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Trucos para que los alimentos duren más (y no acaben en la basura)

¿Es mejor guardar las frutas en la nevera? ¿Y el chocolate? ¿Cuánto nos durarán las mandarinas en el frutero antes de quedarse secas como la mojama? Además de los trucos de siempre, la tecnología puede ayudarnos a conservar más tiempo los alimentos y evitar su desperdicio. Aquí quince consejos útiles, sobre todo en estos días de mesas llenas.


Escabeches, mermeladas, salazones… La conservación es un arte que viene de muy antiguo: sobre todo en tiempos de escasez, hacer que la comida aguantase semanas o meses era la forma de no pasar hambre durante periodos de tiempo o durante largos viajes. Ahora, alargar la vida de los alimentos es una herramienta fundamental en una lucha que nos compete a todos: la climática. El desperdicio alimentario es el responsable de alrededor del 10% de las emisiones de CO2 que enviamos cada año a la atmósfera, así que reducir esa cifra es una misión que empieza directamente en nuestra cocina

Además, conservar más y mejor los alimentos nos ayuda a ahorrar dinero –cada español tira a la basura unos 250 euros en forma de comida y, en estos tiempos de inflación que corren, no estaría mal reducir esa cifra– y nos permite descubrir nuevos sabores y texturas. Para los amantes de las conservas con maña en los fogones, hay muchas formas de hacer escabeches y vinagretas o incluso de hacer tus propios encurtidos en casa; pero, para los menos cocinillas, gran parte del desperdicio se puede evitar con sencillos trucos. Y con tecnología, claro. 

Conoce tu cocina (y usa bien sus espacios)

Lo principal es mantener el orden, la limpieza y el sentido común. Otra cosa importante que tenemos que aprender en la cocina es la función de cada electrodoméstico y espacio, es decir, qué va en la nevera, qué en el congelador, el frutero, los armarios y la despensa. Parece algo obvio, pero no lo es: no todo puede guardarse en el mismo lugar, pues el contacto de unos alimentos con otros acelera o ralentiza su deterioro. 

La nevera está diseñada para guardar todo tipo de carnes, pescados, mariscos, embutidos, lácteos, yogures, huevos, mermeladas, salsas, semiconservas, platos preparados y líquidos. Pero, aunque tenga un espacio dedicado a eso, no todas las frutas y hortalizas pueden meterse en la nevera. Alimentos como los plátanos, melones, aguacates, piñas, tomates, patatas o pepinos son muy sensibles al etileno y al frío, por lo que es recomendable dejarlos en el frutero si ya están maduros.

Dentro del frigorífico también es importante dejar espacios entre unos alimentos y otros, así como diferenciar para que sirve cada zona de en función del frio, que no es uniforme dentro de la nevera: las neveras distribuyen el frío de abajo hacia arriba, así que las zonas inferiores son algo más cálidas.

Así, el cajón de la parte de abajo es el indicado para guardar frutas y verduras; la bandeja inferior para carnes y pescados y la bandeja central para sobras de comida, alimentos en descongelación, yogures y lácteos. Finalmente, la bandeja de arriba es el mejor sitio para los embutidos, pasta y platos preparados y la puerta de la nevera para líquidos, mermeladas, mantequillas, salsas y huevos (en la parte de arriba).

Por su parte, el congelador es recomendable utilizarlo para alargar la durabilidad de carnes, mariscos y pescados. La mayoría de alimentos que están en la nevera pueden congelarse sin problema, pero es importante saber que hay algunos más sensibles que otros y que es posible que sufran pérdidas de propiedades o cambios significativos en su sabor.

Fuera de ahí, los armarios –o, si eres un afortunado, en la despensa– son el lugar perfecto para almacenar alimentos que precisan ambientes secos, frescos y oscuros: arroz, pasta, frutos secos, snacks, café, chocolate, panadería… En general, toda aquella comida sin preparar que suele ser rica en hidratos de carbono.

15 tips para alargar la vida de los alimentos y evitar su desperdicio

Mapeados los espacios de la cocina y con cada alimento en el mejor sitio, también hay  trucos para que los alimentos tarden más tiempo en estropearse y evitemos que terminen en la basura. 

Aunque el viaje empieza mucho antes –concretamente, en la tienda: comprando con cabeza no tendríamos que rompérnosla para conservar esa coliflor que nos mira lánguida desde el cajón porque nos hemos olvidado de ella–, una vez que hemos vaciado el carrito podemos conservar más y mejor los productos si sabemos cómo. ¡Vamos allá!

  1. Lavar bien las verduras y secarlas antes de guardarlas en la nevera. Lo primero es importante para eliminar cualquier rastro de suciedad que pueda existir en la pieza; lo segundo es clave para prevenir la aparición de moho, hongos y bacterias.
  2. Guardar las cebollas en medias haciendo un nudo entre una y otra. Economía circular a tope: utilizando unas medias a modo de malla y separando unas cebollas de otras mediante un nudo crearemos una especie de racimo que aumente la transpiración y frescor.
  3. Hacer un ramo con las hierbas aromáticas y conservarlas en agua dentro de la nevera. Al igual que sucede con las flores, las hierbas aromáticas y algunos tipos de verduras que van en ramillete conservan por más tiempo sus propiedades al estar en contacto con el agua.
  4. Colocar un par de manzanas entre las patatas para retrasar su maduración. El etileno que produce la manzana evitará que le salgan raíces al tubérculo. Ah, y las cebollas siempre tienen que estar separadas de las patatas.
  5. Enjuagar los frutos rojos con una mezcla de agua y vinagre blanco. En una proporción 10/1, esta solución eliminará cualquier tipo de bacteria a los diez minutos de sumergir en fruto sin dejarle sabor.
  6. Utilizar bolsas herméticas o papel de periódico para guardar las manzanas dentro de la nevera. Como hemos comentado antes, la manzana desprende etileno, por ello es recomendable envasarla de esta forma para evitar que acelere el proceso de maduración de otras frutas o verduras presentes en nuestra nevera.
  7. Envolver la punta de los racimos de plátanos con papel film o papel de aluminio antes de meterlos en la nevera. Los plátanos maduran muy rápido, y esto ralentiza sensiblemente el proceso. 
  8. Almacenar las setas en bolsas de papel y dentro del frigorífico. Además de ser deliciosas, las setas de distintos tipos suelen ser bastante sensibles. Con esta práctica evitamos que las setas se sequen y cojan malos olores.
  9. Introducir un trozo de papel de cocina o servilleta dentro de las ensaladas precintadas con papel film. Dejar los restos de lechuga de la ensalada y que acaben en la basura porque se han estropeado en tiempo récord es historia: el papel absorberá cualquier rastro de humedad, lo que nos asegura un mayor tiempo de conservación.
  10. Proteger el queso con una prenda de algodón o papel y untar con mantequilla la zona cortada. Para evitar que se seque, la clave es que transpire y esté en un lugar fresco y protegido de la luz. Todo dependerá del tipo de queso: los más tiernos se conservan mejor en la nevera, mientras que los curados fuera de ella. Para ellos, la mantequilla actúa como una capa natural que hace la misma función que la corteza.
  11. Añadir un poco de limón exprimido al aguacate triturado y taparlo con papel film. El aguacate es otro de los alimentos que se oxida rápidamente, y la acidez del limón ayuda a contrarrestarlo. Un truco ideal cuando hacemos guacamole.
  12. Conservar los alimentos en tuppers de vidrio y evitar en la medida de lo posible los de plástico. El uso prolongado de recipientes de plástico hace que se desprendan micropartículas que pueden llegar a ser perjudiciales para la salud. El cristal o el vidrio serán siempre la mejor opción para conservar la comida y la bebida.
  13. Guardar los ajos en cajitas de cartón. Al igual que sucede con las setas, envolver los ajos en cartón o papel evitará que se sequen y desprendan o capten olores indeseados.
  14. Deshidratar frutas y verduras. Aunque no siempre es posible y depende del uso que vayamos a darle, esta opción es recomendable para que las frutas duren por muchísimo tiempo. Cuando hablamos de coctelería, por ejemplo, tener siempre a mano unas rodajitas de limón, lima o naranja deshidratadas puede ser una solución para evitar tener fruta fresca cortada y que se echen a perder si no las usamos.
  15. Conservar tomates verdes a temperatura ambiente en una bolsa de papel con el tallo hacia afuera y los tomates maduros dentro de la nevera. No todos los tomates son iguales y su conservación depende de su grado de maduración. Si metemos un tomate verde en la nevera tardará en ponerse maduro, mientras que un tomate maduro a temperatura ambiente se echará a perder rápidamente.

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