Aunque el verano es una época del año muy esperada cuando hablamos de descanso y desconexión, para muchas personas significa la llegada de los miedos e inseguridades. La temporada de enseñar más tu cuerpo es complicada cuando no te sientes a gusto en él: según una encuesta realizada por TopDoctors®, el 82% de los españoles dice avergonzarse de su cuerpo. Si hablamos de los menores de 30 años, la cifra sube diez puntos.
Campañas polémicas a un lado, ver representados solamente un tipo de cuerpos ideales –esos menores de treinta crecieron con la imagen de que Beyoncé y Bridget Jones, por ejemplo, estaban gordas– ha generado enormes complejos en miles de personas que sufren cada año a la hora de enfrentarse al bañador por no tener un bronceado o un cuerpo perfecto. Eso, con frecuencia, se ha traducido en ejercicios y dietas muy poco saludables, aunque fueran aplicadas con bajo la manida frase «no es por estética, es por salud».
«La exigencia de estar bien para el verano lleva a adoptar conductas inadecuadas con nuestra alimentación que, si se cronifican, es posible que sean el origen de un trastorno de la conducta alimentaria que desemboque en anorexia, bulimia, ortorexia o vigorexia. Ciertamente podría ser el detonante de dicha enfermedad», advierte el doctor Agustí Molins. La dieta keto –con enormes riesgos si se hace mal o sin supervisión–, el ayuno intermitente, las infinitas dietas que se encuentran por internet, esos batidos hipocalóricos… Son algunas de las más populares a la hora de hacer una operación bikini que puede dejar secuelas todo el año si no se acude a la consulta antes de empezarla.
Lo mismo sucede con el ejercicio, imprescindible para estar sanos pero que nos puede dar un disgusto si nos lo tomamos con prisas para llegar a la temporada de playa. «Las lesiones más comunes suelen ser musculares y tendinosas, derivadas del ansia, de la prisa por conseguir el objetivo de forma inmediata», explica el traumatólogo Vicente de la Varga.
Entender que la diversidad corporal existe, que no necesitamos tener un cuerpo que encaje en los cánones impuestos para disfrutar del verano y que un peso bajo no es siempre sinónimo de buena salud son los primeros pasos para empezar a aplicar ese meme de que para tener un cuerpo de playa solo necesitas dos cosas: tener un cuerpo e ir a la playa. Puedes leer el reportaje completo de Carmen Lago en Yorokobu.