sostenibilidad hedonismo

Sostenibilidad también es hedonismo

«Rodeados de distopías que ponen en orden nuestros peores temores, hemos olvidado que la transición hacia un nuevo modelo es también una oportunidad para el placer».


Dicen que cada generación se enfrenta a retos cuyo resultado trasciende a ella misma. Los hay más épicos, como aquellos que tuvieron que afrontar quienes reconstruían Europa tras la Segunda Guerra Mundial, o quienes empujaron para que la democracia llegara a España; y más silenciosos, como los que, sin grandes efemérides, van asentando instituciones o consolidando culturas. Generalmente estos desafíos se entienden en términos de problema, pero ¿qué tal si empezamos a verlos como una oportunidad?

Una oportunidad para vivir mejor. Todos y todas. Las que estamos y los que vendrán. Parece obvio, ¿verdad? Pues esto, y no otra cosa, es la sostenibilidad a nivel económico, social y medioambiental, un paradigma cuyo n último no es otro que intentar que todos vivamos lo mejor posible, incorporando también a los que llegarán. Esta afirmación obliga a abrir un debate con urgencia. ¿Qué es eso de vivir bien? Pocas preguntas se me antojan más apasionantes. En esa discusión emergen, junto a los valores, pautas de comportamiento, ilusiones, miedos, anhelos y sombras. Con todos ellos se construye el lugar al que se quiere llegar.

Rodeados de distopías que ponen en orden nuestros peores temores, hemos pasado demasiado tiempo recreándonos en ellas y olvidando la importancia de construir utopías que sirvan de señales que guíen nuestro camino compartido. Ahora que parece que, a golpe de evidencia científica, nos vamos convenciendo de la gravedad de la situación, urge correr a imaginar ese mañana como algo deseable, porque el tiempo se acaba. Tenemos diez años, dicen, para evitar los peores escenarios.

Habrá quien piense que la solución tendrá que venir del lado de la ciencia, quien mire a las instituciones políticas buscando respuesta, quien espere a que las empresas le digan qué hacer, quienes acusen a esos ciudadanos incautos que parecen estar ajenos a esta realidad. Por supuesto, no faltarán quienes vean en los medios de comunicación a los causantes de todo negacionismo e inmovilismo.

Seguro que todos ellos aciertan, al menos, en parte, en su enfoque. Sin embargo, todos olvidan —olvidamos— algo: que el primer gran paso ha de venir por entender la transición como una oportunidad para el placer. El placer de habitar ciudades con aire limpio, zonas verdes y pocos ruidos. El disfrute de saborear alimentos de calidad que, además de cuidar del planeta, hagan lo mismo con nuestra salud. El gusto de pasear por parajes recuperados, disfrutando de costas, montañas y horizontes claros. El bienestar que garantiza que esto sea para todas las personas, las que habitamos hoy el planeta, en cualquiera de sus latitudes, y las que lo harán mañana.

Entender que la sostenibilidad es una visión hedonista de la vida nos ayudará a emprender la carrera para imaginar utopías posibles que definan ese futuro común.


Cristina Monge es politóloga, investigadora y presidenta de +Democracia.

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Igluu, con su consentimiento, tratará sus datos para enviarle la newsletter. Para el envío se utiliza MailChimp, ubicado fuera de la UE pero acogido en US EU Privacy Shield. Puede ejercer sus derechos de acceso, rectificación o limitación, entre otros, según indicamos en nuestra Política de privacidad.