Que el invierno te pille en el bosque

Cuando bajan las temperaturas, más que nunca se hacen necesarias las cosas que nos reconforten: la ropa gustosa, una taza humeante entre las manos, una charla frente a la chimenea, un paseo por la naturaleza en el que el aire puro te inunde los pulmones. Estas cabañas son el lugar perfecto para hacer todas esas cosas. Llegar a ellas es más o menos fácil… lo difícil será irse.


Una de las cosas más fascinantes del otoño y el invierno son los bosques. La majestuosidad de los árboles y la naturaleza en estas dos estaciones del año es única: parte de ella proviene del frío y la nieve, de la humedad, de los olores especiales de esta época del año, los colores dorados e intensos en un momento en el que todo parece dormido y apagado. Los bosques forman parte de nuestro imaginario desde muy pequeños, al igual que las cabañas en un claro dentro de la frondosa arboleda esperando al silencio.

Seguro que cuando lees esta palabra, cabaña, piensas en una casa de madera y te ves sentado delante de una buena chimenea, con tu manta de cuadros de lana merina y una buena taza de café o caldo caliente, ¿verdad? Normal. Esa sensación de refugio y calidez es una de las mayores fantasías del invierno y una de las que más buscamos en nuestras escapadas durante los meses más fríos.

En un momento en el que vivimos rodeados de tráfico, ruido, hiperproductividad, velocidad, trabajo desenfrenado y adicción a las ciudades, está bien parar durante unos instantes y recuperar la conexión con la naturaleza al más puro estilo Walden. Eso sí, si no queremos llegar al extremo de dejarlo todo y mudarnos al campo, siempre tenemos la opción de cortar la rutina durante unos días, poner el móvil en modo avión, meter algunos libros en una mochila y viajar.

Pura desconexión a una hora de Madrid

Experimentar en primera persona la filosofía de la vida tranquila no es una utopía, es una realidad a poco más de una hora en coche desde Madrid, en la localidad abulense de Peguerinos. Casa Otea es el resultado de cambiar la forma de consumir el turismo, no solo desde el punto de vista personal, como viajero, sino desde el negocio. Romper las reglas del juego, dejar de hacer check en los lugares y sacar fotos en las esquinas de moda de la ciudad de turno para contárselo a Instagram.

cabañas

Esta cabaña quiere que realmente emplees tus días de descanso para eso, para descansar: que disfrutes de la naturaleza, de la gastronomía, de un buen paseo cerca del pantano. Para ello, la sostenibilidad ha sido un factor importante. Para su construcción y diseño, llevado a cabo por Noema Studio, se han utilizado materiales locales y naturales; y dentro del refugio se apuesta por marcas responsables y productos de cercanía.

Casa Otea, además, se encuentra en un lugar privilegiado, en la Sierra de Guadarrama, cerca del pantano de Peguerinos y con vistas a un paraje protegido. Aunque, como ellos mismos dicen, es una cabaña que te invita a mirar hacia adentro.

Galicia, paraíso cabañil

Galicia es cuna y maestra de los alojamientos rurales y cabañas, además de tener uno de los paisajes con más contrastes del país, en el que puedes disfrutar de playas, bosques y monte a muy poco tiempo de distancia. MU_Moradas no Ulla es un alojamiento rural que sabe bien de todo esto y le ha sacado partido desde un punto de vista respetuoso con el entorno. En la localidad coruñesa de Teo, a medio camino entre Santiago de Compostela y las playas de Arousa Norte y del Atlántico, se encuentran rodeadas de un frondoso bosque muy característico en las tierras gallegas. Un punto de partida perfecto para perderse un fin de semana en los alrededores del río Ulla.

El bienestar de las personas, el cuidado de la naturaleza y la coherencia con el medioambiente son sus pilares principales, lo que convierte a sus tres cabañas de madera en un pequeño ecoparaíso. Su arquitectura es una de las grandes protagonistas: construcciones sencillas, cuidadas, fabricadas en madera de pino ecológica y con un diseño moderno que recuerda al hygge danés, ese bienestar nórdico que tanto nos atrae.

El sueño (real) de dormir en una casa-árbol

Las casas en los árboles son el sueño infantil por excelencia. ¿Por qué no elevar esta fantasía al lujo y al mundo adulto? Salimos de España para visitar Woodnest, una cálida casa-árbol junto al espectacular fiordo de Hardanger, en Noruega, fruto del trabajo de una familia que decidió construir en la vida real la treehouse de su imaginación. Probablemente nos quedaríamos sin palabras al llegar y contemplar cómo se erige, elegante y potente, delante del paisaje nórdico. Enclavada a diez metros de altura sobre un pino y rodeada de un magnífico bosque, es la escapada perfecta al campo sin renunciar al confort.

El secreto de su éxito reside en su construcción: está diseñada por los arquitectos noruegos Helen & Hard, cuyo reto principal fue adaptarse a los árboles sin dañarlos. De este modo, casi sin apoyos, el tronco soporta de manera segura el peso de la cabaña –de 15 metros cuadrados de volumen– y vive dentro de la propia estructura, pasando por el centro del refugio y formando parte de él. Toda la madera utilizada es local: el mobiliario se diseñó especialmente para el espacio y fue producido de manera artesanal en un pueblo cercano. Además, dentro de su filosofía de proximidad, todos los productos que se utilizan son de kilómetro cero, libres de tóxicos y eco. ¿Cuándo nos vamos?

Slow Life en Cantabria: Sí, gracias

Regresamos a nuestro país para terminar el viaje con la joya de la corona. Su nombre ya lo dice todo: Villa Slow. Es imposible que en este pequeño paraíso de Cantabria no salgan las cosas bien. En el corazón de los Valles Pasiegos, en el Valle del Miera, la arquitecta Laura Álvarez ha diseñado un proyecto turístico en armonía con el paisaje. «Lo diseñé como si fuera mi propia casa. Quería crear un espacio para contemplar el bello entorno e, incluso, puedes ver las estrellas desde la cama», comenta. En las dos hectáreas y media del terreno hay hasta un manantial de agua y una pequeña cascada. Una excusa perfecta para bajar el ritmo y desconectar de verdad.

Villa Slow está inspirada en las casas pasiegas tradicionales, pero con un toque actual. En ella se mima, además, el cuidado medioambiental para proteger el entorno en el que se enclava: los materiales han sido reciclados y proceden de proveedores locales, el agua se obtiene del propio manantial y se apuesta por la energía renovable procedente de los paneles solares instalados en la cabaña, que cubren el 75% de la demanda. Un lujo para los sentidos.

La campiña inglesa con más estilo

El countryside inglés es uno de esos ejemplos de perfección silvestre y elegancia al mismo tiempo, un lugar que te traslada a las novelas de Jane Austen o en el que es fácil imaginar a los victorianos disfrutando de un buen –sofisticado, siempre– picnic. Situado en una bonita y tranquila zona llamada Breckland, en el sur de Norfolk, las cabañas de Settle se encuentran en uno de los terrenos más soleados del Reino Unido y un entorno rodeado de alguno de los mejores bosques del país, con kilómetros de arboledas y senderos para pasear.

Utilizando materiales y accesorios recuperados y restaurados de un astillero, así como vagones de tren de época, sus cabañas son pintorescas y un homenaje al lugar y su historia. Todos sus refugios de madera están diseñados para estar en equilibrio con el entorno y fueron construidos por personas de la zona. Al estar rodeadas de árboles maduros y flora autóctona, el paisaje se convierte en un elemento más de la experiencia dentro de la casita, con unas espectaculares vistas a un lago de nenúfares.


Eva Morell es periodista y autora de la newsletter El club de la cabaña, en la que cada jueves comparte algunos refugios como los que has leído en este reportaje.

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Igluu, con su consentimiento, tratará sus datos para enviarle la newsletter. Para el envío se utiliza MailChimp, ubicado fuera de la UE pero acogido en US EU Privacy Shield. Puede ejercer sus derechos de acceso, rectificación o limitación, entre otros, según indicamos en nuestra Política de privacidad.