tráfico de especies

¿Qué hace ese chimpancé en mi Instagram? Así funciona la venta de animales salvajes

Cuando pensamos en tráfico de especies, a menudo nos vamos a tigres o a cajas repletas de colmillos de marfil. Sin embargo, suele parecerse más al selfi simpático o a un viral de TikTok de un chimpancé disfrazado. Las cifras asustan: por cada cría de primate capturada para introducirla en el mercado ilegal, los furtivos matan de media seis ejemplares adultos.


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Hace unos años, el Instituto Jane Goodall lanzó un comunicado que se podía resumir en unas pocas palabras: lo cute puede ser dañino. Hacía referencia a las miles de fotos de animales salvajes, entre ellos, muchos primates, que llenan nuestras redes sociales. Fotos en las que los vemos abrazados a turistas, vestidos o incluso haciendo actividades típicamente humanas, como utilizar un smartphone o sonreír para un selfi.

Tal y como señalan desde el centro de conservación, este tipo de imágenes refuerzan la idea de que animales como los chimpancés pueden convertirse en mascotas o en una fuente de entretenimiento. Y, aunque parezca que esto puede acabar aquí, lo cierto es que tras una simple foto puede desencadenarse toda una serie de consecuencias que terminan, demasiado a menudo, en la caza ilegal y el furtivismo.

En los últimos años, la tendencia de tener chimpancés, bonobos o gorilas como mascotas se ha multiplicado. Y esto solo supone una pequeña parte de todo el sistema –tanto legal como ilegal– que mueve animales salvajes de una punta a otra del mundo.

El comercio mundial de especies: el lado legal

Al hablar de tráfico de especies, a menudo pensamos en traficantes que venden crías de tigre o cajas repletas de colmillos de marfil en el mercado negro. Sin embargo, el comercio legal de especies está presente en la mayoría de los artículos que usamos en el día a día.

Se calcula que en la actualidad se explotan hasta 50.000 especies silvestres para obtener alimentos, materiales, medicamentos o fuentes de energía. Muchas de ellas se comercializan de forma legal y van a parar a mercados de todo el mundo.

Las grandes protagonistas de este mercado son las plantas y, en concreto, la madera. Te proponemos algo: quita la vista de la pantalla en la que estás leyendo estas líneas y mira a tu alrededor. Lo más probable es que la silla en la que estás sentado, la mesa en la que te apoyas y hasta el suelo que pisas estén hechos de madera. Si a esto le sumamos el papel de la libreta en la que tomas notas o el billete de metro que tienes en el bolsillo, resulta fácil entender cómo el mercado de la madera acapara las mayores cifras del tráfico mundial de especies.

Este mercado está regulado por CITES y, aunque nuestra imaginación nos lleve de nuevo a oscuros mercados situados en otras puntas del mundo, lo cierto es que Europa mueve gran parte de las compraventas. Entre 2011 y 2020, Europa y Asia sumaron más del 30 % de las transacciones registradas en todo el planeta.

Las sombras del lado ilegal

Al otro lado de la balanza está el mercado ilegal de especies. Su rastro termina en medicinas, alimentos y productos de lujo, como joyas o artículos de piel, pero nos lleva también a la venta de animales como mascotas y al sector del entretenimiento. De acuerdo con Global Initiative Against Transnational Organized Crime (GI-TOC), el tráfico ilegal de especies como chimpancés, bonobos y gorilas para venderlos como animales de compañía se ha multiplicado en los últimos años, y basta con hacer una búsqueda rápida en redes sociales para comprobar que esto es así.

«Internet, a través del comercio electrónico y del marketing en redes sociales, es el medio favorito para acercar a los consumidores a los proveedores», explican desde GI-TOC en su estudio Empty Forests: How politics, economics and corruption fuel live great ape trafficking. «Los segundos, a menudo dueños de mascotas exóticas o de zoológicos, utilizan las redes para comprar y vender animales, incluidos grandes simios, y encontrar nuevos clientes», añaden.

«Algunos tienen millones de seguidores en YouTube, Facebook e Instagram, y TikTok y Snapchat también se están convirtiendo en importantes plataformas de marketing y negociación. Un video de un bebé chimpancé vestido con ropa de niño, por ejemplo, puede llegar rápidamente a numerosos compradores potenciales. A continuación, los acuerdos son negociados fuera de la vista del público, en mensajes privados», señalan.

La mayor parte de estas ventas se realizan en países como China, Pakistán, Libia, Emiratos Árabes Unidos y otros países del Golfo Pérsico. Las cifras que hay detrás indican el valor que puede llegar a alcanzar un animal salvaje en el mercado negro: una cría de chimpancé se vende por unos 100.000 dólares; una de gorila, por unos 550.000.

En el caso de estas especies, la ilegalidad se mezcla con la legalidad: CITES permite su venta si han nacido en cautividad, lo que favorece que algunos vendedores consigan encontrar vías para introducir capturas furtivas en el comercio legal. De este modo, crías capturadas en las selvas de países como la República Democrática del Congo terminan en zoológicos y centros de conservación de diferentes puntos del mundo.

La venta de las especies más icónicas –o de algunas de sus partes, como sucede con los colmillos de los elefantes o las escamas de pangolines– son solo la punta de un gran iceberg. De acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, entre 1999 y 2018 se incautaron ejemplares de más de 6000 especies que estaban a la venta de forma ilegal. La oferta era tan variada que ninguna especie sumó más del 5 % de todas las incautaciones.

La importancia de no sacarse un selfi

Las consecuencias del comercio legal e ilegal de especies son muchas y muy variadas. Van desde la explotación y la deforestación de las selvas hasta el aumento de la corrupción y de la actividad de las mafias, pasando por el maltrato de los propios animales. De acuerdo con GI-TOC, por cada cría de primate capturada para introducirla en el mercado ilegal, los furtivos matan de media seis ejemplares adultos.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), por otro lado, señala que en muchos países las crías de primates son capturadas para que los turistas puedan sacarse fotos con ellas. A menudo son mantenidas en malas condiciones y, cuando son demasiado grandes como para que resulte seguro manejarlas, son abandonadas a su suerte.

Para acabar con esta situación –o, al menos, para reducir las cifras del mercado ilegal de primates–, la organización redactó una guía para publicar fotos de forma responsable. Una guía que sirve para que las imágenes publicadas en la red favorezcan la conservación de los animales y no, como muchas veces sucede, su captura ilegal.

Aunque está dirigida sobre todo a conservacionistas e investigadores que trabajan con primates en su día a día, algunas recomendaciones también nos muestran cómo actuar si, en nuestras vacaciones, tenemos la suerte de ver de cerca alguno de estos animales. Estas son algunas de ellas:

  • No publiques fotografías de primates en los brazos de un cuidador, selecciona mejor aquellas en las que estén solos o con otros ejemplares de su especie.
  • Tampoco publiques fotografías en las que estén siendo alimentados con la mano, jugando o interactuando directamente con humanos, a menos que estos lleven equipos de protección individual adecuados.
  • Asegúrate de que haya una distancia mínima de unos siete metros entre el primate y la persona.
  • En aquellos casos en los que se muestra el trabajo de primatólogos o cuidadores, asegúrate de que explicas el contexto en el que se tomó la foto.

Esto no quiere decir que todas las fotografías vayan a tener un impacto negativo. Muchas otras, que en el Instituto Jane Goodall consideran imágenes positivas, pueden ayudar a promover su conservación. ¿Quién sabe? Puede que tu próxima foto de un animal libre y en la naturaleza ayude a concienciar y a favorecer que en un futuro estos simios dejen de ser capturados y puedan permanecer, para siempre, en su hogar.


Tania Alonso y Juan Fernández son editores de Planeta Mauna Loa. Te hablamos de ellos en este artículo, pero te recordamos que puedes apuntarte a su magnífica newsletter semanal sobre medio ambiente, biodiversidad y cambio climático aquí.

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