Foto: Pau Palacios

Bernat Añaños: «El debate en torno la alimentación debería ser mucho menos emocional y más racional»

La llaman «la transición proteica» y en Heura se han propuesto liderarla. Suena épico, y en parte lo es. Al más puro estilo Silicon Valley, esta empresa fundada en 2017 y concebida en un coworking barcelonés ha conseguido, en pocos años, facturar más de 30 millones de euros y distribuir sus productos en una veintena de países. Hablamos con Bernat Añaños, uno de los artífices de este universo del trampantojo vegano que nace con el objetivo de empoderar a las personas para cambiar el actual sistema alimentario por uno más sostenible, saludable y nutritivo. Para este empresario activista, «que un día consumas carne vegetal ya es una buena noticia». Así que, carnívoros y no carnívoros, esta charla es para vosotrxs.


Dices que Heura surge de la frustración. Háblanos de esos orígenes.

Vimos que estaba creciendo la concienciación de mucha gente sobre la necesidad de cambiar la forma en la que consumíamos. Personas que se dieron cuenta de que el sistema alimentario era una gran parte del problema, pero que iban al supermercado y no encontraban aliados que les ayudaran a reducir su huella de carbono, a comer más saludable o a respetar más a los animales. Y cuando no hay un puente entre la concienciación y los cambios de consumo, se genera frustración. Ahí es cuando vimos que nosotros podíamos ser ese puente.

¿Qué es ser una marca activista?

No seguir lo que se supone que tienes que decir o hacer para llegar a más gente. No aceptar lo que dicen las tendencias, sino intentar acelerar aquellos cambios que son importantes. ¿Lograr una alimentación más respetuosa con los animales, con el planeta y con la salud de las personas en 50 años? ¿Por qué no trabajamos para llegar en 20? Heura nace de la inquietud por cambiar las cosas. Es una misión hecha empresa.

No habéis dejado de crecer rápidamente. En 2022 disparasteis la facturación y esperáis superarla este año, si bien la empresa aún no es rentable.

Tenemos el foco en liderar la transición proteica desde Europa y en Europa en un primer momento. A nivel rentabilidad, el plan es ser rentables a principios de 2025. En Iberia (España y Portugal) pretendemos ser rentables en los próximos 12 meses. Sobre las líneas de producto, el plan es expandir y dar más opciones. De momento tenemos productos que son sucesores del cerdo, la ternera, el pollo y el pescado. Queremos seguir desarrollando los ya existentes para mejorar texturas, sabor, nutricionales e incluso valores de sostenibilidad, pero también queremos saltar a otras verticales proteicas. Acabamos de lanzar una patente que nos permite sacar esas nuevas categorías, sin aditivos.

¿Productos más sanos, pero ultraprocesados?

Los nutricionistas se focalizan en los macro y los micronutrientes y en la lista de ingredientes, y Heura es un producto que recomiendan. Solo hace falta girar el paquete y compararlo con los homólogos de carne animal. Hacemos productos que tienen una densidad proteica altísima, siempre bajos en grasas saturadas y altos en fuente de vitamina B12. Realmente ponemos mucho foco en esto porque entendemos que cambiaremos las cosas si somos capaces de crear productos que sean mejores en todo.

«Heura nace de la inquietud por cambiar las cosas. Es una misión hecha empresa»

¿Qué significa liderar para Bernat Añaños?

Para mí, liderar es plan y equipo. Tener una visión clara de hacia dónde vas y un equipo a largo plazo, que se pueda desarrollar. También es aprender constantemente y tener la capacidad de ser supervulnerable y de levantarte y seguir. Ser muy joven en una industria nueva implica algunos riesgos. Liderar implica además ser flexibles, y más con la coyuntura actual y con todo lo que nos ha pasado en medio: guerras, crisis, covid… Los hábitos de consumo, marcados ahora por la inflación, van cambiando y son súper volátiles, por eso hay que ser muy adaptables. Por último, liderar es saber delegar, confiar y generar una cultura de empresa donde el feedback se pueda dar y recibir como algo constructivo.

Foto: Pau Palacios

¿Es Heura para todos los tipos de consumidor?

Más del 80% de los consumidores de Heura toman proteína de origen animal. Habríamos fracasado si solo nos comprasen los que ya consumían tofu antes. El cambio solo será posible si unimos al 99% de personas que aún no consumían este tipo de productos. En ese sentido, en Heura hemos sido imperfectos. Nos hemos ido a la Luna y, ahora, mirando a la Tierra, nos damos cuenta de que nos hemos dejado a mucha gente atrás. Estamos en ese viaje de vuelta para recoger a toda esa gente.

¿Es necesario dejar de comer carne para mantener una alimentación sostenible y saludable?

Los consumos de carne animal actuales son insostenibles. Están fuera de cualquier recomendación de la OMS, la FAO, Greenpeace… Nos estamos cargando el planeta y aparte hay un montón de enfermedades conectadas directamente con el consumo de carne, sobre todo cardiovasculares, que son la primera causa de muerte de Occidente. Dicho esto, para ser más sostenible no hace falta que dejes de comer carne. Tampoco hace falta que consumas Heura. Hay muchas maneras de ser sostenibles. Hay mucha gente, yo mismo, a la que nos encanta la carne, pero no las consecuencias de la carne. Por eso creamos Heura. El debate en torno a la alimentación debería ser mucho menos emocional y mucho más racional.

¿En qué sentido?

Lo que ocurre con la alimentación no ocurre con la energía renovable o con los coches eléctricos, por ejemplo. La gente ve guay un Tesla porque hace menos ruido y genera menos emisiones; hay una unanimidad sobre que representa más el futuro que lo que había antes. Cuando veo en las noticias que España lleva tres días seguidos produciendo más renovable, pienso, hostia, los cambios son posibles. Y no hay nadie que pueda estar en contra de esto. En cambio, cuando hablamos de los productos de origen animal, hay una emocionalidad. Aún no hemos sabido comunicar que debemos de seguir comiendo carne o pescado, huevos o leche de una forma mucho más sostenible. Tenemos que conseguir lo mismo que se ha conseguido con la transición energética o la automoción: transitar hacia una alimentación más vegetal de la mano todos los actores, ordenadamente y sin dejar a nadie atrás. Está en nuestras manos y no se puede esperar al last call.

«Hay muchas maneras de ser sostenible. No hace falta que dejes de comer carne»

¿Por qué llamar carne a algo que no lo es?

Los cambios importantes los tenemos que hacer accesibles y fáciles. Los consumidores no son tontos, saben distinguir si están comprando una hamburguesa de origen animal o vegetal. Nadie dice que un coche eléctrico no es un coche. ¿Por qué inventar una palabra para llamar a la hamburguesa de soja? ¿Qué estamos intentando proteger?

¿Cómo interfiere el precio en la compra?

Es una barrera. Todos los productores y marcas de carne vegetal, aparte de crear productos ricos, sostenibles y saludables, tenemos que priorizar que sean también accesibles.

Aplicar los métodos del activismo en la comunicación de una marca implica jugar en ese terreno pantanoso entre el rigor informativo y la simplificación de los mensajes. El lema «Una hamburguesa de carne contamina más que tu coche» estampado en una gran lona en las calles de Madrid os ha costado alguna denuncia. ¿Os mereció la pena?

Queríamos lanzar un mensaje que está basado en datos. Se pone mucho el foco en los coches, en el plástico o en el azúcar, pero no en el enorme impacto de la industria de la alimentación, que es mayor que el del transporte. ¿Se podría invitar a este debate generando menos ruido en favor de más reflexión, centrándolo en la búsqueda de soluciones? Seguramente sí, y buscaremos la manera. Sobre todo porque cada minuto que estás en un tribunal estás dedicando tiempo a proteger el pasado, y nos tenemos que centrar en crear el futuro. A pocos metros de la pancarta, en el Congreso, se está hablando de Agenda 2030. La Agenda 2030 también va de transformación del sistema alimentario. A mí me encantaría que el debate no necesitase lonas de Heura porque llegara de forma orgánica.

Escribías en tu Instagram: «Tengo la sensación de que la vida se me escapa. Como si quisiera vivir 1.001 vidas en una sola». ¿De dónde surge esa inquietud?

Me encantaría saberlo. Yo creo que viene de un amor loco a la vida y al planeta, y a enamorarse de los momentos. Me pasa mucho cuando viajo. Pienso en cómo sería si hubiera nacido ahí. ¿Más feliz? ¿Menos? ¿Qué tipo de preocupaciones tendría o cómo hubiera desarrollado mi vida? Creo que ese fomo nace de la creatividad, y también porque soy de fácil distracción. Ser consciente de ello me está ayudando mucho a disfrutar del presente y de las pequeñas cosas. Eso es muy guay. Coger la furgo y estar con mis amigos viendo las estrellas y sentir que no quiero nada más. Y lo digo desde el privilegio. Hay mucha gente que no puede escoger, que tiene un único camino.

«Imagino un mundo en el que seamos menos antropocéntricos y entendamos que formamos parte de un ecosistema mucho mayor»

Hablemos de salud mental. ¿Cómo te afecta la presión de llevar una marca como Heura, las decisiones, las polémicas en redes…?

Es complejo. Nunca estás preparado para críticas poco respetuosas de personas que no conoces. Y eso que tengo un impacto mucho menor que muchos otros. Pienso en los políticos… ¿cómo duerme esta gente? Pero bueno, supongo que también hay tipos de caracteres. Yo soy una persona hipersensible. Me lo he tenido que trabajar mucho y sigo en ello. El paso por Heura también me ha ayudado a generar espacios de seguridad y a poder hablar de los problemas; a saber que hay que compartir tus inquietudes, frustraciones, presiones, y las cosas buenas. También he aprendido a recibir críticas como un regalo. Y a pedirlas. Creo que nos tendrían que educar mucho más en dar y recibir opinión.

«Uno siempre vuelve a los viejos sitios donde amó la vida». ¿Cuál es el tuyo?

La montaña, sin duda. Ahora soy un chico de ciudad porque es mi etapa vital, pero mi sueño es vivir en una casita en la montaña, con un gatito y un café caliente por la mañana. Con mucho menos ruido que el que ahora me envuelve –y que disfruto, eh–, pero mi sitio es la montaña.

Si cierras los ojos, ¿cómo te imaginas el mundo que viene?

Un mundo donde nos respetemos las personas y a los otros seres vivos, y en el que ya no haya debates sobre los básicos. Un mundo en el que seamos un poco menos antropocéntricos y entendamos que formamos parte de un ecosistema mucho mayor. Un mundo donde, después de una etapa de hipercrecimiento y locura, de anteponer mucho los beneficios económicos a los beneficios planetarios, sepamos encontrar el equilibrio entre crear economías y empresas que funcionen y regenerar lo que hemos destruido. Si existo por algo, es por esto.

Foto: Pau Palacios

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