Las múltiples caras del bullying

En un camino que recorre desde sus orígenes en 1945, Cola Cao se focaliza en empoderar a los niños y niñas. A través de su Fundación intentan abordar una de las principales barreras del desarrollo de la personalidad infantil, el bullying. Gracias a la sensibilización y la divulgación promueven el debate social para poner sobre la mesa una situación que muchas veces se vive en silencio. En La Caja de Arena, una serie de ficción impulsada por la misma Fundación ColaCao, el acoso escolar es narrado desde 6 perspectivas diferentes para entender todos los puntos de vista de quienes participan en el proceso.


En cada clase de España se sientan casi dos estudiantes que sufren acoso escolar. Esta es la cifra cifra que arroja la que es, hasta la fecha, una de las investigaciones más completas de las realizadas en España sobre el bullying y que ha descubierto, además, que casi cinco estudiantes por aula han sido testigos de situaciones de acoso en los últimos meses. En números absolutos: hay más de 220.000 alumnos acosados y más de 74.000 acosadores en el sistema educativo de nuestro país.

Las conclusiones de esta investigación impulsada por la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid y la Fundación ColaCao -en la que han participado 21.000 estudiantes entre los niveles de 4º de Primaria a 4º de la ESO de 17 comunidades autónomas- evidencian la necesidad de visibilizar una problemática de la que, si bien conocemos sus consecuencias, todavía no se habla lo suficiente como para saber cortarla de raíz. 

Para abrir la puerta a este diálogo social, la Fundación ColaCao ha impulsado La caja de arena, una serie ficticia estrenada el pasado mes de noviembre que se puede ver de forma gratuita en Atresplayer y que, en seis capítulos, narra un caso de acoso escolar desde las perspectivas de seis adolescentes involucrados en el conflicto. «Creemos que La caja de arena puede ayudar a cambiar actitudes, que es el objetivo que tenemos como entidad: caminar hacia una sociedad libre de bullying», afirma Xavi Pons, miembro del Patronato de la Fundación ColaCao y CEO de Idilia Foods

Creada en colaboración con el Consejo Superior de Deportes y la Fundación Deporte Joven, la serie busca concienciar a los menores del impacto que tienen sus acciones en el acoso escolar, la importancia de verbalizar los problemas y cómo utilizar herramientas como el deporte o la terapia para combatir y evitar situaciones de violencia. Conseguirlo depende de conocer todas las piezas de este intrincado puzzle en el que víctimas, acosadores y testigos tienen marcados papeles muy concretos. Exploramos quién es quién en esta historia.

Carlos, la víctima

Carlos refleja cómo, en el entorno escolar, cualquier alumno puede convertirse en blanco de burlas. Su historia representa ese punto de no retorno en el que la víctima, de repente y sin saber con certeza por qué, pasa a ser la diana de los insultos: en su caso, Carlos falla el último gol del partido, lo que le lleva a ser duramente criticado por sus compañeros de clase. 

Así, su acosador, junto a otros compañeros, comienza a insultarle mediante pequeñas bromas ofensivas que generan confusión al adolescente, pero pronto la situación escala y alcanza la agresión física. Carlos, un joven con numerosas inseguridades, una gran autoexigencia y temor al fracaso, se ve entonces desbordado por la situación, lo que le lleva a sumergirse en un ciclo de aislamiento y sufrimiento. 

Aaarón, el acosador

El personaje de Aarón se caracteriza por ser destructor, egoísta, manipulador y con una imperante necesidad de tener prestigio social. Es un claro ejemplo de cómo las experiencias familiares pueden tener un impacto significativo en la formación del comportamiento, lo que constituye uno de los factores de riesgo para convertirse en acosador. 

El entorno familiar disfuncional de Aarón, que le lleva a sentirse desatendido y desprovisto de una guía paterna fundamental en la adolescencia, provoca que el adolescente busque evadirse de su realidad y, entre otras decisiones destructivas, opte por acosar a Carlos. Además de eso, detrás de esta decisión se esconde una gran envidia por no haber sido seleccionado como él en el equipo de fútbol, ya que considera que esto podría haberle ayudado a ser más apreciado en casa. 

La historia de Aaron demuestra cómo las experiencias familiares y personales, entre otros factores, pueden marcar el perfil tipo de un acosador que, tal y como destaca el estudio impulsado por la Fundación ColaCao, acostumbra a tener un patrón de conducta más agresivo y antisocial a diferencia de las víctimas, quienes reflejan una mayor vulnerabilidad a pesar de ser más sociales. 

Dani, el refugio en el deporte 

El hermano de Carlos se siente invisible para su familia y su pareja pese a tenerlo todo. Por eso se adentra rápidamente en una conducta destructiva que le lleva a dañar a quienes más quiere y rodearse de personas que le ponen en situaciones de riesgo.

La confusión y la ira le ciegan hasta tal punto que es incapaz de ver el bullying que está sufriendo Carlos. Sin embargo, pronto encuentra en el deporte una vía de escape que le ayuda a liberar esas emociones negativas y a ver todo desde una perspectiva más clara. Por eso, acaba siendo consciente de lo que le está ocurriendo a Carlos y se compromete a tomar responsabilidad de sus acciones. 

Con este personaje, La caja de arena busca enfatizar en el rol del deporte como aliado. El deporte puede ser un motivo de conflicto, pero está demostrado que también ejerce de herramienta preventiva y socializadora de primer orden. Concretamente, la actividad física en equipo promueve el trabajo cooperativo, la corresponsabilidad y la empatía, por un lado, y por otro, según un estudio de la Universidad de Córdoba, mejora la autoestima, la autorregulación y el autocontrol, y ayuda a encontrar estrategias para evitar conflictos. 

Joana, la nueva víctima

Joana es introvertida, tímida e insegura. Se evade del mundo a través del dibujo. Acaba de cambiar de instituto. Como decenas de víctimas en la realidad, esta joven sufre acoso en el nuevo centro educativo por ser considerada «diferente» al resto. Aunque sus padres están pendientes de ella, no comparten lo que le está sucediendo y los únicos que pueden ayudarle son los testigos que, por temor a convertirse también en víctimas, optan por el silencio. 

Así, la historia de Joana recalca la necesidad de mantenernos atentos a los signos de sufrimiento emocional en los jóvenes y recuerda a los adolescentes que es fundamental advertir sobre una situación de acoso a un adulto responsable para brindar a las víctimas el apoyo que necesitan y generar, así, una cultura de respeto y tolerancia donde todos los alumnos se sientan protegidos. 

Destruir el silencio que rodea al bullying y evitar que las víctimas se vean inmersas en una espiral de soledad y aislamiento es asegurar su bienestar emocional. Y es fundamental hacerlo en una etapa tan convulsa como la adolescencia donde ya se ha identificado una preocupante tendencia: los suicidios en menores de quince años se han triplicado, pasando de siete en el año 2019 a 22 en 2021. 

Irene, el apoyo 

El personaje de esta adolescente que juega al fútbol demuestra la importancia de que las víctimas de acoso escolar cuenten con redes de apoyo que les ayuden a gestionar sus emociones y, así, puedan evitar los desenlaces más graves. Su historia, además, sirve de moraleja para entender por qué es fundamental no juzgar a las personas por lo que parecen ser o tener, ya que la personalidad amable y sociable de Irene está fuertemente marcada por sus experiencias de la infancia, que ahora le hacen sufrir de una responsabilidad excesiva por las situaciones ajenas y un constante sentimiento de culpa. 

Además de ser una pieza clave para ayudar a Carlos a verbalizar lo que está ocurriendo y darle fuerzas para pedir ayuda, Irene también pone sobre la mesa una urgencia que destaca la investigación impulsada por la Fundación ColaCao: es fundamental que los adolescentes sepan a quién pedir ayuda en el centro educativo ante un problema como este. Actualmente, solo el 66% de las víctimas de acoso escolar tienen claro a quién acudir.   

Samu, el que lo cambia todo 

Samu se convierte en la carta que cambia la partida. Representa un rol de testigo muy concreto: el que se mueve entre dos situaciones conflictivas. Él es testigo del acoso que sus amigos ejercen sobre otros compañeros de clase, incluido Carlos, lo cual le hace sentirse incómodo e impotente. Sin embargo, teme que, de oponerse a lo que hacen sus amigos, también lo acosen a él.

Sin embargo, tras ver en varias personas las serias consecuencias que puede acarrear consigo el bullying, Samu se siente abrumado por la culpa y decide buscar ayuda. Es él quien narra lo ocurrido en terapia, a través de la caja de arena -una técnica terapéutica para ayudar a los pacientes a explorar sus emociones de manera no verbal- que le ayuda a comprender que cada alumno puede hacer algo por evitar el acoso escolar, empezando por alzar la voz.


Si quieres ver todos los capítulos de ‘La caja de arena’, puedes hacerlo de forma gratuita aquí.

Si eres víctima de bullying o crees que puedes estar sufriéndolo, puedes llamar al Teléfono contra el acoso escolar del Ministerio de Educación y Formación Profesional: 900 0180 018. Disponible las 24 horas al día, los 365 días del año.

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