Cansadas de recibir comentarios que ponían en entredicho el precio de sus bolsos, las hermanas Zubizarreta, creadoras de la marca Zubi Design, decidieron explicar a dónde iba cada céntimo en un podcast y a través de su Instagram. Para su sorpresa, la publicación fue muy bien recibida por su público, pero también por los medios de comunicación. Su caso no es el único: cada día más marcas de moda abren la puerta de sus talleres y de sus tickets de compra para explicar qué y por qué pagan sus clientes.
En la era de la fast fashion, de las tres ‘b’ del ‘bueno, bonito y barato’, nos encantan sobre todo las dos últimas, pero ¿somos realmente conscientes de lo que se esconde tras ello? Según el IV Estudio Marcas con Valores, publicado hace apenas unos días, más del 60% de los ciudadanos asume que, cuando compra un producto barato, sus condiciones de fabricación pueden ser injustas social o medioambientalmente… Pero lo seguimos haciendo, anestesiados por esa banalidad del low cost que impera en la comida, en los viajes y también, por supuesto, en la moda.
Al ir de compras caemos en la tentación de vestirnos con prendas baratas que están en tendencia y que aguanten unas cuantas jornadas, porque hoy nuestros armarios cambian más rápido que el tiempo. Fabricar prendas de calidad y que respeten tanto al planeta, como a toda la cadena de valor –producción, distribución y venta– tiene un precio más elevado que aquellas que no cumplen ambas condiciones y, aunque optemos por lo barato o nos quejemos por ello, lo sabemos. Las marcas también, y muchas han decidido explicar por qué.
El precio está justificado
Este es el caso de Zubi Design, una marca española que un día decidió mostrar sin tapujos la trazabilidad de sus bolsos, que incorporan imágenes de distintos rincones del mundo. Rincones que las hermanas Mercedes y Elena Zubizarreta, creadoras de la firma, recorren cámara en mano para después plasmarlos en sus diseños.
Como puede comprobarse en su web, el precio medio de sus bolsos oscila entre los 60 y 80 euros. Esa cifra era objeto de comentarios en redes sociales por parte de algunos usuarios, así que un día, las diseñadoras decidieron explicar en un post de Instagram y posterior podcast publicados el pasado noviembre por qué sus bolsos tienen ese precio, que se debe, básicamente, a la forma en la que se fabrican y venden sus productos.
«Confiamos en talleres artesanales españoles para que manufacturen nuestros productos y tan solo compramos materiales a proveedores que cumplen con exigentes estándares de calidad y sostenibilidad. A esto hay que sumarle sueldos justos para el personal, alquiler de local, marketing y publicidad, impuestos y muchas otras variables», explica Mercedes. «A este tipo de productos se les conoce por el nombre de éticos y transparentes, pues muestran su trazabilidad, cuidan de toda la cadena de valor y además tienen un impacto positivo para la sociedad y el planeta».
Dicho de otro modo, hacer bien las cosas tiene un precio. Sin embargo, para las firmas más pequeñas, competir con las grandes cadenas es muy difícil y, si quieren intentarlo, se ven obligadas a bajar drásticamente sus precios.
«No fomentamos la transparencia y la ética para atraer a más consumidores, sino por convencer a que otras marcas sigan nuestro camino y puedan crecer al igual que lo hemos hecho nosotras», comenta Mercedes. «Conocemos infinidad de casos en los que marcas amigas que hacían bien las cosas han terminado desapareciendo por no poner el precio adecuado a sus productos. Tenían miedo a que el consumidor les rechazara y se conformaban con cubrir gastos. Eso no es compatible si quieres crecer como marca y seguir fomentando que exista un mercado justo, ético y transparente», añade.
La moda ética y transparente ya es una realidad
En esa lucha por la transparencia, las hermanas Zubizarreta no están solas. Creada por Jon Kareaga, Mikel Izurieta y Maddi Bercianos, Bask es una marca que cree en la moda y en su trabajo como elemento de transformación social y medioambiental. Durante un viaje a India, los activistas vascos pudieron comprobar la cara oculta de la fast fashion, las condiciones deplorables en las que los trabajadores fabricaban una ropa cosida con materiales de baja calidad y nulo respeto por el medio ambiente. Tras verlo, decidieron impulsar su propia firma de ropa ética, vegana y transparente.
Sus creadores definen la marca como «ropa que va más allá de las simples prendas», porque insisten en tratar a sus trabajadores con respeto y en cuidar el entorno. «Nos comprometemos a reducir nuestro impacto en el medio ambiente mientras empoderamos a las comunidades donde trabajamos», explican en su página web.
Un ejemplo de ello es la última campaña que realizaron este verano, cuando recorrieron toda la costa del País Vasco para recoger residuos plásticos que serán utilizados para confeccionar los bañadores de la colección primavera-verano 2022. El pasado noviembre, también hicieron una fuerte campaña contra el Black Friday, porque insisten en que fechas como esa o los periodos de rebajas perpetúan un modelo de consumo insostenible. Al igual que Zubi Design, también han explicado en numerosas ocasiones dónde va el dinero invertido en cada una de sus prendas, incluido su margen de beneficio.
Pero hay muchos más proyectos que tienen que ver con la transparencia, con la ética y la sostenibilidad sin dejar el diseño y el buen gusto. En Back To The Roots plantan dos árboles en el Amazonas con cada compra. Los Ritmo Mornings son unos divertidos diseñadores de camisas hawaianas fabricadas a partir de plástico reciclado del Mediterráneo. También está The Milk Away, ropa para toda la familia que justifica su precio hasta el último céntimo. O Uttopy, moda solidaria a favor de grandes causas certificada con el sello B Corp. O Bink and Plue, una marca de moda infantil que busca romper con los estereotipos. Podríamos seguir, pero la conclusión es clara: la transparencia en la moda es mucho más que algo relacionado con sus materiales y texturas, y la tendencia ha llegado para quedarse.