Tres finales (tecnológicamente) felices

La tecnología es una herramienta poderosa para que todo el mundo pueda desplegar su talento y aprovechar al máximo su potencial. Ese es el objetivo principal que ha guiado a Telefónica desde su nacimiento, hace casi cien años, hasta hoy que da servicio a más de 350 millones de personas. Aquí te contamos tres historias –y muchas vidas– que han cambiado gracias a la innovación y la conexión entre personas.


Aunque hoy casi nos parece más real imaginarnos nuestra vida al estilo futurista de Blade Runner que hacerlo pensando que no existiera tecnología, hubo un tiempo lejano –pero no tanto– en el que el mundo era así. Hace apenas un siglo, por ejemplo, el teléfono fijo era un lujo al que muy pocos tenían acceso: en 1923, en España había poco más de 60.000 líneas en nuestro país, en su mayoría en las grandes ciudades. Si le preguntásemos a nuestros bisabuelos, nos contarían cómo los recados habitualmente se dejaban en bares o tiendas cercanos o en casa de los vecinos, quienes se encargaban de contarte las noticias, buenas o malas.

Un año después, el nacimiento de Telefónica aceleró considerablemente la implantación de diferentes líneas y terminales. Así, a comienzos de los cincuenta, logró alcanzarse el millón de teléfonos. Un crecimiento exponencial –sobre todo si tenemos en cuenta que Graham Bell había patentado el teléfono en 1857 y que el primer aparato llegó a España justo veinte años después, en 1877– dada la tecnología de la época, pero que sería apenas un aperitivo de todo lo que pasaría en este último siglo: hoy hay más de 56 millones de líneas desplegadas en España. A esa antepasada que ni siquiera soñaba con un teléfono de rueda en casa le parecería ciencia ficción que hoy tuviéramos uno –o dos– por cada miembro de la familia, que estuviéramos siempre conectados o que esos aparatitos nos permitieran trabajar desde cualquier parte del mundo. Entre muchas otras cosas.

En estos (casi) cien años, todo ha cambiado, pero la esencia de la compañía permanece: Telefónica contribuye al progreso colectivo, facilitando el acceso a las oportunidades que brinda la tecnología, para que las personas puedan hacer lo que se proponen. Así, sigue siendo un actor clave en la sociedad española y en el resto de países en los que opera, donde da servicio a más de 350 millones de personas. Cada una de ellas tiene una historia, pero todas tienen un punto común: cuando estamos conectados tenemos la oportunidad de estar más cerca de los demás y de enseñar al mundo nuestro talento y nuestras ideas.

«Todo lo que es teóricamente posible se logrará en la práctica, sin importar cuáles sean las dificultades técnicas, si se desea con suficiente intensidad», sostenía el escritor británico Arthur C. Clarke, uno de los padres de la ciencia ficción. A lo largo de toda su historia, Telefónica ha centrado sus objetivos en poner sobre la mesa los medios necesarios para convertir esos anhelos en realidad: gracias a sus soluciones de innovación, millones de personas han podido cambiar su vida y las de los demás. Hoy compartimos contigo tres de ellas.

Soluciones para (co)vivir en la España Vaciada

Muy cerca de la reserva natural de las Lagunas de Villafáfila, la localidad zamorana de Villarrín de Campos no suma ni quinientos habitantes en su padrón municipal. Pero sí está presente en el mapa por un negocio que, cuando nació, pocos vecinos sabían explicar qué era: un coliving. Concretamente, el primer establecimiento de este tipo abierto en Castilla y León. «La gente del pueblo pensaba que era una friki. Y en realidad me encantan que lo piensen», explica Patricia García, la emprendedora nata que se encuentra a los mandos de Laguna del Villardón.

Tras reconvertir su hotel rural en coliving en 2019, la llegada de la pandemia no trastocó sus planes, sino que reforzó su convencimiento de que el futuro de la España Vaciada está en nuevas formas de convivencia que van mucho más allá del turismo tradicional. «Creo que es una gran oportunidad para poder repoblar. El acceso a la vivienda es un enorme problema en el mundo rural: no es que no haya alojamientos turísticos, sino que no existe posibilidad de alquilar una vivienda en un pueblo para una estancia larga. Mis clientes no se creen que esto esté lleno de casas nuevas que solo se usen dos semanas en verano mientras el resto del tiempo permanecen vacías», cuenta.

Para impulsar este modelo de vida, García cuenta que aprovechó el confinamiento para coser su propia brecha digital y la de sus compañeros. «Cuando nos decidimos a impulsar la red de colivings de Castilla y León nos dimos cuenta de que muchos establecimientos no tenían los espacios adecuados, pero también de que la gente tenía serias carencias en conocimientos digitales. Estamos planeando lanzar una plataforma en la que cada establecimiento pueda registrarse, siempre que pueda certificar unos estándares de sostenibilidad y de calidad, zonas adecuadas para coworking… pero también para formar al profesional que hay detrás. Ahora las posibilidades tecnológicas son infinitas y no es tan difícil aprender, porque cada vez es más intuitivo. Si yo puedo hacerlo a mis 51 años, el resto también puede. Es cuestión de ponerse a ello».

De hecho, necesitará de mucha tecnología para realizar todos los proyectos que tiene en mente. «Estoy creando mi propia fundación para impulsar las industrias culturales y creativas, sobre todo la economía naranja. Pretendo que la Laguna del Villardón sea un hub de innovación para atraer agente a la zona y que descubran todo lo que puede ofrecer», apunta.

Piensa globalmente, actúa localmente

Las grandes ciudades están llenas de gente… pero también son un centro de inmensa soledad para millones de personas que, por diversas razones, no consiguen conectar con el resto de los habitantes. Para intentar cerrar esa brecha, nació Nextdoor, una aplicación que impulsa el contacto con los vecinos e invita a hacer una vida de barrio, tejiendo redes directas e indirectas entre personas, organizaciones, comercios e instituciones.

El objetivo es acercar a las personas y favorecer la ayuda mutua, ya sea para encontrar a un perro perdido como para tener recomendaciones acerca de las mejores tiendas para comprar. También desde la plataforma los usuarios pueden vender o regalar artículos a sus vecinos, fomentando la economía circular. Desde que la plataforma llegara a España en 2018, ya cuenta con más de 3.600 barrios registrados. «Ayudamos a mejorar el día a día de las personas que lo utilizan y su entorno más cercano. Sirve para crear comunidad al nivel local, pasando del entorno digital al real», explican desde la plataforma.

Las relaciones humanas, esenciales para la salud mental y física, no llegan a todos los miembros de la sociedad: según el estudio que hicieron desde la plataforma junto al Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada, el 13,4% de la población española se ve afectada por la soledad no deseada, cuyos efectos pueden reducirse con el contacto, real o digital, con otras personas. «Llevamos tiempo observando cómo ese problema aumenta, y es nuestra misión ofrecer soluciones. Por eso fomentamos la creación de vínculos entre quienes quieren ayudar y quienes necesitan apoyo: las conexiones que se crean dentro de la plataforma nos permiten hacer de los barrios un lugar más fuerte en la vida real», apuntan.

Los resultados son visibles. «El año pasado lanzamos una encuesta que concluyó que el 82% de nuestros usuarios nos consideraban una herramienta útil para ayudar a combatir problemas de salud emocional, y un tercio declaraba que la aplicación les ha ayudado a sentirse más acompañados». También tienen nombres y apellidos: Juan Antonio, un padre soltero madrileño que encontró a otras personas en la misma situación para echarse un cable cuando lo necesitaba; Consol, de Barcelona, que ha creado un grupo de sesenta personas que se sentían solos y que ahora quedan habitualmente; o Javier, del madrileño barrio de la Concepción, ha reconvertido el antiguo caserón de su familia en un punto de encuentro para sus vecinos.

Un mundo de todos, un mundo para todos

No siempre somos conscientes de su omnipresencia, pero en el mundo existen un montón de barreras, físicas y tecnológicas, que afectan cada día a millones de personas: no vemos los bordillos hasta que empujamos un carrito de bebé o una silla de ruedas, y damos por sentado que usar un cajero es sencillo hasta que tenemos que explicárselo a una persona que no sabe consultar su cuenta. También damos por hecho que los videojuegos están al alcance de todos, pero no es así.

Brian Albacete –o Brianeitor, como se le conoce en las redes, en las que acumula más de tres millones de seguidores– lo sabe bien: sufre atrofia muscular degenerativa con espina bífida, aunque eso no le ha impedido desarrollar su pasión gamer. Desde que en 2022 comenzara sus retransmisiones en Twitch jugando a FallGuys, sus fieles no han parado de crecer, como tampoco lo han hecho sus ganas de concienciar acerca de la importancia de la inclusión en el mundo de los videojuegos, para que todo el mundo pueda jugarlos y disfrutarlos.

Hoy, además, lo hace desde su puesto de creador de contenido en Heretics, equipo de e-sports en el que aprovecha para visibilizar la lucha de personas con diversidad funcional y la necesidad de lograr la accesibilidad universal. En esa misión no está solo: además de con el apoyo de todos sus seguidores, cuenta con el gran aliado de la tecnología. «La tecnología es mi vida y es lo que hago para divertirme y entretenerme. Sin ella no habría redes sociales y no habría podido conectar con los demás», explica. Como él mismo cuenta en una entrevista en Mejor Conectados –una plataforma de contenidos y pódcast impulsada por Telefónica para mostrar el poder de las conexiones humanas como motor de cambio–, gracias a Internet conoció a un chico estadounidense que fabricaba diferentes aparatos para que trabajasen personas con movilidad reducida, lo que supuso una ampliación enorme de posibilidades para que él, con dificultades motoras en las manos, pudiese jugar.

Con su labor, Brianeitor ayuda a miles de personas como él a superarse y a encontrar un hobby, fomentando su integración plena, y también pone las pilas a los desarrolladores para que sean conscientes de otras realidades y hagan que sus juegos estén al alcance de todos: al igual que hay cada vez más espacios accesibles en el mundo físico, también es necesario crearlos en el entorno virtual.

Innovación para diseñar un futuro mejor

Estas tres historias tienen un punto en común: las protagonizan personas que han empleado los recursos tecnológicos que tenían a su alcance para desarrollar todo su potencial y cambiar su presente, pero también para seguir escribiendo su futuro y el de todos. Gracias a Brian, miles de jóvenes con discapacidad conocerán una forma de ocio que les incluye; Patricia ayudará a crear nuevas oportunidades en la España Rural y a impulsar nuevas formas de vivir y viajar; y con sus gestos cotidianos, los miles de usuarios de Nextdoor generarán un impacto real y tangible en su comunidad, mejorando la realidad urbana y el día a día de sus vecinos.

Si el mundo parece ha girado en estos últimos cien años mucho más rápido que en los cien anteriores, ha sido en gran medida por cómo hemos avanzado en innovación. Hoy, nos encontramos en un momento clave en el que estamos decidiendo cómo será nuestra vida dentro de cien años: inmersos en lo que Naciones Unidas ha llamado Década de la Acción, de lo que hagamos –o de lo que no– dependerá el planeta que habitarán quienes nos sucedan. Y, con ese horizonte, la innovación puede contribuir a hacer realidad el mejor de los futuros posibles y a cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la hoja de ruta global para reducir la desigualdad y mejorar el bienestar global.

Con sus cien años de experiencia en conectar a las personas y mejorar las sociedades, Telefónica continúa actuando para adaptarse a las necesidades presentes y futuras de un mundo en constante evolución. «Estamos cambiando las vidas de las personas cuando acceden a nuestros servicios. Hoy, en la pirámide de Maslow, la base no es el agua, la base es la conectividad», explica Enrique Blanco, Chief Technology and Information Officer de la compañía. Nos encontramos en el momento idóneo y en el lugar adecuado para que la tecnología nos ayude a construir el mundo que queremos: solo en un mundo sostenible –y conectado– los humanos podremos seguir escribiendo nuestras historias.

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