El sector de la moda se viste para salvar al planeta

La industria textil es la segunda más contaminante del mundo. Su uso intensivo del agua y la contaminación de esta, su contribución al efecto invernadero, debido a las emisiones del transporte de sus productos y la gran cantidad de residuos que genera, hacen que este modelo -el de la fast fashion– sea insostenible y el cambio de paradigma urgente.

Así lo explica Charo Juárez, directora del Máster Gestión de Empresas de Moda de la Universidad Loyola de Sevilla: «Las grandes marcas se han dado cuenta de esto y están planteando un cambio en su funcionamiento bajo parámetros de sostenibilidad». También, argumenta, esta movilización no nace de la más pura voluntariedad de las grandes firmas: «se están viendo obligadas a ello: en muy poco tiempo, va a entrar en vigor una nueva legislación a nivel europeo que será mucho más dura en lo relativo a la gestión de residuos de la industria textil».

Más allá de las empresas que predican dinámicas de la fast fashion, existen multitud de compañías que entendieron, sin necesidad de imperativos legales, que otra forma de vestir y de producir es posible, fomentando producción de cercanía, con materias primas sostenibles y con la filosofía de que puedan acompañarnos durante mucho más de una temporada.

El gran cambio de modelo se hará realidad cuando las grandes firmas se suban definitivamente al carro, pero los consumidores y las instituciones también tenemos un papel que jugar. Como consumidores, tenemos el poder de presionar a la industria mediante nuestras decisiones de compra. Mientras, en las instituciones recae la responsabilidad de fomentar estos nuevos hábitos de compra y de producción más respetuosos con el medio ambiente, potenciando la producción nacional y diversificando, así, los sectores que dan impulso a nuestra economía.

Lee el artículo completo de Juanjo Villalba en Yorokobu.

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