Contra el mito de que no hay mujeres artistas, los datos desmontan una creencia que es más excusa que realidad: ellas están, pero no se las ve. Mientras las asociaciones y colectivos exigen mayor presencia de mujeres en los festivales, las ponencias y la programación de las salas de concierto, diferentes grupos ocupan pequeños y grandes escenarios para que las próximas generaciones tengan los referentes femeninos que a otras les faltaron. Hablamos con algunas de estas mujeres que trabajan para conseguirlo.
Cierra los ojos y piensa en un grupo de música. Seguro que te vienen mil nombres a la cabeza. Queen, los Beatles, los Rolling Stones, El Canto del Loco, Pereza, Los Secretos… ¿Cuántos de todos esos grupos están compuestos por mujeres? ¿Y cuántos de ellos son, además, grupos de rock formados por mujeres españolas?
Como muy probablemente serán pocos, quizá la primera excusa para justificar nuestro propio pensamiento es decir que hay pocas mujeres en el panorama musical español. Y eso es una verdad a medias: como las meigas, haberlas, haylas, y las ha habido siempre. «Igual lo que sí ha habido hasta ahora han sido pocas ganas de buscar opciones con integrantes femeninas», explica Vane Balón, bloguera musical que fue conductora de la sección Riot girl en el programa Bandera Negra de Radio 3 y es la fundadora de la plataforma online Distrito Uve, dedicada a mostrar opciones de calidad del submundo musical alternativo.
Fueron las ganas de desmontar la excusa de que «estadísticamente hay menos mujeres que hombres en la música» las que la empujaron a investigar y a crear, en el año 2018, el Censo Riot Girl de bandas estatales en activo que tuvieran en sus filas integrantes femeninas. En tres meses y medio y simplemente a través de Google y redes sociales, la lista superaba los 250 nombres. «Fue revelador encontrar tantas opciones en tan poco tiempo, porque comprendí que esa presunta dificultad a la que se agarraba quienes justificaban la baja presencia femenina en festivales no era verdad», explica. A modo de herramienta para ellos, hizo público el listado con todas esas artistas en una web que permite filtrar y encontrar bandas en función de diferentes estilos. A las pocas semanas, su iniciativa se viralizó en Facebook y aumentó a 550 registros. Actualmente, supera las más de 1.500 artistas… y subiendo. «Ya no cuela eso de que cuesta encontrar opciones con mujeres para los festivales», concluye.
Balón dirige, desde hace un par de años, el podcast cultural musical Distrito Riot donde además de cultura y reflexión, se predica con el ejemplo para buscar la programación igualitaria y visibilizar el trabajo que hacen las mujeres en la música –por ejemplo, su sección Power women habla de artistas destacadas a lo largo de la historia–. «No hay nada mejor que demostrar con hechos lo que se defiende con palabras. Si defiendo que es fundamental trabajar con programación inclusiva para fomentar presencia femenina porque hay mucha calidad y variedad en bandas con integrantes femeninas, no tendría sentido no implementarlo en los contenidos», razona.
Un problema de visibilidad
Si sabemos que la excusa de que no hay mujeres en la música es eso, una excusa, ¿dónde está el problema? En que no se ven. O en que no las dejan mostrarse: sí existen bandas compuestas por mujeres, pero los carteles de los festivales siguen siendo terreno para ellos.
Según recoge el periodista David Saavedra en su libro Festivales de España, el pasado verano se celebraron casi mil festivales en España. Vayamos a los cinco más multitudinarios: en el Primavera Sound –el que más mujeres ha incluido–, la presencia de mujeres en el cartel era de un 36%; en el lado contrario, el Viña Rock ha sido el que menos ha incluido y la presencia femenina apenas era del 9%. Sin embargo, como apuntan en varios estudios sobre el sector realizados por la asociación Mujeres por la Industria Musical (MIM), mientras que la mayoría de artistas en festivales son hombres, el público de la industria musical es mayoritariamente femenino. ¿No habrá entre todas ellas quienes quieran seguir los pasos de sus ídolos?
Combatir la falta de visibilidad pasa, sobre todo, por crear y dar voz a las alternativas que muestran una solución real. «Tenemos que señalar directamente con el dedo aquello que se está haciendo mal y dejar de perpetuar actitudes que no están bien. Sobre todo es hora de poner sobre la mesa herramientas para facilitar la evolución hacia la igualdad real en Industria Musical», explica Balón.
La experta es combativa y también optimista en los avances que se han producido en los últimos años. Desde que fundara su Distrito Uve en 2010, la situación ha ido a mejor. «Ha ido aumentado mucho el número de mujeres al frente de medios y en puestos de trabajo como fotografía musical, el sonido, el management o la comunicación, y seguro irá creciendo conforme aumentan las reivindicaciones», pronostica.
Eso sí, advierte de que existe siempre un peligro de volver a dar pasos atrás, como se comprobó recientemente con la pandemia. «Todo se centró en recuperar actividad cultural musical sacrificando la programación inclusiva y la visibilización de mujeres. Se bajaron considerablemente los porcentajes de presencia femenina en los carteles y se justificó con que no se había podido programar en mucho tiempo, que había que asegurar ventas… Una vez más, excusas», señala.
La desigualdad en cifras
Velar por la igualdad de las mujeres dentro de la industria –y no solo en los carteles– es el principal objetivo de la Asociación MiM, Mujeres en la Industria de la Música, una herramienta para visibilizar y conectar a mujeres de la gigantesca industria de la música. Además, la asociación realiza periódicamente diferentes Estudios de Género en la Industria de la Música en los que se analiza el desequilibrio entre hombres y mujeres dentro del sector y se abordan las diferentes barreras que se encuentran ellas, como la falta de contactos, la escasa información y el menor salario respecto a sus compañeros.
Por ejemplo, según uno de sus últimos estudios, solo el 14% de las mujeres afirma no haberse encontrado con alguna de esas barreras a la hora de integrarse a la industria musical. «Son obstáculos reales que sufren más del 86% de las mujeres y que se hacen especialmente infranqueables en un sector como el nuestro, en el que el edadismo pesa mucho más que en otros: por ejemplo, apenas hay mujeres que superen los 55 años», subraya Carmen Zapata, presidenta de MiM.
Frente a cualquier relato, la experta se sustenta en la fuerza del dato para intentar cambiar la evidente brecha de género que existe dentro de la industria. «Para eso necesitamos poner cifras a las experiencias individuales de quienes trabajamos en ella: solo conociendo la desigualdad real se pueden aplicar medidas para revertirla. Uno de los grandes aliados para ello está en las salas, en que tengan interés en buscar y programar mujeres. Es cierto que hay un déficit de artistas en edades superiores, pero hoy existen muchísimas opciones de artistas jóvenes», insiste.
La visibilización y la presencia de mujeres en las programaciones culturales –no solo en los carteles de los festivales – es otro de sus grandes caballos de batalla. «Queremos dotar de herramientas a quien necesite mujeres profesionales de la industria para festivales, ponencias, debates, jurados… Para eso, es necesario incidir en la educación, con proyectos que otorguen el reconocimiento negado a tantas mujeres brillantes, pioneras en muchos campos que han sido históricamente invisibles», concluye Zapata.
Si eso se lograse, la asociación cumpliría el objetivo final que recogen en su web: su disolución. Una vez alcanzada la igualdad de género en la industria, su propósito se habrá cumplido y pasarían a ser simplemente una asociación de ‘Profesionales en la Industria de la Música’ que englobe a hombres y mujeres bajo las mismas posibilidades. Sin embargo, según indica su presidenta, aún les queda mucho trabajo para llegar a ese momento.
‘Femenino’ no es un género musical
Como coinciden ambas expertas, la cuestión de la visibilización es clave a la hora de hablar de las mujeres dentro de la industria musical. En la parte más visible, la que queda bajo los focos del escenario, pese al aumento de grupos formados por mujeres sigue habiendo un evidente problema de aceptación de las bandas con integrantes femeninas. Prueba: ¿cuántas veces has oído la especificación de que una banda que triunfa por diferentes motivos es una banda «de chicas»? Una aclaración innecesaria que se ha normalizado al nivel de hablar de un grupo de rock, de pop o de punk. «No existe un tipo de música de chicas, que es lo que se da a entender cuando se usan ese tipo de coletillas», protesta Balón.
Una de esas bandas es Aiko El Grupo, afincada en Madrid y formada por Tere Iñesta (guitarra y voces, y que toca también en Yawners y Repion), Lara Miera (guitarra y voces), Bárbara López (teclado y voces) y Jaime Acosta (batería y voces). Su primer Mini-LP, Va totalmente en serio… (2020) se agotó de manera inmediata y han tocado ante miles de personas en festivales que abarcan desde el Primavera Sound al pequeño y autogestionado Observatorio, pasando por el Palencia Sonora y las salas de toda España. Para ellas, una de las claves está en encontrar referentes que te hagan sentir que no eres ajena a un mundo mayoritariamente, hasta ahora, de hombres. «Ha ido creciendo exponencialmente el número de grupos que hay con chicas tocando y afortunadamente cada vez hay más mujeres que dicen ‘oye, pues voy a tocar la guitarra’ sin ningún tipo de presión ni de síndrome de impostor’», explica Bárbara López.
Por géneros, señalan ella y su compañera Lara Miera, quizá sea en el pop independiente donde más mujeres están ya en primera línea de los festivales, con nombres como Cariño, Ginebras o las Hinds colgando el cartel de no hay billetes. Para ellas, la concienciación, el impacto mediático y la presencia de referentes femeninos como los mencionados son los principales pilares que han contribuido a la apertura hacia nuevos géneros y estilos que salgan del paradigma de ‘mujer cantante’ que, hasta hace unos años tenía un peso mayoritario: era fácil dar nombres de mujeres artistas en singular, pero no de grupos donde ellas fueran quienes tocaran los instrumentos. «Creo que a las mujeres se nos ha transmitido mucho el “puedes ser cantante” pero no el “puedes tener o estar en una banda”», puntualiza Miera.
Aunque la presencia de cantantes femeninas va incrementándose, buscar instrumentistas aún es algo más complicado. El ver a referentes femeninos dentro del rock lo que hizo a Marta Fernández decantarse por este género y por la guitarra, que toca en el grupo .bd. «Para empezar a tocar la guitarra, tuve que ver a una mujer que lo hacía. Vi a Wolf Alice y me encantó; o vi a Hinds, y fue para mí un ejemplo vivo, joven y divertido de lo que era el rock. Me inspiró mogollón y me invitó a hacerlo yo también», reconoce.
A la batería, la presencia de referentes femeninos es si cabe aún más escasa que entre otros instrumentos como la guitarra o el bajo. Elisa Encinas es cantante y baterista de la banda de garage rock Titis Twister y cantante del grupo Huckleberry, y es especialmente combativa con el tratamiento que los medios de comunicación dan a los grupos cuyos integrantes son mujeres y que suponen «otra barrera que deja en segundo plano el aspecto creativo y musical». «Nosotras con Titis Twister hemos aparecido en publicaciones musicales como “banda femenina”, obviando el estilo de música que tocamos, mientras en el mismo artículo otras bandas formadas por hombres aparecían como “banda de rock” o “banda de punk”. Hay que insistir en que ‘femenino’ no es un género musical», protesta.
Hay cantera en los escenarios
El sentimiento de identificación es el trampolín que se requería para que las mujeres confiasen plenamente en su talento y se lanzasen a crear sus propias bandas. Las más jóvenes tienen suerte pero, quizá, otras no tuvieron tanta. «Cuando era pequeña sí veía algunas mujeres artistas, pero soy consciente de que gente que es más mayor que yo no ha tenido tantos referentes como puede haber ahora», asegura Fernández.
Encinas también corrobora ese crecimiento. «Actualmente el paradigma está cambiando y están surgiendo bandas y solistas que hacen realmente lo que quieren y cuando quieren de manera mucho más desenfadada y natural. Creo que hay que arriesgarse y hay que atreverse», aconseja.
Entonces, ¿qué hay que hacer para que las mujeres ocupen el hueco que merecen dentro del sector de la música? Fernández apuesta por tener la confianza en el talento propio e «ir a por todas». «Hay multitud de factores en juego, pero yo creo que el talento, la autenticidad y el trabajo duro son el top tres a tener en cuenta», coincide Encinas. Las chicas de Aiko le suman «las ganas, la energía y la fuerza». Eso sí, todas coinciden: «Cuando te subes al escenario, te das cuenta de que merece la pena pasar por esto».