Foto: Silvia Ruiz

Reserva Wild Forest: Vuelta a lo salvaje

Ser influencer no es solo ver atardeceres idílicos y asistir a eventos rebosantes de glamour. A veces es necesario bajar al barro. Literalmente. La creadora de contenido y escritora Paola Calasanz (@dulcineaestudios) lo hizo –y lo hace– en la Reserva Wild Forest, centrada en la recuperación de animales salvajes que no pueden volver al bosque. Esta es su historia.


Cuando Paola Calasanz (Barcelona, 1988) sintió que la naturaleza la llamaba tenía solo 25 años. Por aquel entonces, estaba cumpliendo su sueño cosmopolita. Trabajaba como fotógrafa en Barcelona, vivía en un loft y sus seguidores en redes no paraban de crecer –siguen haciéndolo, y hoy cuenta con 700.000 en YouTube y más de 100.000 en Instagram–. Pero un día empezó a darle vueltas a una idea: no sabía bien de dónde venían la mayoría de los alimentos que comía. Una década después, ha convertido esa idea en su modo de vivir. Así nació la Reserva Wild Forest, una organización sin ánimo de lucro centrada en el cuidado de la fauna salvaje que no puede regresar al bosque.

Foto: Silvia Ruiz

Paola comenzó a desandar el camino que parecía trazado y a buscar uno nuevo. Del huerto urbano pronto pasó a mudarse a una masía en medio del bosque, a la que se fue a vivir con muy pocas cosas y que no tardó en convertirse en un pequeño refugio donde recogía animales salvajes heridos que no podían sobrevivir en su hábitat natural. Desde 2016, su proyecto vital se llama Reserva Wild Forest y ocupa treinta y tres hectáreas en el Parque Natural de Montserrat. Allí conviven en semilibertad más de 150 zorros, jabalís o ciervos, entre otros, que habitan en distintas instalaciones puestas en marcha gracias a la ayuda de cientos de padrinos y madrinas que apoyan su labor.

Regenerar el bosque. Convertir las praderas en pastos, ampliar el huerto ecológico o crear lagunas naturales para almacenar el agua de lluvia son algunas de las acciones del nuevo sistema de autosuficiencia de la reserva. | Foto: Silvia Ruiz

Hoy, el objetivo principal de este santuario es dar a conocer la importancia biológica de todas las especies en el ecosistema, sin discriminar, y concienciar acerca del papel que cumplen los habitantes menos populares en nuestros bosques. Su actividad no se centra solo en rescatar y ser cobijo de la fauna salvaje afectada por el impacto humano –devolviéndolos a la naturaleza en los casos en los que es posible–, sino también en educar en verde para la conservación de la fauna y flora salvaje, impartiendo programas de formación para todas las edades.

Somos naturaleza. Uno de los objetivos del centro es reconectar a las personas con el entorno salvaje, por lo que cuentan con programas de educación verde para todas las edades. | Foto: Silvia Ruiz

Mantener vivas las instalaciones es costoso y se consigue gracias a los donativos de sus padrinos y madrinas. La Fundación Wild Forest, que organiza visitas y encuentros con sus colaboradores, pretende ser cada vez más autosuficiente generando sus propios recursos. Así, reconvierten las praderas en pastos y están ampliando la zona del huerto ecológico, sembrando sus frutas y verduras sin dañar la estructura de los suelos. También disponen de lagunas naturales para almacenar agua de lluvia, y están empezando a usar un sistema regenerativo con el que crean alimento y simulan el diseño natural donde los animales rescatados juegan un papel importante en un modelo de bienestar común: a través del pasto, del abono o esparciendo semillas, la idea es que cumplan en este espacio su función biológica, ya que muchos de ellos no pueden volver a la naturaleza y cumplirla en libertad.

Foto: Silvia Ruiz

Este concepto de bienestar que pasa, sí o sí, por reconectar con nuestra verdadera naturaleza, es el principio fundamental el que se basa la misión de Wild Forest. «Hemos pasado miles de años siendo sostenibles y en solo dos generaciones lo hemos perdido todo. La ciudadanía de hoy en día, y me incluyo, está desnaturalizada. Nos hemos alejado tanto de la vida natural que ya no conectamos con los animales y vemos un jabalí como algo aislado. Pero ese jabalí es tan importante para el planeta como la hormiga, como yo o como el pájaro. Todo viene de la naturaleza», nos cuenta Paola, que hoy se centra en su trabajo como escritora: tiene diez novelas publicadas, la última de ellas, El día que descubras colores en la nieve (Roca Editorial), acaba de ver la luz.

El equipo. Seis mujeres trabajan durante todo el año en la Fundación Wild Forest, acompañadas por voluntarios que van llegando por temporadas para llevar a cabo labores de mantenimiento, limpieza y cuidado de los animales. | Foto: Silvia Ruiz

Además, continúa como presidenta de la Fundación, pero ha delegado la dirección del centro. Para reconectar con la naturaleza, según cuenta, no hace falta un gran cambio de rumbo vital como el suyo. Basta con pequeños impactos que nos hagan encontrar ese momento de complicidad con el entorno natural y volver a interiorizar, poco a poco, que esa es nuestra verdadera casa. «Puede ser viendo cómo crece un tomate en una maceta en tu balcón o haciéndote fan de las excursiones a la sierra: cuanto más nos acerquemos a la naturaleza, más querremos ayudarla. No se trata de aprender, sino de recordar que es parte de nosotros».

Foto: Silvia Ruiz

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Igluu, con su consentimiento, tratará sus datos para enviarle la newsletter. Para el envío se utiliza MailChimp, ubicado fuera de la UE pero acogido en US EU Privacy Shield. Puede ejercer sus derechos de acceso, rectificación o limitación, entre otros, según indicamos en nuestra Política de privacidad.