El yoga representa la búsqueda humana universal de la felicidad y el sentido. Más que un deporte, es una manera de entender conscientemente la fusión entre el cuerpo, la mente y el espíritu que va mucho más allá de posturas acrobáticas. Si aún no lo has probado, aquí puedes encontrar la rama que mejor se adapte a ti.
El yoga se ha convertido en una poderosa herramienta para cuidar del bienestar físico y mental: es la capacidad de concentrar la mente en una dirección elegida, representando la unión de nuestro cuerpo y nuestro espíritu, de nuestro ser, con algo más trascendente. En un aspecto menos místico, también representa la búsqueda humana universal de felicidad y sentido.
Podríamos explicarlo como una manera de volver a sorprenderte con tu cuerpo desde el autocuidado y el asombro. Aunque, como sostiene el maestro Eddie Stern, es «una cosa sencilla». Porque el cuerpo es un maravilloso –y, a veces, descuidado– vehículo que nos lleva a través de nuestras vidas y conocerlo supone transitar un camino hacia una nueva dimensión. Armonizar nuestras funciones fisiológicas, calmar el sistema nervioso y entrenar la mente va en consonancia con nuestro estado físico: si no cuidamos de que nuestro cuerpo esté sano, es más difícil ser feliz.
La mirada interior desde el autocuidado y la escucha, desde la respiración, es lo que diferenciará al yoga de un deporte que tuviera similares cualidades físicas, añadiendo a su práctica beneficios y claridad mental. Los amantes del yoga no buscamos una performance, sino una relación holística. Más que conseguir posturas complicadas, experimentamos hasta desvelar una felicidad entendida como sentido o propósito.
En este camino, existen ocho pasos –las posturas, de hecho, son solo uno de ellos–. Siguiendo los pasos de Eddie Stern, te proponemos ocho ramas para practicar yoga desde la óptica de una elección consciente. Un compromiso con nuestra transformación, honesto, poco a poco, pero con dedicación.
¿Cuál es la tuya?
- Yamas: elijo conscientemente interactuar con los otros de una manera reflexiva, amorosa y respetuosa.
- Niyama: elijo conscientemente dedicarme a mis prácticas con disciplina y devoción.
- Asana: elijo conscientemente cuidar mi cuerpo y mente a través de la práctica de posturas.
- Pranayama: elijo conscientemente regular y equilibrar mi respiración y mi sistema nervioso a través de prácticas de respiración.
- Pratyahara: elijo conscientemente prestar atención a la conciencia que se encuentra bajo mis órganos sensoriales.
- Dharana: elijo conscientemente dirigir mi enfoque y atención.
- Dhyana: elijo conscientemente mover mi mente hacia el silencio interior.
- Samadhi: elijo conscientemente cambiar mi percepción hacia una experiencia de unión.
