Be Real, la red social anti-Instagram que promueve una vida sin filtros

¿Usarías Instagram o TikTok si no te permitieran editar las fotos ni utilizar ese filtro que te deja la piel perfecta? ¿Las usarías si no te dejaran subir contenido cuando quisieras? Todo ello pretende Be Real, una red social que busca volver a la autenticidad y que está arrasando entre la generación Z.


La aparición hace ya unas cuantas décadas de las redes sociales cambió nuestra manera de relacionarnos, pero también la manera de percibirnos a nosotros mismos. La realidad es que ya asumimos que nadie es como sale en la foto a traición que le hicieron para su DNI, pero tampoco como se muestra en Instagram. Un estudio realizado el año pasado por una marca de cosmética reveló que el 23% de las encuestadas –niñas y adolescentes entre 10 y 17 años– no se ve bien si no edita sus fotografías y que un porcentaje similar se siente decepcionada por no tener en la vida real el aspecto que tiene en sus fotos de las redes. Frustración por no ser como el filtro nos dice que podemos ser, angustia por no tener una cotidianidad tan apasionante como las personas que aparecen en nuestro feed… Los psicólogos advierten de que esos sentimientos son cada vez más habituales entre las personas de todas las edades. Y en ese contexto nació Be Real, una red social que va al contrario que las redes sociales.

Si el mencionado estudio estimaba que casi el 42% de las personas invertía más de diez minutos en preparar la foto que va a subir a las redes –y se hace una media de siete selfies diarios– , Be Real solo da dos minutos para crear las fotos. Y esa no es la única norma: todos los contactos comparten el contenido creado a la vez y en directo. Es decir, tus amigos verán lo que estás haciendo realmente.

El funcionamiento es sencillo: Be Real no permite subir contenido de forma constante cuando el usuario lo desee, sino en momentos muy concretos. Cada día la aplicación envía una notificación y, desde entonces, tienes dos minutos para hacerte una foto –simultáneamente con la cámara trasera y la delantera del teléfono–, al igual que el resto de los usuarios. Pasado ese tiempo, no se permite tomar fotos, pero sí comentarlas. Eso sí, la notificación puede sorprenderte en cualquier momento del día, estés donde estés, otro factor que la hace adictiva y real al mismo tiempo: si estás en el sofá o en el trabajo, no podrás subir que te lo estás pasando bomba en una fiesta, o viceversa.

Al compartir tus fotos puedes elegir si decir dónde están tomadas o no, y también puedes elegir si compartirlas de forma privada solo con tus contactos o con todo el público. Si escoges la segunda opción, caerán en una sección similar a la lupa de Instagram, y será visible para usuarios de todo el mundo.

Al igual que sucede con las stories de Instagram, Facebook o Whatsapp, los contenidos de Be Real son efímeros y desaparecen a las 24 horas de ser publicados. Sin embargo, como no se permite crear vídeos ni fotos de manera continua, una vez que hayas visto o interactuado con lo que han subido tus amigos, no tienes más que hacer, y no existe un riesgo tan alto de caer en la dinámica de saltar de un vídeo a otro hasta el infinito como sí sucede en TikTok o Instagram –siempre puedes ver lo que hacen otros usuarios de forma pública en la sección discover, pero no es una avalancha de información nueva constante como sí sucede en otras redes–.

Aunque la plataforma nació en 2020, no ha sido hasta hace unos meses cuando se ha producido una verdadera revolución, sobre todo entre los más jóvenes. Solo en el primer trimestre de este año, la aplicación superó las tres millones de descargas en todo el mundo, un crecimiento exponencial respecto a los meses anteriores. Su público está formado casi en su totalidad por zetas de Estados Unidos, donde está arrasando sobre todo en los campus universitarios, Francia –de donde son originarios su fundadores, Kévin Perreau y Alexis Barreyat–, Reino Unido y España, donde ha superado ya ampliamente el medio millón de descargas.

«No quería pasar por plataformas con lógicas comerciales o de influencia totalmente desconectadas de la realidad», explicaba Barreyat a la revista Elle. Al tener tantas restricciones a la hora de tomar fotos, desde la plataforma consideran que se crea un contenido más divertido y genuino, sin necesidad de mediarlo todo con filtros. De hecho, la aplicación no los tiene, y el reto radica en ser todo lo original y divertido posible en esa ventana de un par de minutos. Así, explican, se pone por delante el papel de las redes para conectarte con tus amigos al de usarlas como mero escaparate de la parte de tu vida que quieres mostrar.

Aún no se puede saber si, en la era del postureo, triunfará una plataforma que basa su discurso en no parecerse en absoluto a Instagram, una red que sigue al alza –solo en España, cuenta con 24 millones de usuarios– con dinámicas propias, influencers y modelos de negocio que no parecen tener sitio en Be Real. Pero su éxito entre los más jóvenes sí que parece indicar un cambio de tendencia a favor de la autenticidad sin filtros, colaboraciones pagadas, fiestas idílicas ni retos virales.

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