España tiene más de 7.000 kilómetros de costa que, además de permitirnos disfrutar de la playa, también son una enorme fuente de biodiversidad y una fuente de riqueza. Integrar el desarrollo cultural con una economía azul que contribuya a regenerar el entorno natural es uno de los objetivos del MadBlue Summit celebrado estos días en Madrid.
Los desafíos del presente en materia medioambiental, desde la lucha contra el cambio climático hasta la búsqueda de alternativas de fuentes de energía, han cambiado desde hace años nuestra forma de entender la economía. Y las empresas –y los consumidores– son cada vez más conscientes de ello. En términos de inversión, los proyectos que miran por un desarrollo sostenible de su actividad están en auge, con numerosos ejemplos de éxito.
Algunos ejemplos los encontramos en aquellos relacionados con la economía azul. Para los nuevos en la materia, se trata, ni más ni menos, de la utilización sostenible de los recursos marinos y costeros. Un área económica que nace de estas nuevas miradas con consciencia ecológica con el objetivo de generar rendimiento económico, también empleabilidad, pero, siempre, con el objetivo de conservar y proteger el ambiente marino. «Los océanos y mares son una fuente inagotable si los sabemos conservar», apunta Luis Prieto, CEO y fundador de MadBlue, movimiento referente en España en torno a la innovación, la ciencia y la cultura al servicio de la economía azul y que estos días ha celebrado su summit anual en el COAM de Madrid.
Hace ya más de diez años que Prieto decidió tomar un nuevo rumbo profesional. En 2011 se mudó a San Francisco (EE.UU.), donde se involucró en diferentes proyectos de innovación de startups. Allí fundó su propia compañía y accedió a programas para emprendedores en la Universidad de Stanford. También conoció un estilo de vida más ligado al entorno natural. Cuando volvió a España comenzó a conectar modelos de negocio con iniciativas de comunidades y de líderes para proteger el planeta y empezó a impulsar proyectos como MadBlue.
La visión de Prieto es rica en matices a la hora de analizar la situación de nuestro país en cuanto a economía azul y, a su juicio, llevamos demasiado tiempo «de espaldas al mar» a pesar de tener más 7.000 kilómetros de costa. El potencial, insiste, es inmenso. «Hay inversiones, proyectos y muchísimo talento que está invirtiendo en sacar startups y diferentes soluciones relacionadas desde la acuacultura a la energía o las embarcaciones recreativas que aportan riqueza para las regiones. Málaga, que está muy orientada a ello, es un buen ejemplo. España debería tener una propuesta puntera a nivel mundial en cuanto a centros de investigación y hubs en los que se junte ciencia, tecnología e innovación en torno a la economía azul y donde se favorezca la inversión en estos modelos, que pueden ir desde la pesca a cultivos de acuicultura, energía, transporte, hidrógeno verde…», subraya.
Descarbonizar para avanzar, una prioridad estratégica
En este camino hacia una mayor presencia de la economía azul en la actividad empresarial, la descarbonización y la innovación son, como señala Prieto, imprescindibles. Para él, un buen ejemplo serían los cambios a nivel de flota marítima para fomentar una menor contaminación. «Es necesario que haya soluciones que tiendan a que su huella de carbono sea neutra. En general, todos los proyectos relacionados con capital natural ayudan a que la biodiversidad se regenere. Tener un océano sano, que pueda absorber CO2, que tenga posidonia y recursos marinos, te va a ayudar a tener un entorno favorable. Es simplemente la conservación y la promoción de lo que ya tenemos. Las costas españolas tienen que absorber mucho CO2 si están en buen estado», recalca.
Impulsar esos proyectos relacionados con el capital natural es, de hecho, el objetivo principal de MadBlue, que ha contado en su Summit anual de este 2024 con más de 70 startups con soluciones innovadoras, 35 fondos de inversión y algunos de los mayores expertos y profesionales en innovación entre sus conferenciantes. Figuras internacionales como Carlos Duarte; uno de los mejores investigadores sobre los océanos del mundo; Ralph Chami, cofundador de Blue Green Future y Rebalance Earth, así como economista del Fondo Monetario Internacional; Nico Barito, empresario experto en cooperación transnacional y actual enviado especial de Seychelles para la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), o la participación de Belén Viloria, directora ejecutiva de B Corp en España, dan buena fe de la concentración de voces de relevancia que propicia, hoy por hoy, MadBlue.
«Cada vez hay más startups, cada vez hay más fondos. Desde que empecé en todo esto hasta ahora, ya casi todas las compañías tienen estos criterios de desarrollo sostenible. Es, sin duda, una industria cada vez más fértil. Hay muchísima gente joven, pero también no tan jóvenes. Da igual la edad que tengas: se trata de emprender y generar nuevos negocios que tengan un impacto positivo para la sociedad y para el medioambiente», apunta Prieto.
Tras esta cuarta edición, el objetivo a corto y medio plazo está tanto en impulsar la descarbonización como en estrechar lazos con Latinoamérica. Aprovechar la lengua, el habla hispana, como conexión para impulsar la economía azul y la industria innovadora y regeneradora del medioambiente. «Nuestra ambición es convertirnos en el hub de referencia en España y Latinoamérica en cuanto a innovación con propósito. Cada vez internacionalizaremos más los proyectos, entrarán más fondos de fuera, una propuesta más potente en cuanto a economía azul y se generará más transaccionalidad. Las empresas cada vez más van a encontrar más proyectos donde invertir y estos cada vez más van a encontrar más mercado gracias a nuestra conexión. Ese es nuestro presente y nuestro futuro», explica Prieto.
Ciencia, innovación y cultura, tres ejes sobre los que cimentar la vanguardia
Además de lo referente a la economía azul, el movimiento aglutina otras muchas actividades que ponen el foco en el impacto de la cultura. Esta, entendida en un sentido amplio, cristaliza en el Festival MadBlue, que pronto anunciará nuevas fechas. En ediciones anteriores, más de 15.000 personas ya pudieron disfrutar del directo de grupos como Love of Lesbian, Despistaos, Arde Bogotá o Miss Caffeína.
Esa interrelación entre la ciencia, con todas las conferencias del summit, la cultura con el Festival MadBlue o incluso el deporte, con la carrera popular Run for The Earth, son una apuesta firme y transversal por la cultura medioambiental. Una visión que también se puede apreciar en los premios Cinco Océanos otorgados por la organización a nombres tan dispares como el piloto Carlos Sainz, la artista Cristina Iglesias o el presidente del cabildo lanzatoreño, Oswaldo Betancort.
«La cultura hay que entenderla en un sentido amplio. Una cultura científica, de respeto a la naturaleza, deportiva… Todo lo que hacemos tiene que incidir desde esa cultura medioambiental, no solo en el evento, sino en nuestro día a día. Cuando hacemos un festival de música, pensamos cómo afecta lo que hacemos a la naturaleza, en el ruido, en cómo medimos, reducimos y compensamos la huella de carbono, cómo pueden ser los generadores eléctricos que utilizamos o cómo tratamos los residuos… Eso es fruto de una cultura medioambiental que antes no existía. Hace unos años, ni te lo planteabas y ahora tiene que llegar a la ciudadanía y que sea ella la que empuje a las corporaciones a cambiar. De la misma manera, las empresas tienen que exigir que se tengan en cuenta estos criterios», resume Prieto.
Mientras tanto, MadBlue sigue dando pasos hacia convertirse en referencia como hub de habla hispana pero también como una cita ineludible en el calendario madrileño. Una oportunidad de aprender, apreciar y concienciar sobre el capital natural que nos rodea, su potencial en términos económicos y su necesaria protección en términos medioambientales.