferido del abuelo de Alma, que su familia ha decidido vender a una empresa alemana para saldar sus deudas. El olivo son los ojos y el ímpetu de Alma explicando a la generación de sus padres que la tierra y los abuelos son las auténticas raíces de la familia. El olivo es una metáfora de la importancia del cuidado de lo nuestro.
10. Recuerdo de una noche (Mitchell Leisen, 1940)
Recomendada por Celestino Deleyto Alcalá, de la Universidad de Zaragoza.
La época dorada de Hollywood cada vez nos queda más lejos. Para muchos jóvenes nacidos en el siglo XXI, el cine clásico de los años treinta y cuarenta del siglo XX no es ya ni el cine de sus padres, ni siquiera, en la mayoría de los casos, el de sus abuelos. Es un cine remoto y hasta extraño, difícil de apreciar, aburrido.
En los últimos tiempos, entre las películas de Navidad que nos ofrecen las diferentes plataformas, es difícil encontrar más de una o dos producciones del período clásico. ¡Qué bello es vivir! (Frank Capra, 1946) sigue siendo, año tras año, década tras década, la más conocida y la más repetida, en muchos casos, la única.
Recuerdo de una noche quizá no entraría en una lista de las mejores películas de Mitchell Leisen y, sin embargo, se trata de una de las mejores películas sobre la Navidad y el espíritu navideño, y un ejemplo paradigmático del funcionamiento del cine de género en el período clásico, así como de la combinación de grandes talentos que caracterizó al cine de Hollywood de aquellas décadas.
Con guión de Preston Sturges (a quien impulsó a dedicarse a la dirección porque quedó descontento con los cambios a la historia hechos por Leisen), y los grandes Barbara Stanwyck y Fred MacMurray como protagonistas, cuenta la historia de Lee Leander, una ladrona de poca monta que vive en Nueva York y acaba delante de un juez y un jurado en Navidad. El joven y brillante fiscal John Sargent (MacMurray) tiene prisa por terminar para irse a pasar las fiestas con su familia en Wabash, Indiana.
Como la mayoría de las películas de Navidad, Recuerdo de una noche es una historia sobre la importancia de la familia y, como en los mejores ejemplos del género, las familias tienen tantas sombras como luces.
Debido a sus cambios drásticos de registro (va de la comedia romántica, al humor racista de una breve escena con el criado negro, pasando por el cine de carretera, el gótico y el melodrama), Recuerdo de una noche cayó en el olvido. Sin embargo, son precisamente sus imperfecciones, el contraste entre cinismo y sentimentalismo, su casi permanente oscuridad pese a las luces navideñas, y la fuerte ambivalencia hacia la institución familiar, lo que la convierten en una película digna de ser revisada y, para quien escribe, en una de las mejores representantes del género.
11. Chavalas (Carol Rodríguez Colás, 2021)
Recomendada por Sara Valenzuela Monreal, de la Universidad Loyola Andalucía.
La vuelta a casa, al barrio, con la familia y los amigos de siempre. Chavalas no es una película navideña, pero muchos jóvenes españoles se van a sentir más identificados con este largometraje durante estas fechas que con los grandes clásicos. En esta película se hace palpable esa sensación agridulce de volver a un sitio en el que se nos conoce mejor que en ningún otro y que, por ende, nos obliga a hacer autocrítica y mirar al futuro, casi como para establecer los objetivos inalcanzables de cada año nuevo.
La Navidad es una fecha para reconectar con algo que muchas veces dejamos en un segundo plano durante el año: nuestra casa. Carol Rodríguez (directora de Chavalas) y su hermana Marina (guionista) querían hablar de los vínculos que se forman con las personas con las que creces. Y, con la mirada de esta nueva hornada de creadoras, reflejan la búsqueda de la felicidad (nada más navideño que eso) para una generación que se tacha de perdida.
Para contar esta historia, cuatro grandes actrices jóvenes españolas que nos han dado y seguirán regalando grandes papeles, como son Vicky Luengo (Antidisturbios), Carolina Yuste (Carmen y Lola), Elisabet Casanovas (Merlí) y Ángela Cervantes. Las cuatro forman una pandilla que podría ser la nuestra de toda la vida y unos personajes femeninos que reflejan el drama de muchos jóvenes, pero desde la comedia. Son espontáneas, divertidas y muy cercanas. Y, como buena película para el momento, no podía faltar la escena musical como exponente de esta naturalidad, pero esta vez a golpe de Seguridad Social. Chavalas narra el momento de estar con la pandilla y hacer autocrítica volviendo a casa, como el turrón.
Marta de Miguel Zamora, Profesora de Comunicación Audiovisual y Publicidad, Universidad Rey Juan Carlos; Ana Isabel Cea Navas, Profesora en el Área de Comunicación Audiovisual, Universidad de Valladolid; Celestino Deleyto Alcalá, Catedrático de Estudios Ingleses y Fílmicos, Universidad de Zaragoza; Javier Lozano Delmar, Profesor de Narrativa y Estética Audiovisual, Universidad Loyola Andalucía; Mercedes Ontoria Peña, Investigadora predoctoral en Estudios Fílmicos en la Universidad Autónoma de Madrid. Profesora en el Departamento de Lenguas y Literatura, Universidad Nebrija; Sara Valenzuela-Monreal, Ayudante de Investigación en el Departamento de Comunicación y Educación, Universidad Loyola Andalucía y Valeria Camporesi, Profesora de Historia del cine y de la cultura visual de masas, Universidad Autónoma de Madrid
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.