En el tercer capítulo de Aquí no hay quien viva, estrenado hace casi veinte años, uno de los dramas de la popular comunidad de vecinos es la instalación de los cubos de basura de diferentes colores para favorecer el reciclaje: ninguno de ellos se aclara con qué va en cada sitio, desde el papel de las magdalenas a las latas de conservas. Casi dos décadas después, aunque algunas dudas permanecen y a todos alguna vez se nos cuela algo en el cubo que no es, el reciclaje es un hábito extendido en más del 80% de los hogares españoles.
Además, para subsanar esos pequeños deslices con nuestros desechos, la tecnología avanza con rapidez. La compañía Cambridge Consultants directamente ha inventado un cubo que acaba con las dudas grandes y pequeñas, incluyendo la de los residuos que parecen iguales, pero que por la composición de sus materiales no lo es –¿quién no ha tirado algún frasco de cristal al contenedor verde?–. Al posar el objeto en su parte superior, el cubo lo analiza con sus sensores y determina su composición, iluminando el orificio donde debe depositarse.
Aunque la mayoría de sus clientes son grandes cadenas de restauración, el invento es un buen ejemplo de cómo poner la innovación al servicio de la concienciación medioambiental. Mediante una aplicación móvil, también los usuarios pueden ganar diferentes recompensas o descuentos.
Para saber más de este futurista cubo de basura, puedes leer esto que cuenta Eduardo Bravo.